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« Previous Page Table of Contents Next Page »565 Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
cánceres diferenciados (papilar y folicular) de ti-roides, algo que no ocurre en los anaplásicos o de origen no folicular por lo que no es útil en estos últimos. Se utilizan dosis altas y únicas de yodo que, por normas de radioprotección, precisan el ingreso del paciente.
Finalmente el tratamiento con L-T4 ( levotiroxina ) es preciso para, además de sustituir el hipotiroi-dismo yatrogénico, inhibir la TSH y el crecimiento residual de las células cancerosas. La supresión de TSH (< 0,1mU/L) es obligada hasta la remisión completa de la enfermedad, pudiendo luego man-tener concentraciones normales de TSH.
La radioterapia paliativa puede realizarse com-plementariamente al tratamiento con I131, en casos de enfermedad cervical residual o recidi-vante. También en metástasis óseas con fnalidad analgésica. Se ha aplicado tratamiento quimiote-rápico en casos de tumores o metástasis que no captan yodo con escasos resultados.
SEGUIMIENTO
En general , los tumores diferencias tienen baja mortalidad, por lo que hay una importante pobla-ción en seguimiento crónico y se precisa un mé-todo de control efciente. La tiroglogulina sérica es un marcador tumoral muy útil que unos meses después de la ablación no debe detectarse. Ade-más la ecografía cervical es el procedimiento que acompaña a la determinación de tiroglobulina ya que es capaz de detectar adenopatías de 2 a 3 mm.
El criterio de remisión tras la ablación con ciru-gía y I 131 es la presencia de concentraciones inde-tectables de tiroglobulina (<1 ng/ml) tras estímulo con TSH y ecografía cervical normal. Tras el primer control a los 6 meses, los plazos del seguimiento se irán estableciendo según el grado de riesgo de los pacientes y el resultado de las pruebas. En la actualidad se utiliza TSH recombinante para la estimulación de la tiroglobulina por parte de posibles restos tumorales, lo que evita la su-presión de la L-T4, para elevar la propia TSH del paciente, el descontrol de la función tiroidea y el aumento de riesgo de recidiva tumoral por la ci-tada TSH. En el caso de sospecha de recidiva, con niveles elevados de tiroglobulina o alteraciones en la ecografía es necesario realizar un rastreo corpo-ral gammagráfco con I. 131 .
coNCLUSIONES
1.- Los tumores malignos de tiroides son los más frecuentes del sistema endocrino y los que mayor mortalidad ocasionan.
2.- El único factor etiológico sólidamente relacio-nado con su desarrollo son las radiaciones ioni-zantes, bien por irradiación terapéutica, bien por contaminación ambiental.
3.- La denominación de cáncer de tiroides (CT) incluye todos los tumores derivados de células tiroideas. Quedan, por tanto, excluidos los lin-fomas y los sarcomas que asientan en esta glán-dula. Más del 90% de las neoplasias tiroideas corresponde a tumores bien diferenciados. El resto, los tumores anaplásicos y el cáncer me-dular de tiroides, también están incluidos en la denominación de CT.
4.- Generalmente cursa de manera asintomática, siendo su forma más frecuente de presentación la existencia de un nódulo tiroideo único (cer-vical anterior) y/o adenopatías en las cadenas ganglionares latero cervicales.
5.- El consenso europeo ha resultado ser un gran avance en la aproximación diagnóstica y tera-péutica del nódulo tiroideo y del CT.
6.- El principal objetivo en el manejo del nódulo tiroideo es descartar patología maligna. 7.- La ecografía realizada por un experto es la técnica de imagen más precisa para la evalua-ción del nódulo tiroideo y del CT, ya que permite observar la presencia de otros nódulos, adeno-patías sospechosas y datos sugestivos de malig-nidad. Asimismo de la cirugía es el método pre-ferido para la detección de enfermedad residual, recurrente o metastásica en el cuello.
8.- La prueba diagnóstica fundamental que se debe solicitar en la evaluación de un nódulo tiroideo es la punción y aspiración con aguja fna (PAAF). El riesgo de cáncer de tiroides es el mismo en un nódulo único que en un nódulo dominante de un bocio multinodular (BMN). Se debe solicitar una PAAF si el nódulo tiroideo único o el nódulo dominante es mayor de 1 cm. 9.- El tratamiento estándar del CT (papilar o foli-cular) es la tiroidectomía total o casi total y tra-tamiento posterior con I.131
10.- La tiroglogulina sérica es el marcador tumo-ral estándar para el seguimiento. A los pocos meses de la cirugía no deben detectarse niveles en sangre.
11.- El criterio de remisión tras la ablación con cirugía y I131 es la presencia de concentraciones indetectables de tiroglobulina (<1 ng/ml) tras estímulo con TSH y ecografía cervical normal.
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