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El búfalo de agua
Jesús Riosalido
Fundación Al-Aissiya.- Guadalajara 2012.- 197 páginas.
J
esús Riosalido es un escritor que tiene ya una larga
trayectoria de atención a muchos géneros.
Diplomático, arabista, poeta, narrador, presenta aquí su
cuarta novela, titulada
El búfalo de agua
que sin duda
hay que leer en primer lugar en clave de sátira y
además en clave de homenaje a un hermano querido.
Está formada por 24 capítulos, dotados de una cierta
independencia de manera que uno de ellos obtuvo el
premio de cuentos Clarín, pero también conducidos por
un único guión que lleva al encuentro de unos
cazadores madrileños con unos búfalos asiáticos
importados en Australia y después asilvestrados.
Los animales están dotados del lenguaje humano y lo
emplean de manera original y desmadrada, al fin y al
cabo son bestias que representan el desvarío de los
tiempos. Los humanos tampoco se contienen, en un
zigzag de discurso rápido que encadena hasta sus
límites todas las asociaciones posibles. El transcurso de
la novela se configura en un humor de corte
provocador y surrealista, que simula la escritura
automática y el trascurso desordenado del pensamiento
sujeto a múltiples distracciones.
Los bóvidos trasportados viven su nueva vida y esperan
desde el principio a los cazadores para darnos la idea,
me parece a mí, de que el destino es inexorable y puede
ser aceptado disimulando su dramatismo. Por otra parte
en el argumento relucen las culturas y lugares que el
escritor conoce de primera mano y que conducen
también la fantasía del lector hacia lugares ignotos.
Estamos ante una novela divertida, aderezada con sal
de distinto calibre. Una novela culta que camina con la
nostalgia prendida en su costado y que hará reflexionar
a quien quiera disputarla.
LIBROS
José Félix Olalla
libros
Las monedas de Judas
Carlos Lens
Plataforma Editorial.- Barcelona 2012.- 844 páginas.
C
omo un recorrido físico a través de un vasto
territorio en el siglo XIV, cuando el mundo era
incomparablemente más grande y desconocido que
ahora, esta novela se nos presenta con toda su ficción
amparada en la verosimilitud. Su autor conoce muy
bien que le está permitido crear personajes y dejarles
manejarse a su propio albur por un tiempo de acción,
pero sabe también que debe atenerse a una
investigación previa, minuciosa como un orfebre,
contrastada como un científico.
Y después se mueve con comodidad por el escenario
que ha construido y su piedra angular será ya un
protagonista, en este caso Adalberto de Tannenberg. Su
señorío de familia es un lugar cercano a Núremberg y
la vida le tiene reservada una gran aventura. Cuando
arranca la acción, cuenta con 25 años y nos hace saber
que ingresó en la Orden del Temple, cuando solo tenía
19. Será escogido con acierto para una difícil misión
cuyo desenlace es inescrutable.
Son las grandes gestas las que atraen a Carlos Lens
novelista. Él prefiere la saga y se siente mejor en los
grandes formatos en los que se mueve con perspectiva.
Buscándose un eje sobre el que hacer bascular la
trama, sabe que gana en claridad y que sostiene una
brida firme por la que conducirse en una historia que
crecerá en derivaciones y en complejidad. Dije en la
presentación de este libro que los héroes nos atraen
porque nuestro proyecto de vida no está terminado y
porque preferimos vernos reflejados en la
magnanimidad antes que en lo turbio y lo mezquino.
Adalberto es un héroe clásico que intenta cumplir con
su deber pero que también quiere ampararse en un
lugar habitable.