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REVISIÓN
Panorama Actual Med 2012; 36 (357): 783-808
La osteoporosis consiste en la disminución de
la cantidad de masa ósea por unidad de volumen,
con relación a la normalidad para una determi-
nada edad, sexo y raza, acompañado de un dete-
rioro de la microarquitectura del tejido óseo, todo
lo cual conduce a un aumento de la fragilidad del
hueso y, por tanto, del riesgo de fractura de éste,
habitualmente en aquellas localizaciones donde
mayor peso soporta (vértebras, cadera, muñeca,
etc.).
La osteoporosis es una enfermedad grave, cró-
nica, progresiva y clínicamente silente, es decir,
con un inicio y una evolución que tienden a pasar
desapercibidos. Se trata de la más frecuente de las
enfermedades metabólicas óseas.
La Organización Mundial de la Salud (OMS) con-
sidera a la osteoporosis como una auténtica epide-
mia, teniendo en cuenta que las fracturas osteo-
poróticas son la causa de las estancias hospitalarias
más prolongadas en mujeres mayores de 45 años,
por encima del cáncer de mama, la diabetes o el
infarto de miocardio. De hecho, se estima que una
de cada tres mujeres de más de 50 años sufrirá al
menos una fractura osteoporótica a lo largo de
su vida.
En términos reales, tan sólo en España se
aproxima a tres millones el número de perso-
nas afectadas por osteoporosis, de las cuales,
2,5
millones son mujeres aunque como asegu-
ran los expertos, únicamente el 18% de los pa-
cientes se encuentran adecuadamente diagnos-
ticados. En nuestro país, la osteoporosis origina
anualmente cerca de 90.000 fracturas de ca-
dera y 500.000 fracturas vertebrales. Es una en-
fermedad que afecta claramente a la población
femenina, aunque también afecta a la población
masculina, y lo que es aún más importante, mu-
chas enfermedades pueden originar una altera-
ción en el metabolismo óseo que precipite  su apa-
rición o agravamiento.
La OMS ha establecido una definición para mu-
jeres posmenopáusicas según cifras de
densidad
mineral ósea
(
DMO), medida mediante
densito-
metría ósea
(
absorciometría de rayos X de ener-
gía dual o DEXA) como método de referencia. Los
resultados de la prueba generalmente se informan
como ‘’puntuación T’’ y ‘’puntuación Z’’. La pun-
tuación T (
T-score
)
compara la densidad ósea del
paciente con la media correspondiente a una per-
sona de 20-40 años (que es cuando se alcanza el
valor máximo de masa ósea) y es la más empleada
en el diagnóstico de personas mayores de 50 años.
Por el contrario, la puntuación Z (
Z-score
)
compara
la densidad ósea del paciente con otras personas
de la misma edad, género y raza. Esta última pun-
tuación es la más utilizada en densitometrías de
mujeres premenopáusicas, niños y hombres me-
nores de 50 años.
Se considera que hay
osteoporosis
si la DMO
es inferior a 2,5 desviaciones estándar (DE) res-
pecto de la población sana entre 20 y 40 años
(
T-score
)
y, si además existen fracturas potencial-
mente relacionadas, se considera como
osteopo-
rosis establecida.
Cuando la cifra de DMO está
entre 1 DE y 2.5 DE por debajo de la
T-score
,
el
diagnóstico es de
osteopenia
,
mientras que los
valores de DMO inferiores a la media en menos de
1
DE se consideran dentro de la normalidad.
En mujeres sanas, la pérdida ósea es mínima
con anterioridad a la menopausia y está limitada
al hueso esponjoso; sin embargo, a partir de la
menopausia se produce una pérdida ósea ace-
lerada del alrededor del 2% por año, dentro de
los primeros cinco a ocho años de menopausia;
posteriormente, la pérdida es más lenta aunque
se vuelve a acentuar a partir de los 75 años. Se
estima que se comienza a perder masa ósea a par-
tir de los 30 años, habiéndose producido a los 75
años una pérdida estimada del 35-50% de toda
la reserva ósea total. En definitiva, la definición de
osteoporosis integra dos características, vinculadas
a través de la densidad mineral ósea (DMO): la
cantidad de masa ósea (componente cuantitativo)
y la resistencia-fragilidad ósea (componente cua-
litativo).
Como ya se ha indicado, la osteoporosis se de-
sarrolla lenta y progresivamente sin mostrar sínto-
mas ni signos evidentes. Desde el punto de vista
clínico lo primero que se manifiesta es una
frac-
tura ósea
,
siendo sus principales manifestaciones:
Dolor:
secundario a las fracturas osteoporóti-
cas, que pueden producirse en cualquier hueso,
y cuya clínica depende de la localización. Las
fracturas vertebrales pueden producirse por
aplastamiento debido a traumatismos mínimos
(
como agacharse bruscamente o tras un estor-
nudo o un golpe de tos) o de forma espontá-
nea, algo que es más habitual en las vértebras
Osteoporosis