FARMACÉUTICOS N.º 387 -
Septiembre
2013
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Básicamente, existen varios niveles de actuación far-
macológica para actuar sobre el reflejo de la tos:
–
Depresión de la función del centro de la tos
situado en la médula:
Este centro es el encargado
de recibir los estímulos y coordinar de forma refle-
ja (es decir, sin acceder al sistema nervioso cen-
tral) la respuesta efectora. La existencia de fibras
de tipo C, cuyos neurotransmisores fundamenta-
les son la sustancia P y otras taquicininas, hace
que el empleo de fármacos opiáceos, que reducen
la secreción de tales taquicininas, tenga resultados
antitusígenos importantes. Sin duda, se trata de la
estrategia más eficaz para controlar la tos.
– Reducción de la irritación primaria.
Consiste en eliminar
el agente causante del estímulo (partículas, exceso de can-
tidad y/o viscosidad del moco), o bien impedir o reducir su
actividad irritante. Para conseguir estos objetivos se recurre
a tres tipos de sustancias:
• Demulcentes:
Suavizan la mucosa laríngea, forman-
do una capa protectora de saliva, que se interpone físi-
camente entre el agente irritante y el receptor tusígeno.
El demulcente más simple es el agua, aunque su efica-
cia es cuestionable (tanto como la de los caramelos de
miel, limón, etc). El propio vehículo (jarabes, etc.) de
determinadas preparaciones farmacéuticas puede tener
un efecto demulcente objetivo y ser más eficaz que el o
los componentes “activos”.
• Expectorantes:
Favorecen la eliminación física de las
partículas depositadas sobre la mucosa respiratoria,
removiéndolas a base de provocar la secreción de un
moco fluido que las arrastra. Una hidratación adecuada
es la medida más útil para facilitar la expectoración. El
empleo de humidificadores de ambiente o las inhalacio-
nes de vapor de agua producen un efecto antitusivo por
acción demulcente y por disminución de la viscosidad
de las secreciones bronquiales, aunque es imprescindi-
ble que el paciente beba agua en abundancia (uno o dos
litros por día). A veces se añaden al agua caliente (del
humificador o para vahos) algunas esencias de carácter
balsámico (eucalipto, etc.), que, aunque son valoradas
positivamente por los pacientes, no está claro que mejo-
ren objetivamente la actividad expectorante.
• Mucolíticos:
Actúan provocando la licuefacción del
moco, con lo que éste se vuelve más fluido y fácilmen-
te eliminable por medios físicos. La fluidificación del
moco reduce la retención de las secreciones y aumenta
el aclarado mucociliar, reduciendo con ello la frecuen-
cia e intensidad de la tos. Son especialmente útiles en
pacientes con congestión de pecho y con dificultad para
expectorar. Serán revisados en el próximo capítulo, jun-
to con los expectorantes.
– Aumento del umbral de excitabilidad de las zonas
reflexógenas periféricas:
Se consigue por medio de agen-
tes con propiedades anestésicas locales, actuando a este
nivel sobre los receptores locales situados en la musculatu-
ra lisa respiratoria, a los que reducen su sensibilidad frente
a los irritantes. Las sustancias de carácter refrescante (esti-
mulan los receptores del frío) desarrollan un efecto balsá-
mico, al reducir la irritación de la mucosa de las vías respi-
lógica. Una mayor frecuencia puede sugerir la existencia de algún
problema patológico, incluida la tos de origen psicológico.
Tratamiento