Revista Pliegos de Rebotica - Nº 123 - Octubre/Diciembre 2015 - page 50

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odo cuanto se refiere a las letras y a
las artes está preñado de emoción o
no existe como tal; quizá pueda
estar saturado de espectáculo,
incluso de arrobo, de otras múltiples
virtudes, pero no son ninguna de ellas su
esencia pues su ser no es otro que “aquello
que suscita los afectos del hombre”. Es cita de
Antonio de Cabezón, organista elegido por
Dios y por los hombres, referida a la música,
por extensión a las demás artes, y referida al
hombre en la primera acepción del diccionario
de la RAE, por extensión a la mujer, o sea al ser
humano.
En esta última página, hasta ahora tan
frecuentada por las citas literarias, recurriré a
ellas en este primer pliego para no romper
bruscamente el hábito. Una de origen incierto,
la supongo mía pero a saber, lo sé: “Puedo
creer en un escritor que no escriba pero no en
un escritor que no lea”.
Y otra, quizá la misma
pero más explícita, del
inalcanzable J.L. Borges:
“Estoy más orgulloso de
los libros que he leído
que de los por mí
escritos”. En ambas hay un
remite al origen de la creatividad
pues nada se crea ex
novo y mal se puede
trasmitir si no se ha
recibido.
Es cierto que una obra de
arte lo es por sí misma
con independencia del
sentimiento, sufrimiento y
tiempo que en ella haya
volcado el artista, pero no es
menos cierto que son dos las emociones
que vibran en intento y resultado, por
desgracia no siempre equivalentes. La
pasión del autor puede ser intensísima y
la que emita su objeto decepcionante, pero si
es extraño, muy extraño, que si la original es
tan intensa su consecuencia resulte anodina. En
cualquier caso el fulgor primigenio resulta
imprescindible para alcanzar ese valor que
denominamos arte y subsidiariamente, aún no
consiguiendo el éxito, encierra una cualidad de
autosatisfacción que va más allá de sólo
justificar el esfuerzo. En palabras de George
Sand, en su insumiso y hoy desaparecido
Spiridon
, la cita definitiva: “El placer de escribir
no se mide por el mérito de la obra sino por la
emoción del artista”.
En una asociación de doble lealtad como
AEFLA, de profesionales de las ciencias de la
salud pero no de las humanidades, el conseguir
ese placer que la emoción del intento procura
es el bello objetivo a conseguir y disfrutar,
individual y colectivamente (y si el Gran Arte
llega, bienvenido sea). Una vida no emocionante
no es una vida
indigna pero si
más aburrida.
Reclamemos
el entusiasmo
con la
paradoja de que “emoción”
es voz reciente, en el Siglo
de Oro no existía y en
castellano se
decía “estímulo
del ánimo” y en
latín “ab imo
pectore”, de lo
más profundo del
pecho. Un
entusiasmo que
bien puede
iniciarse con
nuestros premios
de cuento, poesía, fotografía,
pintura y ensayo. Aquí los
tenemos, impresos unos y
convocados los siguientes.
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Pliegos de Rebotica
´2015
PLIEGO DEL PRESIDENTE
De la emoción
como objetivo
Raúl Guerra Garrido
1...,40,41,42,43,44,45,46,47,48,49 51,52
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