Revista Pliegos de Rebotica - Nº 123 - Octubre/Diciembre 2015 - page 3

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legaron, sí, otra vez las vacaciones de Navidad. Luces. Buenos
deseos. Familia. Comidas. Comidas. Comidas. Regalos.
Vacaciones. Bien. Pero yo soporto desde hace un tiempo
una duda casi existencial que me mantiene perpleja. Se
trata de la curiosa longitud del tiempo. ¿De verdad ha
transcurrido un año desde la Nochevieja pasada? He repasado
una y otra vez este lapso de tiempo y de la cuenta siempre me
falta más o menos un mes. Quizá más. Algo está sucediendo
porque soy consciente de que esto a mí no me ocurría antes.
Puedo afirmar que mis años tenían la formal tradición de sus doce
meses, lo que era muy tranquilizador, y no la veleidosa longitud actual.
Cavilo mucho sobre este fenómeno, pero por más que me esfuerzo no llego
a conclusiones definitivas porque son varias las posibilidades que podrían
originar tal fenómeno. Hay indicios que me llevan en distintas direcciones.
El cambio climático. Los agujeros negros. La reciente intensidad de las
erupciones solares. La progresiva inclinación del eje terrestre. Incluso
una posible amnesia global transitoria anual por mi parte. Nada. Ninguna
conclusión y solo he conseguido adquirir un cierto estrés ante tanta posible
catástrofe.
Aún he ido más allá. Evidentemente estamos en la era de usar y tirar y los
electrodomésticos que se hacían para que durasen veinte años, se fabrican
ahora con una soterrada pero evidente fecha de caducidad, para que duren
nueve como máximo. Es así y todos lo aceptamos. ¿Sucederá lo mismo con los
años? ¿Algún poder oculto, algún lobby poderoso ha decidido rebajar su fecha
de caducidad por oscuras razones que en mi inocencia no alcanzo a ver? Estoy
abierta a todas las posibilidades. Incluso a cualquier teoría cospiranoica –cosa
tan popular actualmente- que me sirviera para conseguir la paz de mi espíritu y
mi mente.
Porque con esta inquietud que me
embarga –y salvando las astrales
distancias- me pasa lo que nuestra
Santa Teresa: que vivo sin vivir en
mí.
En fin, como ya desespero de
alcanzar el conocimiento de lo
inefable y turrón y uvas nos
aguardan en la mesa, disfrutemos,
amemos y tendamos puentes a los
demás.Y, por favor, sed felices; que
cada uno de vuestros caminos y
rincones estén llenos de luz y que
cielo y tierra os sonrían durante el
2016. Sea corto o no.
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Margarita Arroyo
Pliegos de Rebotica
´2015
CARTA DE LA DIRECTORA
U
na duda
existencial
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