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447 Panorama Actual del Medicamento

REVISIÓN

estrategia de prevención es la de facilitar el aban­ dono del tabaquismo, si es preciso con ayuda far­ macológica.

Por lo que se refere a la modifcación del es­ tilo de vida, lamentablemente no son tan claras las medidas a adoptar y, sobre todo, algunos de tales cambios son bastante complicados de imple­ mentar. Por ejemplo, unos hábitos alimetarios no se cambian de un día para otro, ni una persona modifca el nivel de su actividad física de forma repentina. Con todo, la reiteración sistemática de los mensajes, junto con las explicaciones pertinen­ tes suelen acabar dando frutos, aunque a medio o largo plazo. En cualquier caso, recomendar la realización de activi­dad física regular, ingerir dietas ricas en frutas y verdu­ras, reducir el consumo del alcohol y evitar fumar son mensajes que, no por tópicos, dejan de tener un impacto muy positivo en la salud de la población, no solo ayudando a reducir la incidencia y mortalidad por cán­cer, sino también las de otras enfermedades (cardiovascu­ lares, metabólicas, etc.).

Por otra parte, en el caso de algunas neoplasias inducidas por virus, la utilización de algunas va­ cunas, concretamente contra la hepatitis B o con­ tra diferen­tes tipos del virus del papiloma (VPH), admi­nistradas a poblaciones determinadas per­ mite reducir el riesgo de aparición del hepatocarci­ noma en pobla­ciones endémicas, o del carcinoma de cérvix de forma más amplia, respectivamente. Además del papel preventivo, la prestación de los servicios personalizados de seguimiento far­ macoterapéutico por el farmacéutico optimiza los resultados terapéuticos y ayuda a prevenir la incidencia de eventos adversos y de interacciones farmacológicas. Aunque lo más habitual es que la administración de los tratamientos o ciclos de qui­ mioterapia antineoplásica se hagan en un medio hospitalario – pare monitorizar directamente la respuesta del paciente y atender de forma inme­ diata cualquier posible complicación clínica – la inmensa mayoría de los pacientes con cáncer re­ torna a continuación a sus domicilios y, en gran parte, vuelven a realizar su vida cotidiana. Esto im­ plica que las instrucciones dadas por parte del on­ cólogo en el hospital tienen que ser estrictamente seguidas por el paciente, aunque pueden ir com­ plementadas con otras del médico de atención primaria, relativas a los cuidados y precauciones cotidianas así como a la prescripción de cualquier tratamiento de continuación o complementario, y con las del farmacéutico a la hora de realizar el correspondiente control en la dispensación de la

misma y, en general, en el seguimiento farmaco­ terapéutico en el ámbito de la ofcina de farmacia. Es importante instruir al paciente acerca de los signos y síntomas de los efectos adversos más re­ levantes del tratamiento, no solo para facilitar su racionalización por el paciente sino también para que éste sea capaz de identifcarlos y, en su caso, comunicarlos al oncólogo para la adopción de las medidas pertinentes en cada caso.

De nada sirve el diagnóstico más certero y la prescripción del régimen farmacológico más idó­ neo, si el paciente no colabora cumpliendo estric­ tamente las indicaciones recibidas. Por ello, es es­ pecialmente relevante vigorizar desde la ofcina de farmacia dicho comportamiento colaborador del paciente, controlando con la debida discreción la adherencia mediante preguntas sobre la evolución de los síntomas y el registro de las fechas de dis­ pensación de los medicamentos, así como cual­ quier otra información de carácter sanitario que voluntariamente quiera aportar el paciente como complemento de lo anterior.

Para un adecuado seguimiento farmacotera­ péutico es imprescindible controlar la dispensación de los medicamentos, incluso de aquellos dispen­ sados en otras ofcinas de farmacia y/o prescritos por otros médicos para otras indicaciones. No solo debe considerarse el riesgo potencial de interac­ ciones, sino también la posible interferencia con análisis clínicos y la existencia de contraindicacio­ nes o precauciones que deben adoptarse para evi­ tar problemas serios. Para ello, es especialmente recomendable en este tipo de pacientes la oferta de un SPD (servicio personalizado de dispensa­ ción).

El ejercicio físico moderado – siempre a la me­ dida de la capacidad del paciente – puede ayudar a mejorar su calidad de vida y superar algunas de las limitaciones autoimpuestas por el mismo. Igualmente, realizar determinadas actividades de carácter lúdico, como el baile o la música, mejora el estado psicológico. Como ocurre con otras en­ fermedades, el cáncer es un claro ejemplo de que la participación en grupos o sociedades de pacien­ tes y familiares puede resultar de gran ayuda, faci­ litando la obtención de información especializada y como apoyo psicológico tanto al paciente como a la familia y cuidadores.

Aunque hay tratamientos específcos, la forma más habitual de prevenir la mucositis oral y sus complicaciones es mediante una higiene bucal escrupulosa y si el paciente manifesta dolor, puede hacer enjuagues con anestésicos tópicos

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