Revista Farmacéuticos - Nº 401 - Enero 2015 - page 43

FARMACÉUTICOS N.º 401 -
Enero
2015
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tar humedad o de retener y absorber el exceso de exudado, ade-
más de respetar física y bioquímicamente la biología de la herida
(gasa hidrófila, tul o malla antiadherente, hidrogeles, hidrocoloi-
des, hidropoliméricos, film de poliuretano, apósitos que combinan
varios de estos elementos, etc.).
Cuando el área afectada es relativamente amplia o muy irregular,
se prefiere el empleo de preparados de uso tópico (cremas, poma-
das) incluidos en el grupo de
emolientes y protectores dermatoló-
gicos
. La mayor parte contienen glicerina, parafina, amén de otras
sustancias como el óxido de zinc, alantoína, ácido salicílico, bálsa-
mo del Perú, ácido bórico, etc. También pueden emplearse cicatri-
zantes tópicos, solos o asociados a antibióticos o a otras sustancias.
La aparición de
flictenas
en una lesión es indicativo de quema-
duras de segundo grado, como mínimo. El
desbridamiento
(eli-
minación del tejido muerto, dañado o infectado) de la flictena es
un tema controvertido, aunque se acepta si una quemadura tiene
flictenas de aspecto frágil o rotas, o bien su contenido es turbio.
Sin embargo, si la flictena tiene un contenido claro y una pared
gruesa, no está claro que la mejor opción sea desbridarla o espe-
rar algunas horas para que disminuya el dolor y así poder tratar-
la. El motivo de esta controversia es que el líquido de la flictena
puede retardar la curación de la misma, pero por otra parte su eli-
minación podría aumentar el riesgo de infección.
En general, no se recomienda el uso rutinario de antibioterapia
tópica inicialmente, aunque puede plantearse cuando haya signos
locales de infección (eritema alrededor de la quemadura, supura-
ción, etc.), cuando la quemadura esté localizada en zonas de la
piel altamente colonizadas y también según su etiología (por ej.:
las quemaduras por fuego habitualmente son más sucias).
Se debe tener en cuenta que si la evolución de la infección
local no es correcta, en la que se produce un empeoramiento del
aspecto inicial o bien un aumento del eritema a pesar de la utili-
zación de tratamiento tópico, se debería plantear el uso sistémi-
co de antibióticos.
Sulfadiazina de plata
1% (
Flamazine
®
, Silvederma
®
, Rym
Quemaduras
®
): es el antibacteriano tópico de primera elección.
Es activa frente a
Pseudomonas spp.
y
Staphylococcus aureus
(patógenos más frecuentes en las sobreinfecciones de los quema-
dos). Es efectiva contra bacilos gram-positivos y bacilos gram-
negativos, levaduras y determinados hongos.
Nitrofural 0,2%
(
Furacin
®
): es efectivo frente a organismos
gramnegativos y grampositivos, siendo bactericida para la mayor
parte de las bacterias que normalmente causan infecciones en la
superficie de la piel, incluyendo
Staphylococcus aureus
,
Strepto-
coccus, Escherichia coli, Enterobacter cloacae, Clostridium per-
fringens, Aerobacter aerogenes
y especies de
Proteus
.
En caso de fiebre u otros signos que sugieran infecciones en
desarrollo, puede ser recomendable la antibioterapia sistémi-
ca. Si el dolor es intenso, puede ser aconsejable el uso de anal-
gésicos, sugiriéndose los analgésicos habituales, como para-
cetamol, AINE y metamizol. Pueden utilizarse analgésicos de
mayor potencia en caso de necesidad, siempre siguiendo las
recomendaciones sobre la escala analgésica de la OMS, has-
ta los opioides.
Durante la fase inicial, debe mantenerse la zona quemada en
reposo y en elevación. Si la quemadura afecta a las extremidades
inferiores se debe guardar reposo y hay que procurar mantenerlas
elevadas durante todo el proceso de cierre de la herida. Durante
la fase aguda no se debe caminar en demasía, ya que andar para
activar la circulación no es adecuado en caso de quemaduras. De
la misma manera no es correcto el uso de muletas puesto que pue-
de aumentar el edema perilesional (...).
Debe establecerse la posible existen-
cia de eritema, ampollas o cualquier otra
manifestación, así como interrogar al
paciente sobre la existencia de dolor y el
origen de la quemadura (fuego, sol, elec-
tricidad, etc.). Asimismo, hay que indagar
acerca de las circunstancias en que se ha
producido, determinar su localización y profundidad y conside-
rar las características del paciente. En pacientes con patologías
crónicas (diabetes, insuficiencia renal o hepática, inmunodepre-
sión, enfermedades pulmonares), únicamente se atenderán las
quemaduras de primer grado, remitiendo al médico cualquier
otro caso. También hay que considerar en estos casos la posi-
bilidad de reacciones de fotosensibilización debidas a la medi-
cación.
En caso de ser una quemadura de primer grado, se debe retirar la
ropa y cualquier otro objeto que esté próximo a la zona quemada.
A continuación, lavar con suero fisiológico o con agua tibia,
durante un mínimo de 10 minutos, para limpiar la zona, reducir el
dolor y disminuir el edema. A continuación, limpiar la quemadu-
ra con agua y jabón. Posteriormente, aplicar un apósito estéril. El
dolor puede tratarse con analgésicos convencionales.
El riesgo de infección en quemaduras menores es muy bajo,
si se procede con rapidez y se adoptan las medidas de limpie-
za indicadas.
Sin embargo, se ha demostrado una mejor evolución, menor cos-
te y menor incidencia de infecciones si se utiliza en el tratamien-
to una cobertura a base de apósitos capaces de propiciar una cura
en ambiente húmedo. Para la cobertura de quemaduras se dispo-
ne de una gran gama de apósitos con diferente capacidad de apor-
Valoración
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