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« Previous Page Table of Contents Next Page »438 Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
de células tumorales implicadas en los cánceres de mama, endometrio y próstata, de ahí el interés de la hormonoterapia como forma de tratamiento de tumores hormono-dependientes, tales como los de mama, próstata y endometrio. En términos generales, el tratamiento hormonal se basa en la privación a las células cancerosas de las hormonas que intervienen en su crecimiento, de manera que se actúa alterando la producción o impidiendo la acción de los estrógenos, los andrógenos o la progesterona sobre las células tumorales. La hor monoterapia está dirigida por tanto sobre todo al tratamiento de cánceres con dependencia hor monal como los de mama y de próstata, aunque también se utiliza en el tratamiento de síndromes paraneoplásicos, como el síndrome carcinoide, o de síntomas relacionados con los tumores como la anorexia/caquexia.
Dos terceras partes de los cánceres de mama son hormono-dependientes, es decir, que las cé lulas tumorales expresan receptores de estrógenos (RE), de progesterona (RP) o ambos y, por tanto, van a ser candidatos al tratamiento con hormo noterapia. También se sabe que los andrógenos son imprescindibles para el mantenimiento de la función fsiológica de la próstata y para el desarro llo del cáncer de próstata (CP), ya que en los in dividuos con defciencia de la 5-α-reductasa (en zima clave en la síntesis de andrógenos) o con el síndrome de testículo feminizante, este tumor no se produce. Por tanto, la hormonoterapia va a ser una opción en su tratamiento.
Hormonas y derivados
La utilización de progestágenos en pacientes con cáncer se justifca en razón de sus efectos sobre el metabolismo de los estrógenos, disminuyendo sus concentraciones plasmáticas y, en consecuen cia, suprime el crecimiento de los tumores estró geno-dependientes. Tienen un efecto estimulante del apetito, aunque se desconoce su mecanismo de acción. Durante tratamientos prolongados, han sido comunicados eventos tromboembólicos que incluyeron trombofebitis y embolismo pulmonar (en algunos casos, fatal). Por ello, se debe usar con precaución en pacientes con un historial de tromboembolismo. Durante la administración cró nica se han observado casos de supresión del eje hipotálamo-hipofsario-adrenal, por lo que se debe evitar la suspensión brusca. Tratamientos prolon gados pueden precipitar nuevos casos de diabetes o empeoramiento de la diabetes existente. Los pro
gestágenos pueden causar ocasionalmente una dis minución de la tolerancia a glucosa. Están registra dos con indicaciones antineoplásicas el megestrol y la medroxiprogesterona.
Los superagonistas de la hormona libera-dora de gonadotrofnas son de 50 a 100 veces más potentes que la propia gonadorrelina (GnRH) y tienen también una actividad más prolongada. La síntesis y la liberación de las hormonas gona dotrópicas hipofsarias FSH y LH están reguladas por la liberación pulsátil de la hormona hipotalá mica liberadora de gonadotropinas o gonado-relina (GnRH, gonadotropin release hormone ), también conocida como hormona liberadora de hormona luteinizante (LHRH). La hormona GnRH se libera en forma de pulsos y es transportada hasta la adenohipófsis, donde es captada por las células gonadotropas hipofsarias, sobre las que ejerce su acción para liberar FSH y LH. Estas hor monas, una vez liberadas, actúan sobre las góna das para producir estrógenos y andrógenos que, a su vez, inhiben la liberación hipofsaria de FSH y LH por un proceso de retroalimentación negativa. La administración exógena pulsátil de GnRH es usada comúnmente para inducir la ovulación en mujeres con infertilidad de origen hipotalámico. De forma contraria, la administración exógena continua de GnRH suprime la respuesta endógena de los receptores gonadotropos de la hipófsis a la acción de la GnRH endógena, causando disminu ción de la producción de hormonas sexuales. Las reacciones adversas están muy relacionadas con sus efectos farmacológicos y son ocasionadas por la ausencia de hormonas sexuales. Son más frecuentes durante las primeras semanas de tra tamiento. Al inicio del tratamiento hay una eleva ción de los niveles de testosterona y de estradiol con exacerbación de algunos de los síntomas o desarrollo de nuevos síntomas (efecto fare up ). En pacientes con cáncer de próstata, se ha observado dolor óseo, mialgia, neuropatía, mayor difcultad urinaria y compresión de la médula espinal. La administración concomitante de un antiandrógeno (bicalutamida, ciproterona, etc.) una semana antes y durante las primeras semanas de tratamiento con un agonista de la GnRH re duce la exacerbación de los síntomas en pacientes con cáncer de próstata.
El incremento transitorio de las concentraciones de estrógenos en mujeres que están recibiendo estos fármacos origina, en muchos casos, empeo ramiento temporal de las manifestaciones del cán cer de mama. Son muy frecuentes los sofocos, la
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