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Pliegos de Rebotica
´2016
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PLIEGO DEL PRESIDENTE
Raúl Guerra Garrido
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egún la definición de la Unesco, alfabetizada es la persona que sabe expresar
correctamente sus pensamientos mediante la palabra escrita. Luego no está
alfabetizado quien sólo sabe leer y dibujar las letras como no sabe jugar al ajedrez
quien sólo sabe mover las piezas, y de unir las letras en palabras se encarga la
caligrafía.
La caligrafía es el arte de escribir con letra bella y correctamente formada, pero al
mismo tiempo es el conjunto de rasgos que caracterizan la escritura de una persona,
señas de identidad tan fiables como las huellas digitales, huellas de sensibilidad e
inteligencia, el rastro que va del concepto al trazo. Escribas, copistas y amanuenses
ascendieron a calígrafos y en su tiempo la grafía adquirió tal relieve que el manuscrito se
prefirió para ciertas circunstancias a la imprenta, era un texto personal y único sin
intermediarios como la censura, y su prestigio se extendió a documentos notariales, actas
y diplomas, los nobles adquirían destreza caligráfica desde muy temprana edad. ¿Qué fue
de aquella letra en los de nuestra generación? La elegancia formal obtenida en párvulos,
palote tras palote, naufragó estrepitosamente en la Facultad con la apresurada toma de
apuntes y la traidora ayuda del bolígrafo, y así la bastardilla se transformó en letra de
médico. Pero seguimos escribiendo a mano y si escribimos más en ordenador no por ello
dejamos de saber escribir a mano y haciéndolo cuando un afecto nos aprieta. Dándole la
razón, al menos en parte, al lírico Wang Xizhr: “La escritura necesita del sentido, mientras
que la caligrafía se expresa mediante la forma y el gesto: eleva el espíritu e ilumina los
sentimientos”.
Los políticos con influencia en la actividad educacional y cultural no siempre toman
decisiones razonables y todo este elogio de una manualidad es para oponerme a una norma
que de llevarse a la práctica nos retrotraería a 500 y pico años, a los tipos móviles de
Gutenberg sin entender lo que significó el advenimiento de la imprenta. Por lo visto se
considera prescindible la caligrafía y con saber dibujar las
letras será suficiente, se alinearán una a una y dados los
medios de reproducción tipográficos el unirlas en su
correspondiente palabra se considerará un esfuerzo
estéril. Uno tendría que firmar erre, a, u y ele en vez de
Raúl, pero en capitulares puesto que las mayúsculas están
muy normalizadas y las minúsculas sujetas a demasiadas
variantes. Creo que el escribir a mano es un rasgo de la
personalidad y el deletreo simple ayuda en algún caso de
incomprensión.
En el comedio el consuelo de una efeméride jubilosa en
la que prima lo razonable sobre la ocurrencia. Hace 50
años se fundó Alianza Editorial y sus libros de bolsillo
nos inundaron de esperanza con títulos que no
considerábamos ajenos pero sí remotos dada nuestra
claustrofóbica atmósfera cultural, y hoy prometen y
programan seguir publicando con la misma
intencionalidad sin abandonar el papel.Y como somos
“de letras y de artes” no olvidamos el magisterio de
Daniel Gil en portadas irrepetibles que han creado algo
más que tendencia.
O sea, entrecrucemos y deduzcamos según nuestro leal
saber y entender un elogio, una mala noticia y un ejemplo
a aplaudir.
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Elogio
de la caligrafía
