Revista Farmacéuticos - Nº 390 - Diciembre 2013 - page 31

FARMACÉUTICOS N.º 390 -
Diciembre
2013
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Asesoramiento Farmacéutico
Es importante remitir a la consulta médica a aquellos
pacientes que presenten síntomas de rinitis alérgica y
que sean niños menores de 2 años, ancianos afecta-
dos por patologías sistémicas, embarazadas, madres
lactantes, pacientes con cardiopatías o broncopatías
(incluyendo asma y otras enfermedades pulmonares obstructivas
crónicas [EPOC]), o bien cuando refieran síntomas no específica-
mente ligados a la rinitis, tales como disnea, sibilancias, opresión
en el tórax, dolor de cabeza o de oídos, secreción nasal u ocular de
tipo purulento, fiebre o tos persistentes. Igualmente, debe remitirse
al médico a todos aquellos pacientes que usen con mucha frecuen-
cia descongestivos nasales o que no hayan respondido a las medi-
das propuestas por el farmacéutico en un plazo de 3-5 días. Por
supuesto, los casos de rinitis crónica, sea cual sea su origen, deben
ser remitidos al médico.
Antes de sugerir el empleo de algún medicamento u otra medi-
da de carácter terapéutico, es importante valorar si el paciente
padece un cuadro de rinitis alérgica o bien se trata de otro tipo de
rinitis (infecciosa, vasomotora, etc.).
Entre los elementos diferenciales más claros para la rinitis alér-
gica está la presencia de un
picor nasal muy intenso
y
conjun-
tivitis
, mientras que en las formas infecciosas es frecuente la
existencia de malestar general y cefalea. Esto último también es
frecuente en otras formas no alérgicas de rinitis.
En aquellos pacientes donde predomine la congestión de la
mucosa nasal resultan especialmente útiles los descongestionan-
tes adrenérgicos, mientras que, en aquellos en los que los sínto-
mas más marcados sean los estornudos, la rinorrea o el prurito
nasal, pueden ser preferibles los antialérgicos (antihistamínicos
y/o cromoglicato); hay preparados que combinan ambos tipos
de fármacos. La mayoría de los corticosteroides rinológicos y la
inmunoterapia son de prescripción médica.
En cuanto al uso de
descongestivos simpaticomiméticos
, su
uso durante más de 3 días seguidos debería evitarse, debido al
riesgo de efecto rebote. Si es necesario utilizar descongestionan-
tes nasales durante más tiempo, es preferible recurrir a produc-
tos de vía oral. Aunque la administración tópica teóricamente no
debería tener efectos sistémicos, no puede descartarse totalmente
la absorción, ya que las gotas o nebulizadores nasales pueden lle-
gar a la garganta y ser ingeridas. Para evitarlo, se ha sugerido que
la administración de los preparados nasales se haga mantenien-
do la cabeza hacia delante entre las rodillas, en vez de la posición
erguida y con la cabeza hacia atrás.
La administración de estos medicamentos debe hacerse de for-
ma muy controlada en pacientes cardiópatas, hipertensos, dia-
béticos e hipertiroideos. La nafazolina y la tramazolina, xilo-
metazolina están contraindicadas en pacientes con glaucoma.
Asimismo, los descongestivos adrenérgicos están contraindica-
dos en pacientes con rinitis vasomotora, así como en niños meno-
res de 2 años (metoxamina, oximetazolina y xilometazolina) y
menores de 6 años (fenilefrina, nafazolina y tramazolina). Algu-
nos de estos productos son susceptibles de interaccionar con inhi-
bidores de la monoaminooxidasa (fenelzina), betabloqueantes,
antidepresivos tricíclicos.
En los niños es preferible el uso de gotas, ya que los orificios
nasales de los mismos no son lo suficientemente amplios para
admitir el uso de aerosoles. Los niños presentan una elevada sen-
sibilidad a los agentes adrenérgicos, son más propensos que los
adultos a la absorción sistémica. En los adultos es preferible uti-
lizar aerosoles, ya que sus productos goticulares pueden alcanzar
un área de mayor superficie.
Por su parte, los descongestivos adrenérgicos sistémicos pue-
den producir una vasoconstricción periférica generalizada que en
ciertos casos puede dar lugar a problemas de hipertensión. Están
contraindicados en pacientes con glaucoma, retención urinaria,
hipertensión arterial, hipertiroidismo, cardiopatías o diabetes.
Los principales efectos secundarios de los
antihistamínicos
más antiguos (clorfenamina, difenhidramina, etc.) derivan de
su acción anticolinérgica (sequedad de boca y garganta, visión
borrosa, dificultad urinaria, estreñimiento) y de su capacidad para
Valoración por el farmacéutico
sólo limitado al tratamiento de la rinitis alérgica sino que también
se usa en el tratamiento de otras rinitis que cursen con modera-
da o intensa hidrorrea, aconsejándose su uso incluso en el cata-
rro nasal común. Su comienzo de acción es rápido, entre 15 y 30
minutos tras su aplicación, y mantiene el efecto varias horas. Los
efectos adversos más importantes son la sequedad de mucosas y
la retención urinaria, observándose también cefalea, irritación,
quemazón y obstrucción nasal.
Asimismo, las preparaciones que contienen
mentol
,
alcanfor
o
eucaliptol
se usan en forma de pomadas para extender en el
pecho y en otras formas para ser aplicadas en los orificios nasa-
les y para hacer inhalaciones.
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