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439 Panorama Actual del Medicamento

REVISIÓN

sensación de calor y la amenorrea en el 70% de las mujeres después de la primera dosis, así como hipoestrogenismo mani­festado por sofocos, sudo­ ración, cefalea, depresión, alteraciones del humor y reducción de la libido; tam­bién se ha descrito impotencia sexual y ginecomastia.

Se ha observado osteoporosis tanto en mujeres como en hombres, con pérdida signifcativa de te­ jido óseo trabecular (hasta un 10% en 6 meses), con esca­sos efectos sobre el hueso cortical. Excepcionalmente, se han descrito casos de apo­plejía hipofsaria, frecuentemente secundaria a un adenoma hipofsario. Suele ocurrir hacia las 2 semanas de tratamiento, aunque también se han descrito casos a las pocas horas de la primera dosis. Con frecuencia se ha observado cefalea, depre­sión, insomnio, fatiga, náuseas y vómitos. Están comercializadas en España con indicacio­ nes antineoplásicas buserelina, degarelix, gosere­ lina, histrelina, leuprorelina y triptorelina.

Antagonistas hormonales y fármacos relacionados

Entre los antiestrógenos hay compuestos ca­ paces de desarrollar una acción antiestrogénica en algunos tejidos mien­tras que tienen acción estro­ génica en otros. Estas sus­tancias son denominadas

moduladores selectivos de receptores estrogénicos (SERM). El tamoxifeno y el tore­mifeno son anta­ gonistas de receptores estrogénicos en tejido ma­ mario y, por el con­trario, son agonistas parciales sobre endometrio y el hueso. Esta última acción los relaciona con un aumento de 4-6 veces en la incidencia del cáncer de endometrio, pero tam­ bién con un efecto benefcioso sobre la conserva­ ción ósea, con reducción del riesgo de osteoporo­ sis. El fulvestrant tiene un me­canismo de acción similar al ta­moxifeno y el toremifeno, pero carece de actividad agonista estrogénica sobre endome­ trio y hueso.

Las reacciones adversas están relacio­nadas con sus propiedades antiestrogéni­cas y son más fre­ cuentes al comienzo del tratamiento. En pacientes con cáncer de mama, la frecuencia de abandono del tratamiento como consecuencia de los efectos adversos se sitúa alrededor del 15% para el ta­ moxifeno, frente al 9% con placebo. Los efectos adversos observados con mayor fre­cuencia son se­ creción vaginal excesiva y sofocos (a veces graves), sudoración nocturna y fatiga. La administración de tamoxifeno y toremifeno se ha asociado a un in­ cremento del riesgo de cáncer de útero, embolia

pulmonar, trombosis venosa profunda e infarto. El riesgo de estos eventos parece ser mayor en mu­jeres mayores de 50 años. Los síntomas vaso­ motores, tales como sofocos, se producen en más del 30% de los pacientes. Con el toremifeno se ha observado retención de líquido (5%) con for­ mación de edemas. Una diferencia notable entre el tamoxifeno y el to­remifeno es que el toremi­ feno incrementa el intervalo QT de forma dosis-dependiente. La hipercalcemia, a veces grave, está acompañada de empeoramiento a corto plazo de los síntomas tu­morales, con regresión del tamaño del tumor y otros síntomas como dolor óseo y eri­ tema. Además del tamoxifeno y del toremifeno, está comercializado el fulvestrant.

En la próstata, los andrógenos dirigen el cre­ cimiento, la dife­renciación y la supervivencia de las células epiteliales, sin embargo, también parti­ cipan en el desarrollo y pro­gresión de patologías como la hiperplasia prostática benigna y el cán­ cer de próstata, de ahí que el tratamiento clásico de este último consista en bloquear la acción de los andrógenos mediante el empleo de agentes

antiandrogénicos . A pesar de ello, tarde o tem­ prano el tejido tumoral prostático puede hacerse independiente del tratamiento antiandrogé­nico. Los efectos de los andrógenos testiculares pue­ den inhibirse mediante la resección quirúrgica o con la ad­ministración de agonistas o antagonistas de la GnRH. Asimismo, las acciones de los andró­ genos de origen suprarrenal, que se convierten en 5-α-dihidrotestos­terona, pueden interrumpirse con antiandrógenos. En consecuencia, puede lo­ grarse un bloqueo androgénico máximo con la indicación conjunta de un agonista del LHRH y un fármaco antiandrógeno. Están comercializados futamida y bicalutamida.

Los efectos adversos más frecuentes en monotera­pia son ginecomastia, sofocos, sensibi­ lidad mamaria, galactorrea, disminución de la li­ bido, mareos, náu­seas, vómitos, diarrea y erupción cutánea. El efecto adverso más grave es la hepa­ totoxicidad, con casos aislados de fallo hepático fulminante.

Por otro lado, los estrógenos son sintetizados a partir de precursores androgénicos mediante la participación de la enzima aromatasa. La inhi­ bición de esta enzima resulta una vía efcaz para reducir la síntesis de estrógenos y, por tan­to, son una estrategia útil en el tratamiento del cáncer de mama estrógeno-dependiente. Anastrozol y letrozol son inhibidores competitivos de la aroma­ tasa, mientras que el exemestano es un inhibidor

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