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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
con actividad moderada o grave deberán valorarse
los anti-TNF con o sin AZA y la opción de cirugía
como alternativa temprana. Estos pacientes suelen
tener indicación de tratamiento nutricional por la
frecuencia de trastornos de malabsorción.
Cuando la afectación de la enfermedad es
sobre todo gastroduodenal o esofágica, el trata-
miento consiste en inhibidores de la bomba de
protones y, si es necesario, con corticoides sisté-
micos y tiopurinas o MTX. En casos refractarios
o graves puede ser necesario el tratamiento con
anti-TNF.
En el caso de que haya afectación perianal,
El metronidazol o el ciprofloxacino son el trata-
miento de elección inicial para las fístulas. Las tio-
purinas pueden emplearse en las fístulas simples
perianales o en las enterocutáneas cuando se ha
excluido presencia de obstrucción o abscesos. En
ausencia de respuesta favorable podrán indicarse
anti-TNF y cirugía, cuando no ha habido respuesta
al tratamiento farmacológico. Si se sospecha pre-
sencia de absceso, el tratamiento inicial debe ser
quirúrgico para drenarlo, después deberá investi-
garse la extensión de la enfermedad perianal, que
podrá hacerse en el mismo acto quirúrgico, me-
diante RNM o ecografía transanal y perineal.
Tratamiento para mantener la remisión:
Deberá tener en cuenta la presentación inicial,
la extensión y la localización de la enfermedad,
la frecuencia y gravedad de recaídas, así como la
eficacia del tratamiento previo para inducir la re-
misión durante los brotes. La mayoría de los pa-
cientes tratados con corticoides no alcanzarán la
remisión después del año y precisarán tratamiento
de mantenimiento.
•
EC localizada: Tras el primer brote de la enfer-
medad, si éste ha remitido con corticoides, se
recomienda mantener el tratamiento con tiopu-
rinas (AZA o 6-MP) o MTX. Sin embargo algu-
nos autores recomiendan no dar fármacos de
mantenimiento tras la remisión del primer brote.
No se recomiendan usar corticoesteroides como
tratamiento de mantenimiento por los efectos
secundarios que producen a largo plazo.
•
EC extensa: En estos pacientes, el tratamiento
más adecuado para mantener la remisión es
la AZA, sobre todo en aquellos pacientes que
tengan afectado, por lo menos, un 50% de
área colónica. Otros fármacos como los inmu-
nosupresores, el MTX y la introducción tem-
prana de anti-TNF han demostrado su eficacia
en el manejo de pacientes corticodependientes
y en el mantenimiento de la remisión de enfer-
mos con afectación extensa.
Cirugía:
En primer lugar hay que decirle al paciente
que la cirugía no es curativa. La decisión de una
actitud quirúrgica deberá tener en cuenta la ex-
tensión de la enfermedad, la respuesta al trata-
miento farmacológico y la presencia o ausencia de
complicaciones. Entre las indicaciones de cirugía
están las complicaciones de la enfermedad que
podrían precisar un tratamiento quirúrgico, como
por ejemplo, en las estenosis fibróticas y fístulas
que suelen tener pobre respuesta al tratamiento
farmacológico se debe plantear dicha opción. Ac-
tualmente se intentan evitar resecciones extensas
del intestino con técnicas de resección segmen-
taria de las zonas con afectación macroscópica y
estructuroplastias para ensanchar las estenosis.
Seguimiento de la evolución de la enfermedad:
De igual manera que en la CU, se debe realizar
un seguimiento estrecho de estos pacientes por el
alto índice de abandonos del tratamiento tras la
remisión del brote.
Tanto en la EC como en la CU es muy impor-
tante revisar el calendario de vacunación, porque
las vacunas con agentes vivos están contraindica-
das en inmunodeprimidos y en caso de necesidad,
deberán administrarse tras el diagnóstico. Se re-
comienda vacunar de la gripe y neumococo a pa-
cientes inmunodeprimidos.
Para el seguimiento de la enfermedad la técnica
de imagen de elección es la RNM por la frecuencia
con la que deben repetirse las pruebas de imagen
a lo largo de la enfermedad y por el riesgo de acu-
mular radiación.
Conclusiones
*
La enfermedad Inflamatoria Intestinal
abarca dos enfermedades crónicas relacio-
nadas entre sí, la enfermedad de Crohn (EC)
y la colitis ulcerosa (CU), cuya característica
principal común es la agresión inmunológica
hacia el tracto gastrointestinal.