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Pliegos de Rebotica
´2016
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divulgación científica:
El telescopio moderno y
Astronomía popular
. Como hombre de ciencia e
intelectual con inquietudes diversas, también
escribió sobre otras facetas, como por ejemplo la
publicación, en 1876, de la "traducción directa del
inglés por Augusto T. Arcimís, de la Real Sociedad
Astronómica de Londres", de la obra de John
William Draper
Historia de los conflictos entre la
religión y la ciencia
, con un prólogo escrito por su
amigo Nicolás Salmerón. La obra causó bastante
impacto en la sociedad española de finales del
XIX, al ser considerada severamente crítica con
la religión católica.
En un lance de vida, ocurrió que el negocio
familiar, relacionado con el vino, en el que él
también participaba, perdió mercado, lo que
unido a la muerte prematura de algunos de sus
hijos, le obligó temporalmente a marchar a
Madrid y prestar servicios en una fábrica de
alquitrán. Sin embargo, la ciudad de Cádiz actuó
de nuevo cual talismán de la diosa fortuna:
conoció a Francisco Ginés de los Ríos, quien
estaba recluido, y no por decisión propia, en el
Castillo de Santa Catalina, consecuencia del grave
conflicto que sufrió tras el enfrentamiento que
tuvo con el ministro de Fomento Manuel Orovio
Echagüe (capítulo bien conocido en la biografía
del fundador de la Institución Libre de
Enseñanza).
Normalizada la situación, Ginés de los Ríos,
ejerciendo de guía espiritual de la intelectualidad,
invitó a Armicís a colaborar en la Institución
docente como profesor de física y astronomía.Y
a partir de esta nueva fortuna, enormemente
gratificante, además de monetaria, la vida le llevo
a la meteorología profesional. El primer
meteorólogo profesional de España y director del
primer centro oficial de meteorología.
En la etapa de mayor esplendor y expansión de la
Institución Libre de Enseñanza, se consiguieron
logros de enorme proyección científica y social,
tales como el Museo Pedagógico, el Laboratorio
de Biología Marina
(Santander) o el
Instituto Central
Meteorológico, que
se hizo oficial, éste
último, en 1887,
gracias, entre otras
circunstancias, a la
machaconería de
Augusto Arcimís.
Hecho histórico de
primera magnitud:
Artículo 1º.
Se crea
en Madrid un Instituto
Central Meteorológico
que dependerá de la
Dirección general de Instrucción pública, y que se
ocupará especialmente en calcular y anunciar el tiempo
probable á los puertos y capitales de provincia, sin
perjuicio de los demás trabajos científicos y prácticos que
se le encomienden.
Real Decreto. Gaceta de Madrid,
número 230, de 12 de agosto de 1887.
Se convocó la correspondiente oposición para
ocupar el cargo de director. En un primer
momento Arcimís dudó. Ginés de los Ríos le
convenció y, lógico, ganó el cargo. Nadie podía
superarle en sus conocimientos de astronomía,
física y meteorología. La primitiva base científica
la recibió en su juventud en la Facultad de
Farmacia.
He aquí la narración parcial esta historia (
Breve
historia de la Agencia Estatal de Meteorología,
AEMET
, Secretaría de Estado de Medio
Ambiente): "El 22 de septiembre de 1887 se
nombró una Comisión 'con el objeto de disponer
lo necesario para la ejecución del presente
Decreto' presidida por don José Echegaray
individuo de número de la Real Academia de
ciencias exactas, físicas y naturales y exministro
(Echegaray, también dramaturgo, obtendría el
premio Nobel de literatura en 1904). (...). La
oposición, celebrada en febrero de 1888, fue
ganada por Augusto Arcimís y Wehrle, que se
convirtió así en el primer director de la
Institución y el primer meteorólogo profesional
en España. Augusto Arcimís (Sevilla, 1844 -
Madrid, 1910) es una de las figuras más
interesantes de la ciencia española de la época y
sus publicaciones sobre astronomía y geofísica,
fueron muy avanzadas a final del siglo XIX".
Una anécdota para terminar. Cinco años antes de
su muerte (1910), Arcimís subió a un globo
aerostático, en tierras burgalesas, con el objetivo
de hacer observaciones de un eclipse total de sol
(30 de agosto de 1905). En el transcurso de las
mediciones atmosféricas y astronómicas tomó
diversas fotográficas, algunas de las cuales están
consideradas como las primeras realizadas en
España del fenómeno
óptico conocido
como anillo, círculo
o halo de Ulloa (casi
un arco iris circular),
bautizado así en
honor de Antonio de
Ulloa, científico
también sevillano,
quien lo describió en
la famosa expedición
geodésica al Ecuador
para medir el valor
de un grado de
meridiano
terrestre.
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