FARMACÉUTICOS N.º 401 -
Enero
2015
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Asesoramiento Farmacéutico
tar humedad o de retener y absorber el exceso de exudado, ade-
más de respetar física y bioquímicamente la biología de la herida
(gasa hidrófila, tul o malla antiadherente, hidrogeles, hidrocoloi-
des, hidropoliméricos, film de poliuretano, apósitos que combinan
varios de estos elementos, etc.).
Si la quemadura tiene cierta extensión (más de dos centímetros),
se hace recomendable el empleo de
apósitos
específicamente dise-
ñados para esta función. En este sentido, hay apósitos catalogados
como medicamentos que no requieren receta médica, tales como
Linitul
®
(con vaselina),
Betatul
®
(povidona iodada) o
Tulgrasum
cicatrizante
®
; el
Tulgrasum antibiótico
®
(que contiene polimixi-
na, neomicina y bacitracina) requiere prescripción médica. Adicio-
nalmente, está disponible un amplio conjunto de apósitos estériles
catalogados como
productos sanitarios
(grupo 04C01):
3M Medi-
pore
®
,
Actisorb Plus 25 carbón impregnado plata
®
,
Algoseril
®
…
Cuando el área afectada es relativamente amplia o muy irregular,
se prefiere el empleo de preparados de uso tópico (cremas, poma-
das) incluidos en el grupo de
emolientes y protectores dermatoló-
gicos
. La mayor parte contienen glicerina, vaselina, amén de otras
sustancias con el óxido de zinc, alantoína, ácido salicílico, bálsa-
mo del Perú, ácido bórico, etc. La lista de medicamentos de libre
dispensación es muy numerosa. También pueden emplearse cica-
trizantes tópicos. Entre los factores que determinan la gravedad de
las quemaduras se deben considerar los siguientes:
1) Edad:
en niños y en mayores de 60 años, las quemaduras son
más graves.
2) Extensión:
a mayor superficie, peor pronóstico (a efectos de
medida, debe considerarse que la palma de la mano del enfermo
representa aproximadamente el 1 % de la superficie corporal).
3) Profundidad:
a) Quemadura epidérmica (1
er
grado):
Piel eritematosa sin exu-
dados ni ampollas, pero con dolor e hipersensibilidad.
b) Quemadura dérmica (2.º grado):
I)
Superficial:
ampollas, eritema, exudación, intenso dolor e
hipersensibilidad al pinchazo.
II)
Profunda:
ampollas con áreas induradas blanquecinas y
violáceas, poco dolor y áreas anestésicas al pinchazo.
c) Quemadura subdérmica (3º grado):
lesión blanca nacarada o
carbonácea y totalmente anestésica.
4) Causa de la quemadura:
solar, escaldadura, química, eléctri-
ca (ésta última siempre debe ser evaluada en centro hospitalario), etc.
5) Patología previa:
metabólica, cardíaca, neurológica, etc.
6) Localización:
las localizaciones en cráneo, cara, cuello, axi-
la, manos, genitales y pliegues de flexión-extensión deben ser tra-
tadas de modo especializado por sus frecuentes secuelas funciona-
les y estéticas.
Todo ello permite establecer la siguiente escala creciente de gra-
vedad:
– Paciente quemado
es todo aquel que sufre una quemadura de
cualquier extensión y profundidad.
– Paciente quemado leve
es todo el que sufre quemaduras en
menos del 10-15 % de SCTQ (superficie cutánea total quemada,
con respecto al total), sin complicaciones ni otros factores de gra-
vedad.
– Paciente quemado grave
es aquel que sufre quemaduras de
entre un 15-20 a un 40-50 % de SCTQ, sin complicaciones sobrea-
ñadidas.
– Paciente quemado crítico
es aquel que sufre quemaduras de
más del 50 % de SCTQ, o quemaduras de menor extensión pero
con complicaciones sobreañadidas.
Los principales criterios de derivación al médico en casos de
quemaduras son los siguientes:
– Quemaduras de segundo grado de gran extensión o localiza-
das en zonas críticas.
– Quemaduras de segundo grado superficial en niños o ancianos
y/o con enfermedades crónicas.
– Quemaduras de segundo grado profundas.
– Quemaduras solares graves que afecten a los ojos o a más del
10 % de la superficie corporal en niños.
– Si existe afectación del estado general.
– Quemaduras inicialmente leves que no epitelizan en una sema-
na o presentan signos de infección.
– Si se identifican reacciones de fotosensibilidad debidas a medi-
camentos
(ver tabla 1
)
.
– Ante cualquier quemadura que plantee dudas sobre su grave-
dad, tratamiento o evolución.
– Recomendar la profilaxis antitetánica a los pacientes no inmu-
nizados.
Aunque es difícil definir con exactitud los criterios de
deriva-
ción directa a un centro hospitalario,
ya que existe una gran can-
tidad de factores influyentes en esta decisión, se recomienda hacer-
lo en todos aquellos pacientes que tengan:
– Quemaduras de segundo grado con extensión > 10 % y de ter-
cer grado con extensión > 3-5 % de la superficie corporal total
(SCT). Se ha de valorar la derivación en las quemaduras de pri-
mer grado si ésta afecta a las zonas de riesgo (punto b) o bien si su
extensión es superior al 10 % de la STC en los niños.
– Quemaduras en cara, manos, pies, perineales, genitales y arti-
culaciones mayores, sobre todo si son de segundo o de tercer grado
de profundidad (alta probabilidad de secuelas funcionales y estéti-
cas, así como elevado riesgo de infección, dado que son zonas habi-
tualmente colonizadas por gérmenes).
– Afectación del estado general.
– Quemaduras químicas o eléctricas.
– Quemaduras asociadas a lesiones por inhalación.
– Quemaduras circunferenciales a tronco, cuello o extremidades
(asfixia o síndrome compartimental)
– Quemaduras que tardan más de tres semanas en epitelizar.
Se estima que sólo el 5 % de las quemaduras precisan derivación
a un centro hospitalario. Sin embargo, es preciso derivar también
aquellos casos en los que sea evidente alguna problemática socio-
cultural o bien exista sospecha fundada de cuidados inadecuados o
de maltrato (por ej., en el caso de sospecha de quemaduras inten-
cionadas, con cigarrillos, etc.).