Revista Farmacéuticos - Nº 136 - Enero-Marzo 2019 - page 49

aquella etapa, mentes que no conocieron el
entusiasta estado de ánimo de los universitarios
españoles en aquellos tiempos, tanto los estudiantes
como muchos profesores que trataron de
modernizar nuestro país y comprometerse con la
llegada sin cortapisas de todas las libertades.
Santiago basó su discurso de entrada en la docta
Casa sobre los placebos y nocebos,
suministrando un excelente ramillete de
datos y curiosidades que hicieron dudar al
más pintado sobre los efectos
reales o supuestos de
algunas moléculas
ampliamente utilizadas en
farmacología, pero lo más
llamativo de su
intervención fue cuando
tradujo, en el obligado
capítulo de agradecimientos,
todo un catálogo de ternuras
aprovechando la frase de Martin
Huber de
no hay yo sin tú
.
Como bien nos señaló el
académico Cuellar, ninguno de nosotros seríamos
nada sin todos los demás, los que nos precedieron y
los que son nuestros coetáneos; y aquí se detuvo
para rendir pleitesía a la amistad. Dejando aparte
alguna que otra emoción, la amistad es un
sentimiento mutuo y sincero compartido por dos
personas. A este respecto, recoge Santiago en su
nuevo libro de vivencias, conceptos y filosofía,
titulado 239, una afirmación del gran Unamuno
sobre la amistad que conviene recuperar y tener
muy presente:
Creo en Dios como creo en mis amigos, por sentir el
aliento de su cariño y su mano invisible
e intangible que me trae y
me lleva y me estruja, por
tener íntima conciencia de
una providencia particular y
de una mente universal que
me traba mi propio destino.
Por eso, porque la
amistad jamás es un
placebo y porque sus
efectos siempre son
beneficiosos, aunque
alguna vez nosotros
mismos no queramos
verlos e incluso los
rechacemos por
incómodos, hay que
cuidar de aquellos que
arrimaron su hombro a
nuestro esfuerzo, lo
necesitáramos o no. Sin
preguntas, sin exigencias,
sin aparentar herida alguna.
Y vuelvo aquí a los años 70 y a la
música de aquellos tiempos de
juventud. Precisamente dos cantautores
norteamericanos de entonces, cuando la
balada trataba de recuperar el terreno
perdido frente al novedoso movimiento rock,
lograron sendos premios Grammy -cuando en
España pocos sabían de su existencia- con una
misma canción. Algo que no ha vuelto a repetirse en
la historia de estos galardones musicales. La
compositora era Carole King y también James Taylor
lo obtuvo como mejor intérprete masculino. El
titulo de aquella melodía no era otro que
Tienes un
amigo
(
You´ve got a friend
) y la letra era pura poesía:
Cuando estás hundido y preocupado y necesitas un
poco de amor y cuidado; y nada, nada va bien,
cierra los ojos y piensa en mi.
Pronto estaré allí para iluminar
incluso tu noche más oscura
Acabas de gritar mi nombre y sabes donde estoy.
Iré corriendo a verte otra vez.
Invierno, primavera, verano u otoño;
todo lo que tienes que hacer es llamar y estaré allí.
Carole y James, grandes compañeros, por fin
pudieron interpretar juntos su canción en 1974 en
uno de los escenarios más famosos de la costa
Oeste de Estados Unidos y volvieron a repetir el
recital treinta años después con ella al piano y él
rasgando su guitarra. La experiencia puede que fuera
muy nostálgica pero constituyó un éxito aún más
rotundo. Era natural; la amistad, si es
real, suele sobrevivir a casi
todas las turbulencias y
tiende maravillosos
puentes como el edificado
por el dúo
Simon & Gardfunkel.
Y termino tratando de
deshacer un equívoco de
nuestro idioma producido
por un oxímoron que se
ha utilizado con excesiva
alegría y una frecuencia
inexplicable.
Visto lo visto, lo evidente
es que las amistades jamás
pueden ser peligrosas.
49
Pliegos de Rebotica
2019
SOLES DE MEDIANOCHE
1...,39,40,41,42,43,44,45,46,47,48 50,51,52
Powered by FlippingBook