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Panorama Actual del Medicamento
NUEVOS FÁRMACOS
riesgo de bajo peso del recién nacido y el parto pre-
maturo. Estas situaciones son especialmente graves
en los países en desarrollo, por lo que constituyen
una importante causa de mortalidad en lactantes. El
paludismo materno incrementa asimismo la tasa de
aborto espontáneo y muerte intrauterina.
Los protozoos del género
Plasmodium
se trans-
miten mediante la picadura de mosquitos infectados
del género
Anopheles
.
En el hombre, el paludismo se
relaciona fundamentalmente con 4 especies de
Plas-
modium: P. falciparum, P. vivax, P. ovale y P. malariae
.
Sin embargo, en el sudeste asiático se han detectado
casos de infección por una especie relacionada con
los monos (
P. knowlesi
).
P. falciparum
causa el paludismo falciparum o ma-
laria terciana maligna, que en individuos no inmunes
provoca la muerte si no se instaura rápidamente un
tratamiento eficaz. Esta especie es la predominante
en África.
P. vivax
,
que es la especie más común
(
ocasiona el 40% de los casos de paludismo en el
mundo), da lugar al paludismo
vivax
o malaria ter-
ciana benigna, que presenta baja mortalidad, incluso
en individuos no tratados, pero se caracteriza por re-
caídas que pueden producirse hasta 2 años después
de la infección primaria, debido a la activación de for-
mas latentes hepáticas. Ésta es la especie prevalente
en las zonas endémicas en Asia, América Central y del
Sur, Oriente Medio y Oceanía, y es rara en África, con
la excepción del cuerno de África (Somalia, Yibuti, Eri-
trea y Etiopía). La frecuencia con la que se presentan
las recaídas varía en las distintas áreas endémicas. En
el sudeste asiático el 40-60% de los casos sufren re-
caídas, mientras que en Indonesia se limitan al 30%,
y en la India no van más allá del 15-20%.
P. ovale
provoca un cuadro análogo al de P. vivax
(
también presenta recaídas), pero de menor duración.
Por su parte,
P. malariae
causa la malaria cuartana,
cuyos signos clínicos son similares a los de la malaria
terciana benigna, pero con paroxismos febriles cada
72
horas. Estas dos últimas especies se encuentran
en todo el mundo (en especial, en el África tropical),
pero son las menos prevalentes.
El control de la malaria exige un abordaje integral,
que debe incluir la prevención (control y evitación de
los vectores) y el diagnóstico y tratamiento inmediato
con fármacos eficaces de los individuos afectados.
El objetivo del
tratamiento
de la malaria no com
plicada es curar la infección lo antes posible para
evitar la progresión a malaria grave y la morbilidad
asociada al fracaso terapéutico. Debe hacerse un se-
guimiento del paciente para constatar su curación.
El objetivo de salud pública es reducir la transmisión
a otras personas (reducir los reservorios) y prevenir la
aparición y extensión de resistencias a los fármacos
antimaláricos. El objetivo en la malaria grave es evitar
la muerte del paciente. En el caso específico de la ma-
laria cerebral, es muy importante también prevenir las
lesiones neurológicas, y en todos los casos prevenir la
recrudescencia del cuadro y evitar efectos adversos.
De acuerdo con un reciente documento del
Grupo
de Estudio sobre Parasitología Clínica, de la Sociedad
Europea de Microbiología Clínica y Enfermedades In-
fecciosas
(
Askling, 2012
),
el tratamiento de la malaria
por
Plasmodium falciparum
no complicada debe ba-
sarse en una terapia oral combinada con artemisinina
(
TCA) o con la combinación atovacuona/proguanilo. La
ventaja de la TCA es que también es eficaz contra el
Plasmodiumvivax
,
Plasmodiumovale
,
Plasmodiumma-
lariae
y
Plasmodium knowlesi
,
aunque estas especies
pueden ser tratados con cloroquina. En algunos países
europeos están comercializadas dos formas de TCA en
Europa; artemetero/lumefantrina y dihidroartemisinina/
piperaquina, pero no ocurre así en España, donde hasta
ahora no estaba disponible ninguna forma de TCA.
Por otro lado, el tratamiento de formas hepáticas
persistentes en
P. vivax
y
P. ovale
con primaquina
está indicado tras después de excluir la deficiencia
de
glucosa 6 fosfato deshidrogenasa
(
G6PD). Otras
consideraciones a tener en cuenta en la elección del
tratamiento son las poblaciones especiales, como los
niños y las mujeres embarazadas, el potencial de in-
teracciones farmacológicas y el papel de los alimentos
en la absorción de los medicamentos antipalúdicos.
Las formas complicadas de malaria se tratan con arte-
sunato intravenoso, que disminuye de forma mucho
más rápida la concentración de parásitos en compa-
ración con la quinina.
ACCIÓN Y MECANISMO
Se trata de una combinación de dos fármacos an-
tipalúdicos, dihidroartemisinina y piperaquina, que
ha sido autorizada para el tratamiento de la malaria
por
Plasmodium falciparum
no complicada en adul-
tos, niños y lactantes de 6 meses en adelante y que
pesen 5 kg o más.
Durante la fase del ciclo vital del
Plasmodium
que
transcurre dentro de los eritrocitos humanos, el pa-
rásito utiliza la hemoglobina humana como fuente
nutricional. La hemoglobina es incorporada a las va-
cuolas acídicas alimentarias, siendo fraccionada por
la acción de enzimas proteolíticos (
plasmepsinas
)
y
cisteína proteasas (
falcipaínas
).
Además de los corres-