Revista Farmacéuticos - Nº 409 - Octubre 2015 - page 43

FARMACÉUTICOS N.º 409 -
Octubre
2015
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ARTÍCULO CON FIRMA
S
uena un acorde. Un aspergio mayor. Rompen las trompas
el expectante silencio que envuelve al auditorio. La natu-
raleza se va haciendo presente a través de la música, y el
público comienza a percibir los murmullos del bosque y
las alegres voces de los espíritus fluviales. Las misterio-
sas ninfas, encargadas de custodiar el oro del río: las Hijas del Rin.
Así empieza la extensa tetralogía operística “El anillo del Nibelun-
go”, basada en leyendas medievales compuesta porWagner. Nadie
como él ha sabido transmitir la voz inspiradora de la naturaleza,
sus sueños mágicos, paisajes que suenan
y un río, el Rin, que respira al fluir. Río
al que se le robó el oro. Pero el verdadero
oro del Rin se encuentra en sus orillas. Es
la uva Riesling: blanca, pequeña y dora-
da, rica en aromas florales: melocotón
y manzana verde. Produce unos vinos
extraordinarios sin necesidad del roble
de las barricas. Los más famosos son
los llamados vinos de hielo, dulces y de
poca gradación que se consiguen al reco-
lectar las uvas a temperaturas bajo cero.
Desde Basilea a Holanda, entre castillos
y leyendas, se recuestan las vides en las
laderas escarpadas bebiendo el sol. Esta
planta leñosa y trepadora, constructora
de paisajes, cambia el color de sus frutos
cuando deja atrás el suspiro de los bos-
ques y se va desplazando hacia poniente.
Los racimos se vuelven violáceos, como
la tarde; nacen las uvas Merlot: dulces,
menudas, de lustrosa piel, que producen
un vino rubí; y las Cabernet Sauvignon:
de pulpa firme, rica en taninos y recuer-
dos de flor en su ser. Ambas reinan en
los viñedos franceses entre los ríos Garo-
na y Dordoña. Respiran sus palmeadas
hojas los aires del océano mientras sus
retorcidos troncos entierran sus raíces en
tierras calizas. Esta es la alquimia de los
ricos caldos de Burdeos.A su paso por esos pagos, guardó el pere-
grino una botella en su mochila, por aquello de con pan y vino se
hace el camino y salió hacia Compostela. Bajó montañas y subió
colinas. Le gustaba acercarse a los monasterios donde habitaba la
sabiduría. Aprendió que durante la Edad Media fueron los mon-
jes los custodios del cultivo de las vides y la elaboración del vino.
Se consumía con uso medicinal como antiséptico, a través del al-
cohol y del tanino, o dietético usualmente mezclado con miel. Los
vinos medicinales, tónicos, especiados, aromáticos, actualmen-
te clasificados como preparaciones fitofarmacéuticas, se cono-
cen desde antiguo: vinos de rosas, de eneldo, de peras, anís, laurel,
etc. Los más famosos han sido sin duda los vinos quinados. Estos,
utilizados como reconstituyentes y/o como vinos para enfermos,
eran considerados productos milagrosos. Curiosamente se etique-
taban con nombres de santos y vírgenes tales como Santa Catali-
na o Virgen de Los Milagros. Estaban elaborados a base de quini-
na, alcaloide que se usó hasta principios del siglo XX para tratar la
malaria, el tifus o la gripe, por sus propiedades febrífugas y anti-
sépticas. Además tuvieron gran éxito los vinos de botica: antidia-
béticos, yodo tánicos o ferruginosos, que curaban anemias, “neu-
rastenias”, raquitismos o debilidad general. También se desarrolló
un vino con hojas de coca
(vin mariani)
que estimulaba el siste-
ma nervioso central y que cautivó a los papas Pío X y León XIII,
que fue posteriormente prohibido. Pero volvamos al camino, al
Monasterio de Irache, en Navarra, donde una fuente mana vino.Y
lo hace para animar al peregrino, que por tierras de Berceo, al río
Oja se asoma. Junto al Ebro y el Najerilla, en los campos riojanos,
van madurando los racimos de uvas Tempranillo –precoz y con
cuerpo–; Mazuelo –dulce y oscura–; Graciano-pequeña y redon-
da-; y la Garnacha tinta, a la vera de las de
tonalidad blanca. Magníficas variedades del
fruto de la Vitis vinífera, arbusto creador de
tornasolados paisajes y de sabrosos y deli-
ciosos vinos con denominación de origen
“la Rioja”. Aunque la viticultura fue intro-
ducida en España por los fenicios y carta-
gineses, fueron los romanos los que impul-
saron la economía del vino. Mención aparte
merecen los viñedos alpinistas de la Ribe-
ra Sacra, donde vertiginosamente las uvas
Mencías, milenarias y sensuales, ricas en
polifenoles, se asoman a los cañones del Sil.
Río que vierte sus aguas al Miño, el cual,
escondido entre la niebla, narra leyendas y
supersticiones, recordando a las hechiceras
y a los míticos hombres-pez que dicen que
en su mundo moran. Crecen en sus riberas
las vides que producen un vino de aroma
floral y afrutado y que tiene el honor de ser
el primero que pisó tierras americanas de la
mano de Colón: el Ribeiro. Se abre el Miño
fundiendo sus dulces aguas en la inmensi-
dad salada que viajará hasta el impactan-
te estuario que dio nombre a todo un país y
a un vino: Portus Cale (actual Oporto). Tin-
tas Barroca de piel delgada, Roriz o tem-
pranillas de piel gruesa; vigorosas Touriga;
antiguas y aterciopeladas Cào. ¡Sois el alma
del Oporto tinto! Frutos de las viñas que se
enroscan en el valle del Douro, que al atravesar fronteras se lla-
mará Duero y donde los vinos de su ribera serán mundialmente
famosos. En su cuenca regirá la cepa de la variedad Tinta del País
o Tempranillo, que se mira en los márgenes de un río que “cru-
za el corazón de roble de Iberia y de Castilla”. Así lo canta Anto-
nio Machado. Lleva el poeta en su corazón los blancos álamos y
los chopos que en su orilla viven; y el olmo centenario y el son del
agua. Y vierte su cariño en su otro río: el Guadalquivir. “Donde
tienen las vides pámpanos dorados sobre las rojas cepas”. Vides
cargadas de uvas Palomino, con zarcillos trepadores, que propor-
cionan vinos generosos, finos y olorosos; oro andaluz, sol embo-
tellado al son de los cantares, con los que Manuel Machado a su
hermano replica: “A la sombra fresca de la vieja parra/ un mozo
moreno rasguea la guitarra...”.Antiguos ritos, viejos paisajes; agua
y vino, viña y río. Tras la vendimia, entre las ramas sarmentosas,
el otoño arranca una nota, un suspiro al viento. ¡un quejío! ¡Se va
acercando el frío!
María del Mar Sánchez Cobos
Farmacéutica
Una viña junto al río
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