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« Previous Page Table of Contents Next Page »421 Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
plo, el gen p53 codifca una proteína que tiene la misión de mantener la integridad del genoma. En situaciones de estrés celular, o cuando se pro ducen lesiones en el ADN, se activa la vía contro lada por p53 parando la progresión del ciclo ce lular para permitir la reparación del ADN alterado y, cuando ello no es posible, activa el proceso de apoptosis. Por este motivo, a este gen se le con oce como guardián del genoma . Obviamente, cualquier desregulación de este gen o de su ex presión puede facilitar que las células tengan una mayor susceptibilidad a la transformación y pro gresión maligna ante la acumulación de errores genéticos, algo que ha sido realmente observado en numerosos tumores.
Tradicionalmente, el ciclo celular es dividido en cinco fases. La fase G1 ( growth , crecimiento) es la más larga - si se escluye la fase no proliferativa o de reposo, G0 – y durante la cual se lleva a cabo la síntesis del ARN y de proteínas; la fase S o de síntesis y duplicación del ADN es previa a la divi sión celular; la fase G2 corresponde al intervalo premitótico, durante el cual la célula organiza su ADN y se prepara para la siguiente fase de divi sión; durante la fase M o de mitosis se lleva a cabo el proceso de condensación, orientación, segrega ción y recondensación de los cromosomas, consi guiéndose un reparto igual del material genómico en las dos nuevas células formadas. Tras la fase M, las células pueden proseguir a la fase G1, para reiniciar el proceso de proliferación, o bien entrar en la fase G0 o de reposo, en la que las células forman parte de una población celular con una mínima actividad metabólica. La transición entre las diferentes fases del ciclo celular está regulada por un complejo sistema de señales estimuladoras e inhibidores de la progresión a los que genérica mente se denominan reguladores del ciclo celu-lar , cuya importancia en la proliferación tumoral resulta obvia. Entre los estimulantes se encuentra las cinasas dependientes de ciclinas (CDK), mien tras que actúan como inhibidora la mencionada proteína p53 , entre otras.
Por si todos los anteriores mecanismos induc tores, inhibidores y reguladores no fueran suf cientes, existen otros adicionales que participan necesariamente en la génesis tumoral o en su di fusión. En este sentido, merece la pena destacar a los denominados micro-ARN (mi-ARN) que, como su nombre sugiere, se trata de cadenas muy cor tas de ARN (21-23 nucleótidos), y cuya función consiste en regular – generalmente, inhibiéndola – la expresión de numerosos genes. Estos peque
ños fragmentos de ARN son capaces de unirse de forma muy selectiva a su fracción complementaria de una molécula de ARN mensajero e inhibir la transcripción del fragmento. Esto puede afectar a tanto a la transcrpción de un oncogén como de un gen supresor tumoral, por lo que los micro-ARN pueden relacionarse con el pronóstico o agresividad de una neoplasia, pero también pro porciona una nueva vía para la terapéutica anti cancerosa.
Ya se ha comentado al principio de este in forme la importancia de la angiogénesis como vía a través de la cual todas las células humanas, incluyendo las tumorales, reciben oxígeno y nu trientes para sobrevivir. Aunque las células solas, o formando un pequeño grupo, pueden obtener los recursos bioquímicos necesarios para su super vivencia por procesos de difusión y ósmosis, pero a partir de un cierto número de células, aquellas que se encuentran en el centro se encuentran en una situación de hipoxia. Por ello, se pone en mar cha un proceso de señalización con la secreción de diferentes factores de crecimiento que estimulan a las células endoteliales a generar nuevos vasos ( neovasos ) para garantizar el aporte sanguíneo a todas las células tumorales, al mismo tiempo que se estimula la eritropoyesis. Al mismo tiempo, este proceso permite que determinadas células tumorales puedan introducirse en la red vascular normal y, a través de ella, migrar a otros puntos del organismo para dar lugar a las metástasis. Aunque no está claro por qué unos tumores tie nen mayor capacidad que otros para diseminarse y hacer metástasis en zonas lejanas del tumor pri mario, la diseminación y la metástasis son pro piedades características de las células neoplásicas. Frente a lo que ocurre con las células normales, que requieren para crecer y multiplicarse estar uni das entre sí (gracias a la existencia de ciertas pro teínas, como la E-cadherina ) y, a la vez, a la matriz extracelular (mediante las integrinas ), las células tumorales deben haber perdido parte de su ad herencia para poder migrar. Para ello, desarrollan la capacidad para sintetizar un conjunto de pro teasas (entre ellas, la catepsina-D y las metalopro teinasas), mediante las cuales rompen los puntos de anclaje con la matriz extracelular y la degradan. Asimismo, gracias a la acción de diferentes pro teínas del citoesqueleto y diferentes factores que participan en los procesos infamatorios, las células tumorales son capaces de moverse a lo largo del estroma. A partir de ahí, algunas de estas células podrán introducirse en los vasos sanguíneos, viajar
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