L
a Antología poética de nuestro fundador,
seleccionada por Almudena González y Teodoro
Rubio, ha merecido una excelente acogida por lo
que significa de recuperar una firma casi olvidada.
Cuenca viene reivindicando la figura de Muelas desde
hace años. Los jóvenes poetas manchegos le sostienen
como primera referencia y, entre los farmacéuticos, se
mira con simpatía a un colega tan polifacético y con
tantas inquietudes.
Recordaba Pedro Mombiedro en la presentación del libro
cómo
acudían los boticarios que visitaban la ciudad y querían
conocerle. Paseábamos por los jardines de su casa, o lo que
quedaba de ellos. Recorríamos el canal esculpido en la roca que
alimentó de agua la Cuenca medieval.Y los más jóvenes paisanos
atraídos por la inconsciencia de la edad se asomaban al borde del
abismo, sin miedo mirando al Júcar (…). El orgullo de sentirnos
conquenses estaba unido a la admiración del poeta Federico
Muelas, de lo material e inmaterial que en él había.
El siglo XX fue un tiempo complicado y confuso para la
creación artística en nuestro país. Quizá por eso,
podamos contar con algunos de nuestros mayores
genios en esta etapa: Picasso, Gaudí, Juan Ramón; Lorca…
forman parte de un elenco que será difícil repetir en
otros tiempos. Muelas es el eslabón requerido para
hablarnos de Cuenca, para recordar esta tierra abrupta y
pétrea en mitad de la planicie que hizo posible a El
Quijote, Sancho, Rocinante y demás compaña.
Recuperamos ahora otros recuerdos de Mombiedro:
A
una edad en la que mi única relación con la poesía habían
sido las risueñas dramatizaciones de Gloria Fuertes en la
televisión, no me encajaba que un tipo tan alto y
adusto se pudiera dedicar a escribir poesía. No
entendía que gente
tan seria pudiera hablar con dulzura y admiración de un
burro plateado que a mi me parecía infantil, ridículo e incluso
sucio (….)
Ya de adulto supe que Federico fue cronista de la ciudad. Que
en cada acto farmacéutico que se celebraba en Cuenca la
intervención de Federico era imprescindible. Que él y su mujer
Consuelo eran personas generosas e inteligentes, y que en mi
familia su amistad ha sido un orgullo para todos.
Al releer hoy sus poemas, los siento cercanos, porque en el
fondo siempre han estado en mí. Los leo sugerentes, actuales
y muy musicales.
Nos quedamos aquí con la propuesta de Pedro
Mombiedro, reconocido melómano y brillante director
durante cuatro años del Teatro Auditorio de Cuenca.
Detengámonos en la sonoridad y la melodía del verso en
la obra de Federico Muelas cuando nos asomemos a las
páginas de esta Antología, tal y como hacía la pandilla
adolescente de Mombiedro en el hocino de Cuenca: con
menos peligro, pero con la misma emoción.
■
Roses de sang/Rosas de sangre
,
Rosa Fabregat
............................................
Diez ensayos y un cuento
,
Mariano Turiel de Castro
.................................
Maria Magdalena en el Camino de Santiago
,
Miquel Ylla-Català
..........
El desafío de la realidad
,
S
antiago Cuéllar
....................................................
La gran aventura de León Felipe
,
Margarita Arroyo
...................................
Algarabía,
José Vélez García-Nieto
..................................................................
La palabra y la espada,
Federico Mayor Zaragoza
......................................
Hoy es cine
Francisco Fernández
....................................................................
Francisco de Miranda
Fernando Paredes Salido
............................................
Luna creciente
Juan Pedro Iturralde
..............................................................
Un callar de cantares
Carlos Mª Pérez-Accino
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Antología poética
Federico Muelas
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