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NUEVOS FÁRMACOS
Panorama Actual Med 2013; 37 (362): 268-273
INSOMNIO
El insomnio es una sensación subjetiva de malestar
respecto a la duración o a la calidad del sueño, que se
percibe como insuficiente y no reparador, y que afecta
negativamente a la actividad cotidiana del sujeto
(
Álamo, 2009
). En el insomnio es habitual la presencia
de incapacidad para conciliar el sueño, el aumento del
número de despertares nocturnos, la disminución del
tiempo de sueño con despertares demasiado tempra-
nos o la sensación de que el sueño ha sido insuficiente.
De acuerdo con los criterios DSM-IV (
Diagnostic and
Statistical Manual of Mental Disorders
, 4ª edición), el
diagnóstico de insomnio primario requiere que estos
síntomas se presenten al menos tres veces a la semana,
durante todo un mes. Es importante considerar que el
efecto de este trastorno no se limita a las horas noc-
turnas, ya que comporta distintas alteraciones de la
actividad diurna, como una disminución de la aten-
ción, un menor rendimiento intelectual, un descenso
notable de la energía y una mayor irritabilidad e ines-
tabilidad emocional, entre otras. El insomnio puede ser
consecuencia de muy diversos trastornos orgánicos,
psíquicos o factores externos (insomnio secundario),
aunque aproximadamente en un 10-20% de los casos
se puede considerar como un trastorno primario.
Se estima que el insomnio afecta a un 30% de las
personas mayores de 55 años (
Lemoin, 2012
); en Es-
paña un 20,8% de las personas mayores de 15 años
tienen insomnio, siendo más común en las mujeres
que en los varones (23,9% vs. 17,6%) e incrementán-
dose la prevalencia con la edad (
Ohayon, 2010
).
El
sueño
puede ser definido como un estado de
disminución de la consciencia, fácilmente reversible,
en el que se produce una reducción de la capacidad
motora y de la respuesta al medio ambiente. El sueño
es necesario para una actividad fisiológica “activa” y,
por tanto, fundamental para el bienestar, la calidad
de vida y el normal funcionalismo del individuo. En un
sujeto adulto joven, el sueño se suele distribuir en las
siguientes fases:
• Fase 1 (de adormecimiento): 5%.
• Fase 2 (sueño superficial): 45-50%.
• Fases 3-4 (sueño profundo): 25%.
• Fase REM (
Rapid Eyes Movements
): 25%.
Cuando se producen alteraciones en el ritmo sincro-
nizado de estas fases del sueño, tienen lugar diversos
trastornos del sueño. La sincronización de los ritmos
sueño-vigilia durante el ciclo noche-día se encuentra
regulada por la luz, la actividad física e intelectual, así
como por las costumbres. El control del sueño es un
proceso complejo que implica varias estructuras cere-
brales y sistemas de neurotransmisión, entre los que
cabe destacar – además de la corteza cerebral – el
tálamo y el tronco cerebral, estructura ésta donde se
localizan una serie de núcleos responsables del control
de funciones vitales, como la respiración, el ritmo car-
diaco y, por supuesto, el sueño. En el humano adulto,
el sueño está consolidado como una forma monofásica
(“dormir de un tirón”), sometida a un ciclo diario o
cir-
cadiano
, de acuerdo a la disminución de la exposición
a la luz solar por la noche.
La fase de sueño REM, paradójico o rápido, se ca-
racteriza por presentar una actividad en el electroence-
falograma (EEG) similar al estado de vigilia, con hipo-
tonía muscular y movimientos oculares rápidos, siendo
en esta fase donde se producen las ensoñaciones y
cambios vegetativos (por ejemplo, modificaciones de
la tensión arterial). Por el contrario, el sueño no-REM
es lento, sin movimientos oculares rápidos, el tono
muscular se conserva y hay un enlentecimiento pro-
gresivo del EEG. Fisiológicamente, durante la fase REM
se produce una sincronización de las proyecciones
talamocorticales, lo que es responsable del aumento
de la actividad registrada en el EEG; por el contrario,
durante el sueño no-REM hay una desincronización de
las mismas y el efecto opuesto en el EEG.
Son diversos los grupos neuronales que desem-
peñan un papel en el control del ciclo sueño-vigilia,
distribuidos por el tronco encefálico y el diencéfalo, y
mediados por diferentes neurotransmisores. Los prin-
cipales están situados en el área ventrolateral posterior
del núcleo preóptico, el cual se encuentra mediado por
el ácido
γ
-aminobutírico (GABA) y la galanina; la región
tuberomamilar del hipotálamo posterior, mediada por
la histamina; el núcleo dorsal del rafe, de carácter sero-
toninérgico; el sistema dopaminérgico mesencefálico;
el
locus coeruleus
, principal núcleo noradrenérgico del
sistema nervioso central (SNC) y el área tegmental la-
terodorsal o núcleo pontino de la protuberancia, me-
diada por la acetilcolina.
Durante el despertar, la actividad noradrenérgica,
serotoninérgica, histaminérgica y colinérgica está au-
mentada y disminuye progresivamente durante la fase
de sueño no-REM. Por su parte, durante el sueño REM
la actividad noradrenérgica, histaminérgica y seroto-
ninérgica se encuentran muy reducidas, mientras que
CIRCADIN
®
(Juste)
MELATONINA