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ay cosas que en principio no te inquietan
pero que fatalmente se complican. En este
caso no me estoy refiriendo a una empresa
importante, sino a algo tan banal como un
pequeño mueble comprado en una
empresa muy conocida. Era un banquito simple, casi
inofensivo, que a primera vista no parecía difícil de
montar. Hasta aquí todo bien. El problema radicó en las
instrucciones, esas recomendaciones que facilitan (¿?) los
pasos para tal fin. Dejando a un lado las numerosas
erratas como “instruction de montage”, seguí sin
desanimarme y leí:
1º-
Ponga los pies uno al lado del otro
. Como quienes
tienen pies son las personas y los muebles patas, entendí
que debía juntar firmemente los míos.
2º-
Coloquén el asiento sobre los pies y fijé los
tornillos fácil
. Pues nada, a colocar dócilmente el asiento
sobre los empeines de mis pies.Y de fácil nada.
3º-
Fijén el apoyo y atornillélo
. Decididamente a estas
alturas quien necesitaba apoyo era yo, pero no me rindo.
4º-
Montén la escuadra medial y apretén los tornillos
fortte
.Ya presa de la desesperación y con los pies
doloridos, aún soy capaz de leer el punto quinto.
5ª-
Tapen los bujeros (sic) con los tapones
. En este
punto imploré la ayuda de mi hijo que, con gran lógica y
recto proceder, como primer paso procedió a tirar las
instrucciones.
Este triste episodio me recordó las medidas, en
supuesto español, de un hotel parisino para caso de
incendio y que fotografié porque estaba segura de que
nadie iba a creerme cuando lo contase.
1º-
Gardier su sangre-fría
. Como no sé lo que es
“gardier” procuraría que el fuego no me calentase la
sangre.
2º-
Quite el piso calmamente
.Aquí ya hay alguna pista,
pero ¿cómo podría yo sola quitar algo tan grande y tan
pesado? Y para colmo hacerlo con calma. No soy de
natural nervioso, pero es mucho pedir que me enfrasque
en un trabajo titánico a contrarreloj y en pleno nirvana.
3º-
En el calor y el humo bajeselo
. ¿Bajar? ¿El qué? ¿A
dónde?
Estas aberraciones de traducción originadas por
traductores mal pagados, son una falta de respeto para el
usuario y el idioma español.
Pero también
nosotros
destrozamos
sistemáticamente
nuestra lengua sin
el menor respeto.
Y lo que es peor,
en muchos casos
son los que más
obligación tienen de guardar la pureza de nuestro
idioma –periodistas y políticos- los que lo destrozan
con gran empeño. ¿Dónde quedaron aquellos
parlamentarios con sus intervenciones de lenguaje
perfecto que en ocasiones se recogieron en libros
que aún ahora merece la pena leer, como sucede con
los parlamentos y discursos de Castelar?
A unos y a otros les hemos oído decir entre millones de
otras perlas:
andamos
por anduvimos;
carrillón
por
carillón;
señalizar
por señalar;
cesar
por destituir;
invariable
por inalterable.Y la perla de las
perlas:
azquirente
(sic) por comprador.Y no digamos de
la cotidiana terminación en
ao
omitiendo una inofensiva
d
que parece aterrorizarles.
Pero no olvidemos de los barbarismos tontos. Oí a
un locutor decir de una mujer ciclista que iba a ser
la nueva
recordman
!!!! No tengo nada en contra de
los barbarismos bien empleados y que sean útiles.
Todos los idiomas contienen una parte importante
de ellos totalmente asumidos como vocablos
propios. La renovación de los idiomas es
indispensable en una sociedad activa que va
incorporando novedades que facilitan la información
y arrumba las que deja de utilizar.
Hace ya muchos siglos, y siguen sus
palabras en vigor, nos lo decía
Horacio:
“Es lícito y siempre lo fue, poner
en circulación vocablos recién
acuñados del mismo modo que los
bosques renuevan su follaje y así
caen las viejas palabras y se
ve cómo florecen y
adquieren fuerza las
últimos que han nacido.”
Horacio dixit.
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Margarita Arroyo
Pliegos de Rebotica
2019
CARTA DE LA DIRECTORA
Horacio
dixit
Horacio