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« Previous Page Table of Contents Next Page »433 Panorama Actual del Medicamento
REVISIÓN
de las antraciclinas es la cardiotoxicidad (en espe cial con la doxorubicina y la daunorubicina). Otros efectos secundarios habituales son mielosupre sión, mucositis, emesis importante y alopecia en casi todos los pacientes. Además, son sustancias muy vesicantes, que pueden producir úlceras ne cróticas cuando se extravasan, y que obligan a una administración intravenosa. Es típica la tinción rosa o roja de la orina durante 48 horas tras la adminis tración del derivado antraciclínico.
La cardiotoxicidad aguda no depende de la dosis y se presenta en las primeras horas o días tras una administración con una clínica variada: síndrome pericarditis-miocarditis, insuficiencia cardiaca congestiva, arritmias o muerte súbita. La cardiotoxicidad crónica es más frecuente que la aguda y depende de la dosis total acumulada. El cuadro clínico consiste en una insufciencia car diaca congestiva de evolución progresiva y fre cuentemente irreversible, que se manifesta en el primer año (y, frecuentemente, en el primer mes) y sus síntomas consisten fundamentalmente en taquicardia, taquipnea, dilatación del corazón, in tolerancia al ejercicio, congestión pulmonar y ve nosa y derrame pleural. Todo ello parece refejar una lesión progresiva de los miocitos. Por último, aunque no existe una opinión unánime, algunos cardiólogos sugieren que existe una forma de car diotoxicidad crónica tardía, que se presenta años o incluso décadas tras fnalizar la quimioterapia, que incluiría disfunción ventricular tardía, insufciencia cardiaca, alteraciones de la conducción y arritmias. Obviamente, esta última forma de cardiotoxicidad tiene una especial importancia para los pacien tes pediátricos tratados con antraciclinas, ya que más de la mitad de los niños con enfermedades neoplásicas reciben antraciclinas y estos pacientes son especialmente susceptibles a los efectos car diotóxicos de estos fármacos.
Entre los principales factores de riesgo de cardio toxicidad están: una edad mayor de 70 años y menor de cuatro años (algunos autores la elevan a 15 años), sexo femenino, radioterapia concomitante (en especial, en la zona mediastínica), uso conjunto de otros antineoplásicos (en particular, dosis altas de ciclofosfamida), historial de hipertrofa ventricular, de insufciencia cardiaca compensada, hipertensión o de cardiopatía isquémica. En relación con la ad ministración, son factores de riesgo asociados a la cardiotoxicidad la dosis total acumulada y por ciclo y un tiempo de infusión breve (menos de 3 horas). En España están comercializadas daunorubi cina, doxorubicina (con formulación liposomal),
epirubicina e indarubicina. La mitoxantrona es un análogo antracénico con propiedades similares a las antraciclinas.
Isoquinolinas
El único fármaco disponible es la trabectedina, que se une al ADN provocando la deformación de la doble hélice de ADN, doblándose hacia el surco mayor, lo que afecta signifcativamente a la trans cripción, a la unión a las proteínas ligadas al ADN y a los sistemas de reparación del ADN, dando lugar a la detención del ciclo celular en la interfase G2/ M (inmediatamente previa a la mitosis).
Epipodofilotoxinas (alcaloides del podófilo)
Actúan inhibiendo la topoisomerasa II, como las antraciclinas y análogos, aunque lo hacen sin intercalarse en el ADN, sino mediante la unión di recta a la enzima. Posiblemente, en este proceso tenga algo que ver la capacidad de estas estructu ras para formar radicales libres. Esto mismo podría ser capaz de inhibir ciertas funciones mitocondria les y el transporte de nucleósidos. El efecto más marcado se observa en la fase G2, aunque tam bién pueden verse afectadas las fases S y M. Está disponible el etopósido.
Activos sobre ADN: inhibidores de topoisomerasas (Camptotecinas)
Actúan inhibiendo de forma selectiva la to poisomerasa I, la enzima intranuclear implicada en el desenrollamiento de las hebras de ADN, proceso previo a la replicación y transcripción del ADN. La enzima actúa uniéndose a regiones es pecífcas de la cadena de ADN, rompiendo una de las hebras del ADN. Posteriormente, la enzima vuelve a soldar la cadena tras haberla desenro llado. Tanto irinotecán como topotecán se unen al complejo ADN-topoisomerasa I y lo estabilizan. Esto permite el primer paso de la acción enzimá tica, pero impide el segundo (la reconstrucción de la hebra de ADN). Con ello, queda paralizada la síntesis de nuevas moléculas de ADN. Se ha suge rido que las células neoplásicas presentan niveles de topoisomerasa I superiores a los de las células normales, lo que implicaría un cierto grado de se lectividad citotóxica de estos agentes frente a las células tumorales. Están comercializadas irinote cán y topotecán.
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