Revista Farmacéuticos - Nº 395 - Mayo 2014 - page 42

FARMACÉUTICOS N.º 395 -
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man y se incrementa el número de leucocitos en ambos casos,
aunque de forma más intensa en la estreptocócica. En el 50% de
los cuadros de faringitis no se puede precisar el microorganismo
responsable. De la otra mitad, entre el 70% y el 80% se deben a
procesos virales y el resto (20-30%) son causadas por bacterias
(estreptococo betahemolítico). Los casos de faringitis virales se
suelen acompañar de moqueo persistente, tos, ronquera, conjun-
tivitis y diarrea y, por lo general, son procesos leves y autolimi-
tados. Si se sospecha un cuadro de naturaleza infecciosa, se hace
necesario remitir el paciente al médico para realizar una explo-
ración local, regional y general. Si no existen síntomas de grave-
dad se puede tratar a nivel ambulatorio. Si el paciente presenta
signos de gravedad, como trismus o tortícolis, debería ser hospi-
talizado o sometido a exploraciones más amplias.
Generalmente, la exploración clínica no permite establecer
definitivamente la etiología de la faringoamigdalitis pero, en
general, la afectación de varias mucosas (conjuntivitis, rini-
tis, ronquera, tos, diarrea y estomatitis) orienta hacia la etio-
logía vírica. Por su parte, la faringoamigdalitis por estreptoco-
co betahemolítico del grupo A se suele presentar en invierno y
primavera, en niños de 5 a 15 años, y tiene un comienzo brus-
co con fiebre, cefalea, dolor de garganta y dolor abdominal,
inflamación faringoamigdalar, a menudo con exudado, ade-
nitis cervical dolorosa, petequias en las amígdalas o el pala-
dar y a veces exantema escarlatiforme, en ausencia de rinitis,
tos, ronquera y diarrea. En estos casos, el diagnóstico ofrece
pocas dudas. Sin embargo, en muchas ocasiones, faltan varios
o algunos de estos signos y síntomas, por lo que el diagnóstico
se complica. Algunos signos y síntomas se han elegido como
referencia, para definir la necesidad de tratamiento en estos
casos y si no es posible el diagnóstico microbiológico (por
ejemplo, en países en vías de desarrollo); ejemplos de dichos
signos y síntomas son la adenitis cervical o la existencia de
exudado faríngeo. Únicamente el diagnóstico microbiológico,
mediante cultivo o realización de pruebas rápidas, permite la
confirmación fidedigna de la etiología.
La erradicación del estreptococo de la nasofaringe es esen-
cial para la prevención de la fiebre reumática. Un 10-20% de
los niños en edad escolar son portadores asintomáticos de
estreptococo A durante los meses de invierno y primavera.
Estos casos pueden valorarse como fracasos terapéuticos si se
realiza un cultivo faríngeo después del tratamiento.
Algunos niños padecen episodios repetidos de faringitis en
los que se aísla estreptococo betahemolítico del grupo A. El
problema en estos casos radica en diferenciar si son portado-
res crónicos de estreptococo o si padecen faringitis estreptocó-
cicas recurrentes. En general, se consideran portadores cróni-
cos en las siguientes circunstancias: 1) los hallazgos clínicos y
epidemiológicos (edad, estación) sugieren etiología viral; 2) la
respuesta a los antibióticos es mala; 3) los cultivos faríngeos
son positivos entre los episodios; 4) no hay respuesta seroló-
gica a los antígenos extracelulares del estreptococo A (anties-
treptolisina y anti-ADNasa B).
Como causas de faringitis estreptocócica recurrente se conside-
ran la falta de cumplimiento del tratamiento, la inactivación de la
penicilina
in situ
por la microbiota productora de betalactamasas
presente en la faringe, la tolerancia a la penicilina del estreptoco-
co del grupo A, la formación de acúmulos de estreptococos (bio-
capas o biofilms) en las amígdalas infectadas o hipertrofiadas que
impiden una respuesta definitiva a los antibióticos, pudiendo nece-
sitar dosis más altas o durante más tiempo, la capacidad del anti-
biótico para eliminar el estado de portador y la existencia de porta-
dores asintomáticos en el mismo domicilio que pueden facilitar la
reinfección del paciente. El tratamiento antibiótico está indicado
en las recurrencias verdaderas. Finalmente, cuando un niño tiene
6 o 7 episodios de faringoamigdalitis estreptocócica al año, pese a
cumplir correctamente los tratamientos antibióticos, estaría indi-
cada la amigdalectomía.
En ocasiones, la progresión de una infección viral, si el sis-
tema inmune del individuo no es capaz de combatirlo, pue-
de favorecer la infección secundaria por bacterias. En el caso
de infecciones por estreptococos betahemolíticos de grupo A
(
S. pyogenes
), la evolución espontánea, sin tratamiento, supo-
ne un riesgo importante de complicaciones graves como la fie-
bre reumática o la glomerulonefritis. Por todo ello, existe un
amplio grupo de pacientes que deben ser derivados de forma
automática al médico, como son los niños menores de 10 años
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