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Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
En general, pueden clasificarse los factores de
riesgo en función de su valor:
Factores de riesgo elevado
,
asociados a un
riesgo de fractura dos o más veces mayor al de
la población sin factores de riesgo (RR
2).
––
Fractura previa por fragilidad
––
Antecedente familiar de fractura de cadera
(
padres o hermanos)
––
Tener 65 años o más
––
Indice de masa corporal (IMC) inferior a 20
Kg/m
2
––
Tratamiento prolongado con glucocorticoi-
des por vía sistémica (más de 3 meses con
una dosis diaria de 5 mg o más de predni-
solona (o dosis equivalentes de otros gluco-
corticoides).
––
Fallo ovárico prematuro sin tratar
––
Caídas en el último año
––
Hiperparatiroidismo
––
Trastorno de la conducta alimentaria (ano-
rexia, bulimia, etc.)
––
Malnutrición crónica y malabsorción
Factores de riesgo moderado
,
asociados
a un riesgo de fractura entre una y dos veces
mayor al de la población sin factores de riesgo
(1
>RR<2).
––
Consumir >3 unidades de alcohol/día (una
unidad representa 8-10 g de alcohol)
––
Fumador actual
––
Diabetes tipo 1 (insulinodependiente)
––
Artritis reumatoide
––
Hipertiroidismo
––
Sexo femenino
––
Menopausia temprana (40-45 años)
TRATAMIENTO
Objetivos generales
En general, los tratamientos orientados a re-
trasar la resorción ósea son mucho más efecti-
vos que los destinados a promover la reminera-
lización. Esto significa que, preferiblemente, los
tratamientos deberían ser preventivos, empe-
zando antes de que la destrucción de la estruc-
tura ósea sea irreversible. Además de ello, en
muchos pacientes es preciso controlar el dolor
asociado con la enfermedad y, en cualquier
caso, minimizar el riesgo de caídas que podrían
causar fracturas.
El conocimiento de la relación beneficio/riesgo
de los tratamientos de la osteoporosis es limitado,
debido fundamentalmente a que no es fácil co-
rrelacionar la densidad mineral con el riesgo de
fracturas, aunque dicha correlación pudiera pare-
cer obvia. Esto se traduce en que para considerar
un tratamiento como eficaz no basta con demos-
trar diferencias significativas en la densidad ósea
sino en la incidencia de fracturas, lo cual requiere
ensayos clínicos muy prolongados e incluyendo a
gran cantidad de pacientes. Por otro lado, debe
tenerse en cuenta que la mayoría de los ensayos
se realizan en el período inmediatamente posterior
a la menopausia y no en el grupo de edad donde
suelen producirse la mayoría de las fracturas (más
de 70 años).
Medidas extrafarmacológicas
Se trata de incidir sobre los principales factores
de riesgo que sean modificables (la genética no lo
es, al menos por el momento) mediante cambios
en el estilo de vida del paciente, fortaleciendo los
hábitos saludables y previniendo aquellas situacio-
nes que puedan implicar un riesgo de caídas.
Hábitos saludables
Es importante seguir una dieta con aporte de
calcio
adecuado para mantener una correcta
salud esquelética. Sin embargo, no está tan claro
de que esta intervención asilada de otras comple-
mentarias sirva eficazmente para prevenir las frac-
turas por fragilidad. También se recomienda un
aporte adecuado de
vitamina D
a toda la pobla-
ción (mediante dieta y exposición solar adecuada,
o suplementos). Debe recordarse que la exposición
solar es el principal estímulo para la síntesis cutá-
nea de vitamina D, pero no hay pruebas suficien-
tes sobre su efecto en la reducción de fractura por
fragilidad; además, deberá tenerse presente que si
se usan cremas con factor de protección superior
a 8 ya no se sintetiza vitamina D.
No hay suficientes datos científicos como para
avalar el efecto de las
isoflavonas
naturales en
la prevención de las fracturas por fragilidad y, por
otro lado, tampoco hay demasiados datos relati-
vos a sus efectos adversos, en especial cuando la
fuente es a partir de suplementos farmacológicos.
Por consiguiente, no se recomienda el uso de su-
plementos de isoflavonas hasta poder discernir si
pueden tener o no un efecto perjudicial a largo
plazo.