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543 Panorama Actual del Medicamento

REVISIÓN

15-24 años, en población urbana y en personas de nivel socioeconómico y cultural bajo. Se pro-ducen unos 12.000 casos anuales en España, con un 5-10% de formas de evolución crónica y unos 250 casos de hepatocarcinoma. Aunque los distintos genotipos del VHB se asocian a una distribución geográfca concreta, las grandes migraciones históricas y la actual globalización está facilitando la difusión de los diversos genotipos. En términos generales, la localización más habitual de tales genotipos es: A: Principalmente en Norteamérica, el No-roeste de Europa y Sur de África y Australia. B y C: Principalmente en el Sudeste asiático, China, Japón y Australia.

D: Sur de Europa, Norte de África, en Oriente Medio, Rusia, India y Australia. E: Principalmente en África.

F: América Central, Sudamérica, Polinesia y nativos norteamericanos

G: Estados Unidos, Francia y Alemania. H: América Central.

En cuanto al virus de la hepatitis D (VHD), requiere de la infección por el VHB para poder infectar al huésped y se distinguen dos formas: coinfección y sobreinfección. Se estima que un 5% de los pacientes con infección por VHB es­ tán coinfectados con el VHD. En la última dé-cada ha descendido notablemente la infección por el VHD, al disminuir la población de adictos a drogas por vía pa­renteral.

Los virus de la hepatitis B (VHB) contienen ADN, a diferencia de los agentes causantes del resto de hepatitis virales, que contienen exclusi-vamente ARN. Precisamente, a esta peculiaridad hace mención el nombre de la familia a la que pertenece, la hepadnaviridae (virus hepatotropos con ADN: hepa dna viridae). No obstante, los VHB precisan replicarse a través de un ARN interme-diario, por lo que el virus contiene también una retrotranscriptasa, igual que los virus de la familia retroviridae (entre ellos, el VIH). Otra caracterís-tica particular de estos virus es su capacidad para formar anillos de ADN cerrados por enlaces cova-lentes (ADNccc), que les permiten permanecer de manera in­defnida en la célula infectada. La transmisión se puede producir vía parente-ral (transfusiones, uso compartido de jeringuillas

o material de inyección, tatuajes, piercing ...), vertical (de madre a hijo, durante la gestación y parto) y sexual. La transmisión por picaduras de insectos es muy dudosa, aunque algunos casos de hepatitis B aguda suceden de forma espon-tánea, sin un origen conocido. El periodo de in-cubación es de 45 a 180 días.

Como ocurre con otros virus hepatotropos, tanto el VHB como el VHD no son directa-mente citopáticos. En la infección por el VHB, la respuesta innata es poco efcaz, y no es in-ducida. Por alguna razón todavía no conocida, el VHB permanece oculto en la primera fase de la respuesta inmunológica, no activando los linfocitos T (mediante los receptores toll-like ), aunque, por el contrario, estimula la síntesis de IL-10, que in­hibe la respuesta de tipo Th1 . El periodo medio de incubación de la hepa-titis B y de la hepatitis D comprende entre 4 y 12 semanas. El cuadro prodrómico es variable e incluye malestar general, anorexia, astenia, náuseas, vómitos, cefalea y/o artromialgias y otros síntomas. Distintos estudios sugieren que tanto la clínica como la respuesta al tratamiento pueden variar dependiendo del genotipo viral. La partícula viral de los VHB está formada por un núcleo central (core), rodeado por una envoltura superfcial (nucleocápsida). Se replica en el interior de los núcleos de los hepatocitos infectados. La envoltura superfcial se añade en el citoplasma, con la particularidad de produ-cirse con gran exceso (sin que, por el momento, esto se haya explicado). Los tres principales sis-temas antígeno-anticuerpo relacionados con el VHB son:

–– Antígeno de superfcie (HbsAg, antigua-mente antígeno Australia ). Está asociado con la envoltura superfcial del virus; su presencia en el suero se considera como la primera evi-dencia de una infección aguda por el VHB y es indicativo de la infectividad de la sangre. Apa-rece típicamente durante la incubación, gene-ralmente entre una y seis semanas antes de que comience la afección clínica o bioquímica, y desaparece durante la convalecencia. El co-rrespondiente anticuerpo (anti-HBs o Ac-HBs) aparece semanas o meses después, tras la re-cuperación clínica, y suele persistir toda la vida.

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