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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
sicas con osteoporosis, incrementa la densidad
mineral ósea (DMO) en cualquier localización y
previene las fracturas vertebrales, no vertebrales
y de cadera. Sin embargo, el efecto de la THS con
estrógenos solos en la prevención de fracturas en
mujeres con bajo riesgo de fractura es más in-
cierto, especialmente en el caso de fracturas de
cadera y otras fracturas no vertebrales. Algo si-
milar puede decirse sobre la eficacia de la THS en
pacientes con tratamiento prolongado con gluco-
corticoides y osteoporosis, en los que ha demos-
trado eficacia en cuanto a incrementar la DMO en
la columna vertebral, pero no en la cadera. En mu-
jeres con fallo ovárico prematuro y/o menopausia
temprana la THS estaría indicada en la prevención
y tratamiento de la osteoporosis.
Aun cuando esté indicada, no es aconsejable el
uso de la THS (con estrógenos y progestágenos)
más de 5 años, a partir de los 50 años. Si procede,
debe iniciarse a dosis bajas (con cantidades de es-
trógeno equivalentes a parches de 25 µg) y si es
necesario puede incrementarse la dosis.
En mujeres con útero intacto se recomienda la
THS que combina estrógeno y progestágeno. La
dosis de progestágeno se debe ajustar en función
de la dosis de estrógeno administrada y la pauta
de tratamiento. Por el contrario, en mujeres sin
útero o histerectomizadas se recomienda la THS
con estrógenos solos; sin embargo, en aquellos
casos en que la histerectomía fue motivada por
un cáncer de endometrio, la THS debe combinar
estrógenos y progestágenos. En cualquier caso, la
pauta combinada continua no debe iniciarse hasta
un año después de establecida la menopausia.
En general, la THS no se recomienda en mujeres
postmenopáusicas mayores de 65 años.
Moduladores selectivos de receptores estrogénicos
(
SERM, Selective Estrogen Receptor Modulators)
Retrasan la desmineralización ósea. Se han des-
cubierto dos subtipos de receptores intracelulares
de estrógenos, el alfa (
a
)
y el beta (
b
),
que se en-
cuentran en diferentes concentraciones y locali-
zaciones en los distintos tejidos del organismo. A
nivel óseo, los recetores beta (
R
b
)
se encuentran
principalmente en el hueso esponjoso en desarro-
llo, mientras que los
R
a
se concentran en mayor
medida en el hueso cortical. Los SERM utilizados
en osteoporosis producen efectos estrogénicos
típicos sobre el hueso, reduciendo la resorción y
el ciclo metabólico total del hueso. En los tejidos
mamario y uterino, sin embargo, producen efectos
antiestrogénicos, aunque esto se traduce en un
efecto uterotrófico de escasa entidad.
El primero en ser comercializado fue el
raloxi-
feno
(
EFG, Evista
®
,
Optruma
®
)
.
Estudios realiza-
dos a 24 meses muestran incrementos del 1,2-2%
en la densidad ósea total corporal, con elevacio-
nes del 1,3 al 2,4% en las localizaciones de espina
lumbar y de cadera. También produce modifica-
ciones en los marcadores biológicos del ciclo óseo
similares a los obtenidos con estrógenos, y efectos
favorables sobre los lípidos plasmáticos, aunque
en este caso menos marcados que con estróge-
nos, especialmente en lo que se refiere a HDL.
Además, ha demostrado ser eficaz en la reduc-
ción del riesgo de fracturas vertebrales en mujeres
postmenopáusicas, aunque es más cuestionable la
eficacia del raloxifeno en la prevención de fractu-
ras de cadera o de muñeca.
No induce activación del endometrio ni parece
estar relacionado con un incremento del riesgo
de cáncer de mama. De hecho, en las mujeres
postmenopáusicas osteoporóticas, el tratamiento
con raloxifeno parece disminuir el riesgo de cán-
cer de mama invasivo. Sin embargo, no debe
administrarse en mujeres con riesgo elevado de
enfermedad tromboembólica venosa, ni en muje-
res premenopáusicas o con sangrado uterino no
diagnosticado; tampoco se recomienda en muje-
res con síntomas climatéricos intensos (sofocos).
El tratamiento con raloxifeno es bien tolerado.
Los efectos secundarios más frecuentes descritos
en la terapia con raloxifeno han sido sofocos, ca-
lambres en miembros inferiores y la aparición de
un leve edema periférico. El efecto adverso grave
más común es el incremento en el riesgo de epi-
sodios de trombosis venosa profunda, que casi se
triplica. También es mayor el riesgo, en relación al
placebo, de embolismo pulmonar, trombosis ve-
nosa y eventos cardiovasculares leves como dolor
anginoso, palpitaciones, taquicardia y vasodila-
tación. No debe prolongarse el tratamiento con
raloxifeno durante más de 8 años, hasta disponer
de más datos de seguridad.
El
bazedoxifeno
(
Conbriza
®
)
está estrecha-
mente relacionado con el raloxifeno. Ha mostrado
incrementar significativamente frente al placebo la
densidad mineral ósea, tanto vertebral (1,1-1,4%)
como en otras localizaciones (1,3-1,8%) tras dos
años de tratamiento, en términos no inferiores al
raloxifeno (1,5% y 1,7%, respectivamente). Aún
más importante, el bazedoxifeno ha demostrado
reducir la incidencia de fracturas vertebrales en
un 37-42% frente a placebo, en la misma línea