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NUEVOS FÁRMACOS
Panorama Actual Med 2012; 36 (357): 836-841
PALUDISMO
La malaria o paludismo es una enfermedad parasi-
taria potencialmente mortal, producida por protozoos
del género
Plasmodium
(
Apicomplexa
)
y transmitida
por mosquitos del género
Anopheles
.
Es la infección
parasitaria más importante en el mundo, representa
el principal problema de salud pública en los países en
vías de desarrollo y es un factor que limita, junto con
el sida, las posibilidades de estos países de alcanzar
mayores cotas de desarrollo.
La malaria está restringida generalmente a áreas
tro­picales y subtropicales y altitudes menores de
1.500
m, ya que son las áreas en las que el medio
ambiente per­mite la multiplicación del parásito en el
vector. Sin em­bargo, los movimientos de la pobla-
ción (que pueden introducir el parásito en un medio
donde no existía o reintroducirlo donde había sido
erradicado) y los cam­bios climáticos (que puedan
hacer viable al parásito en zonas donde antes no lo
era) están modificando las áreas de desarrollo.
En España, donde los movi­mientos migratorios y
los viajes fueron incrementando el número de casos
comunicados a lo largo de estos años, sin embargo se
ha observado una disminución de los mismos desde
2004.
A pesar de esto, la existencia en España de vec-
tores (
Ano­pheles atroparvus
y
A. labranchiae
)
puede
facilitar que en una situación de falta de control de
los casos se pueda reiniciar en nuestro país la trans-
misión del paludismo.
La posibilidad de reintroducción de la malaria en
una zona donde previamente se había erradicado se
convierte pues en una amenaza real. La malaria está
reapareciendo, de hecho, en zonas de las que había
sido erradicada y se extiende a nuevas áreas, como
Asia central o Europa del Este.
En 2006 se produjeron, entre los 3.300 millones
de personas en riesgo, 247 millones de casos de
paludis­mo. Un millón de personas murió a causa
del mismo, fundamentalmente niños africanos
menores de 5 años. La generalización, a partir de
2006,
del uso de mosqui­teras tratadas con insecti-
cida y los tratamientos basa­dos en artemisina han
supuesto una mejora notoria en el control de la en-
fermedad. En 2008 las muertes de menores de 5
años en África se habían reducido del 18 al 16%.
En 2009 los casos estimados se redujeron a 225
millones.
Las
manifestaciones clínicas
del paludismo
dependen tanto de la especie de
Plasmodium
que
lo oca­siona como del estado inmunológico del pa-
ciente. La enfermedad presenta en general un pe-
riodo de incubación de 10 a 13 días, seguido de un
corto periodo prodrómico (2-3 días) – con febrícula
irregular, malestar general, cefaleas, mialgias y esca-
lofríos –, que con frecuencia se diagnostica y trata
erróneamente como una gripe. Después de algu-
nos días, la fiebre va apareciendo con regularidad
en un determinado momento del día, y se presenta
el acceso o crisis palúdica, que se caracteriza por la
presencia de escalofríos, fiebre y sudoración. En un
primer momen­to, el paciente siente una sensación
de frío intenso que le hace tener escalofríos, adop-
tar una posición fetal y castañetear los dientes. Este
periodo dura pocas horas; en el mismo se produce
una aceleración del pulso, ce­faleas, náuseas y vómi-
tos. A este periodo le sigue una sensación de calor, y
la temperatura asciende a 40º C; el enfermo puede
delirar, siente sed y se se observa tam­bién un pulso
acelerado. Esto puede durar unos 60 mi­nutos aproxi-
madamente. Finalmente, aparece un sudor generali-
zado y una sensación de alivio y sed; la orina se vuelve
amarilla cetrina y el paciente se siente débil, recupe-
rándose al poco tiempo. Todo el acceso puede durar
de 8 a 12 horas. Los accesos palúdicos ocurren en
tiempos variables (48-72 horas), según las especies.
El paludismo por
P. falciparum
(
paludismo falcipa­
rum o paludismo maligno) puede ser grave o incluso
mortal, y provoca fiebre alta, prolongada e irregular,
con intensos dolores de cabeza y vómitos. Las infec­
ciones graves, asociadas a una parasitemia intensa,
causan muchas veces hiperpirexia, convulsiones, es­
tupor, colapso, vómitos copiosos y diarrea, anemia
hemolítica e ictericia. Entre las complicaciones figu-
ran el paludismo cerebral, la hipoglucemia, el edema
pul­monar, la insuficiencia renal aguda y la hemólisis
masi­va. La infección crónica o repetida provoca a me-
nudo esplenomegalia y anemia progresiva.
Las embarazadas son especialmente vulnerables
al paludismo, ya que este estado conlleva cierto
grado de inmunodepresión fisiológica que aumenta
el ries­go de enfermedad, anemia grave y muerte.
Por otra parte, el paludismo materno incrementa el
EURARTESIM
®
(
Sigma Tau)
DIHIDROARTEMISININA/PIPERAQUINA