FARMACÉUTICOS N.º 403 -
Marzo
2015
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ta de condiciones, la mayor parte de los antisépticos y desinfectantes
actualmente utilizados se adecuan bastante bien a todas ellas.
En odontología, los antisépticos se emplean para el tratamiento de
conductos, prevención y tratamiento de la placa dental y la enferme-
dad periodontal, tratamiento de la
gingivitis
, las aftas y otras afec-
ciones bucales infecciosas, preparación preoperatoria de la mucosa
bucal por reducción de la concentración bacteriana y disminución de
la infección local y a distancia, y como componente de ciertos den-
tífricos.
El tratamiento eficaz de la placa exige que el antiséptico utilizado
como enjuague bucal, gel o dentífrico permanezca en el lugar con el
fin de que ejerza un efecto antimicrobiano sostenido. Por lo tanto, las
dos propiedades más importantes de un agente contra la placa son el
espectro antimicrobiano, que inhibe los efectos de los microorganis-
mos patológicos, y la sustantividad, que designa la persistencia de la
sustancia sobre la superficie de los dientes y encías debido a su fija-
ción inicial y su liberación ulterior.
Anestésicos locales
Sin duda, son los fármacos más utilizados por los odontólogos.
Actualmente, se dispone de un gran número de anestésicos locales
de estructura química muy diversa, aunque básicamente se les clasi-
fica en dos grandes grupos: ésteres y amidas, que expresan las dife-
rencias en la capacidad alergénica y en el metabolismo entre los dos
tipos de fármacos: los ésteres (cocaína, procaína, cloroprocaína, tetra-
caína, benzocaína) son rápidamente hidrolizados en el plasma por la
pseudocolinesterasa, mientras que las amidas (lidocaína, mepivacaí-
na, articaína, bupivacaína, etc.) son degradadas y metabolizadas más
lentamente por los microsomas hepáticos.
También pueden clasificarse según su duración de acción y
potencia anestésica: de acción corta y potencia anestésica baja,
como la procaína o la cloroprocaína; de acción media y potencia
anestésica intermedia, como la lidocaína, la mepivacaína, la prilo-
caína y la articaína; de acción prolongada y potencia anestésica ele-
vada, como la tetracaína, la bupivacaína, la etidocaína, la ropivacaí-
na y la levobupivacaína.
Los anestésicos locales pueden producir reacciones alérgicas como
exantema cutáneo, enrojecimiento, urticaria y/o picor, hinchazón en
cara, labios, lengua o en la boca o garganta, broncoespasmo o shock
anafiláctico. Las manifestaciones alérgicas sonmás frecuentes con los
ésteres del ácido paraaminobenzoico o PABA (benzocaína, clorpro-
caína, procaína, tetracaína) y son de tipo cruzado con numerosos fár-
macos, si bien la incidencia es muy baja (menos del 1 %).
Antibacterianos sistémicos
Los antibióticos son eficaces pero no se deben usar como medida
preventiva, ya que incrementan los niveles de resistencia y deben
emplearse con indicaciones muy precisas. El uso de antimicrobianos
sistémicos puede mejorar los resultados clínicos y microbiológicos
tras el tratamiento mecánico periodontal.
La duración de la antibioterapia no se ajusta a unas normas estric-
tas y depende del cuadro clínico y la evolución, aunque con el fin de
evitar tratamientos incompletos y favorecer así la aparición de cepas
resistentes, los antibióticos se administrarán como mínimo durante 4
días, siendo el intervalo más frecuente de 4 a 8 días.
Los betalactámicos son, con diferencia, los antibióticos más utiliza-
dos en odontología. Están indicados en el tratamiento de las infeccio-
nes bacterianas orales, particularmente las de origen odontogénico. El
fármaco más usado es la amoxicilina, cuya dosis habitual en odon-
tología para adultos es de 500-1.000 mg cada 8 horas por vía oral o
parenteral; en niños se usa en dosis de 25-50 mg/kg/día repartidos en
tres dosis. En la profilaxis de la endocarditis bacteriana se administran
2 gramos por vía oral una hora antes del procedimiento quirúrgico. Su
uso masivo ha provocado la aparición de cepas resistentes.
Entre las cefalosporinas que se utilizan en odontoestomatología
se encuentran la cefalexina (oral, 1-4 g dosificados entre tres y cua-
tro tomas diarias), cefadroxilo (oral, 0,5-1 g cada 12 horas), cefazo-
lina (IM o IV, 0,5-1 g cada 8 horas), cefuroxima axetilo (oral, 250-
500 mg cada 12 horas; en niños se ajusta la dosis a 15 mg/kg/día
en dos tomas). Por su parte, los macrólidos que se utilizan habitual-
mente en odontología son eritromicina, espiramicina, roxitromici-
na, azitromicina y claritromicina. Estos tres últimos presentan una
serie de ventajas como son su excelente absorción, larga semivida
de eliminación y elevadas concentraciones en los tejidos afectados.
La dosis de roxi- tromicina es de 150 mg/12 h, la de azitromicina
de 500 mg/24 h y la de claritromicina de 250-500 mg/12 h.
Analgésicos y antiinflamatorios
Los fármacos con efectos sobre el dolor y la inflamación son de uso
común en odontología. El paracetamol es un analgésico sin efecto anti-
inflamatorio ni actividad antiagregante plaquetaria, lo que le convierte
en el analgésico de uso preferente ymuy común en odontología, ya que
los AINE convencionales tienden a incrementar el riesgo de prolonga-
ción y/o agravamiento del sangrado en las intervenciones odontológi-
cas. La dosis en adultos es de 325-650 mg/4-6 h o 1 g/6-8 h, hasta un
máximo de 4 g/día. En niños de 1 a 5 años se administran 125-250 mg
cada 4-6 h, y de 6 a 12 años la dosis es de 250-500 mg cada 4-6 h. En
cuadros de dolor intenso, se puede recurrir a analgésicos opioides de
actividad intermedia, como codeína o tramadol, o a AINE (diclofena-
co, ibuprofeno, ketoprofeno, etc.) cuando no existen condiciones hemo-
rrágicas (varias horas después de la intervención). Los corticosteroides
son ampliamente empleados como inmunosupresores (vía oral o tópi-
ca) o como antiinflamatorios (vía oral o parenteral). En pacientes hospi-
talizados con procesos agudos tales como procedimientos quirúrgicos
de la cavidad oral o infecciones odontogénicas graves se suelen utilizar
por vía intravenosa durante la intervención.