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« Previous Page Table of Contents Next Page »540 Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
para el conjunto del organismo. Conviene no olvidar que el hígado, junto con el páncreas y la vesícula biliar, aporta secreciones digestivas que permiten la digestión de los alimentos y la absorción de los nutrientes. Además, juega un papel esencial en el metabolismo de los glúci-dos, de las proteínas y de las grasas, y almacena glucógeno, vitaminas y minerales. Asimismo, desempeña una función clave en el manteni-miento de los niveles de glucemia, la obtención de energía, la síntesis de proteínas con impor-tantes funciones en el organismo (por ejem-plo, las proteínas plasmáticas o los factores de coagulación) y de otros elementos estructura-les (como el colesterol o los fosfolípidos); asi-mismo, está implicado en el metabolismo de hormonas y de fármacos, y ejerce una función desintoxicante esencial, eliminando sustancias nocivas para el organismo.
En las hepatitis agudas virales, la generación de una respuesta inmune intensa de los linfoci-tos T cooperadores o facilitadores (linfocitos T helper o Th , CD4+) frente a diversos antígenos virales es decisiva para erradicar la infección, re-solver la infamación y evitar la evolución hacia la cronicidad. La acción de los linfocitos T CD4 ejerce un control sobre las reacciones inmunes efectoras a través de dos poblaciones linfoci-tarias:
a) Linfocitos Th1 , que produce interferón γ (IFN-γ), interleucina 2 (IL-2) y factor de necrosis tumoral α (TNF-α), capaces de generar una ac-ción citotóxica mediada por linfocitos T, y b) Los linfocitos Th2 que sintetizan IL-4, IL-5, IL-6, IL-10, y que promueven la respuesta hu-moral productora de anticuerpos.
Una respuesta vigorosa y multiespecífca de tipo Th1 frente a distintos antígenos virales se correlaciona con la resolución de la hepatitis aguda. Por el contrario, una función coopera-dora defciente, junto a una citotoxicidad por los linfocitos T CD8 inefcaz, da como resultado la persistencia de la replicación vírica en el hí-gado y la evolución de la hepatitis aguda a la cronicidad.
En el proceso de evolución de la hepatitis crónica se produce, con independencia de su etiología, la formación intrahepática de nuevas
( neoformación ) estructuras vasculares, de es-tructura anómala, que se conoce como angio-génesis o, más propiamente, neoangiogénesis . El típico endotelio hepático fenestrado (sin-usoides) se transforma en un endotelio de tipo capilar, que impide el correcto intercambio de oxígeno, de nutrientes y de catabolitos (produc-tos de desecho procedentes del metabolismo celular), entre el hígado y el torrente sanguí-neo. De hecho, la activación desorganizada y persistente de la neoangiogénesis en respuesta a la infamación crónica es posiblemente el ele-mento fundamental en la etiopatogenia de las hepatitis crónicas virales, hasta el punto de que el análisis en sangre periférica e intrahepática de los factores relacionados con la angiogéne-sis es un factor predictor de la evolución de la enfermedad e incluso de la respuesta a su tra tamiento.
Anteriormente, se ha mencionado el riesgo real de que la hepatitis viral crónica, especial la B y la C, progresen a cirrosis y a carcinoma hepático. El desarrollo de este último parece estar facilitado por determinados factores res ponsables de la lesión hepática crónica. En concreto, las células del sistema inmune que participan en el proceso de reparación de estructuras dañadas (cicatrización de la lesión), si no están reguladas de forma muy precisa, pueden provocar la estimulación persistente de procesos profbróticos y proangiogénicos, responsables de las alteraciones estructurales y funcionales hepáticas, con riesgo de degenerar y formar un tumor cancerígeno en el hígado. Por el contrario, una buena y equilibrada res-puesta de la inmunidad, de forma espontánea o inducida por el tratamiento antiviral, puede lograr la erradicación del virus, al menos en al-gunos pacientes.
HEPATITIS A y E
El virus de la hepatitis A (VHA) tiene una transmisión fecal-oral y suele cursar con brotes epidémicos en el 60% de los casos. Por tanto, la forma de transmisión más común es a través
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