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428 Panorama Actual del Medicamento

REVISIÓN

normales. En la terapia celular somática se ex­ traen células efectoras, se activan, se expanden ex vivo y se rein­funden al paciente como células ase-sinas activadas por linfocinas (LAK, lymphokine-activated killer cells ) o células NK ( natural killers ) activadas por interleucina 2 (IL-2), capaces de ac­ tuar selectivamente sobre las células tumorales. Hasta hace relativamente poco tiempo – hace apenas tres décadas – la farmacoterapia tenía un papel casi marginal en la terapéutica del cáncer, reservándose de forma prácticamente exclusiva para cuadros neoplásicos muy avanzados o incluso metastáticos, donde la cirugía o la radioterapia ha­ bían fracasado anteriormente o, en el mejor de los casos, como un complemento a estas últimas. Afortunadamente, el espectacular desarrollo de la farmacología, de la biotecnología y de la citología ha permitido afrontar incluso desde los primeros estadios numerosos tipos tumorales y ofrecer notables mejoras en los resultados, tanto en términos de efcacia antitumoral y aumento de la supervivencia de los pacientes, como de calidad de vida para estos últimos.

Sin duda, la cirugía y la radioterapia antican­ cerosa también han evolucionado muy satisfacto­ riamente y es obvio que los tumores sólidos per­ fectamente localizados y delimitados son un claro motivo de preferencia de estas técnicas sobre la farmacoterapia. Sin embargo, no es menos cierto ésta cada vez se añade con mayor frecuencia para limitar al máximo los riesgos de metástasis. Por otro lado, la farmacoterapia antineoplásica está indicada especialmente en neoplasias que se consideran diseminadas en el momento del diag­ nóstico, como es el caso de las hematológicas. Los elementos fundamentales a considerar en la terapéutica farmacológica del cáncer son la poten­ cia para destruir o transformar a las células neoplá­ sicas, la especifcidad para actuar sobre éstas, la aparición de posibles mecanismos de resistencia a los medicamentos y la toxicidad general y especí­ fca del medicamento. Evidentemente, todos ellos están íntimamente relacionados entre sí.

Por otro lado, es importante tener en cuenta que las células tumorales son biológicamente mucho más inestables que las normales, en el sentido de durante la proliferación y crecimiento sufren más mu­taciones que les conferen carac­ terísticas distintas de carácter bioquímico, mor­ fológico e inmunológico. Todo ello redunda en diferencias de sensibilidad a la ac­ción de los fár­ macos antineoplásicos y, en términos prácticos, en la aparición de diferentes poblaciones celu­

lares tumorales, que responden de forma dife­ rente a los fármacos antineoplásicos. Por otro lado, la sensibilidad celular a los antineoplásicos varía según la fase del ciclo en que se encuentra la célula en el momento de la administración del fármaco.

Todo este conjunto de aspectos parace indicar claramente la conveniencia o incluso la necesidad de combinar varios antineoplásicos con propie­ dades complementarias, que cubran el máximo espectro posible, tanto en términos de acción an­ titumoral como toxicológicos, empleando las dosis máximas toleradas (DMT).

Un tratamiento oncológico se considera ef­ caz si con­sigue la curación del proceso o modi­ fca favorable­mente el curso de la enfermedad, ya sea reduciendo la masa tumoral, prolongando la supervivencia o me­jorando la sintomatología en el paciente. Sin embargo, es preciso cuantif­ car todos estos aspectos para poder determinar el auténtico valor y utilidad de los fármacos y de sus combinaciones, para lo cual se llevan a cabo ensayos clínicos controlados.

La mayoría de los en­sayos clínicos en oncología se atienen actualmente a los crite­rios defnidos en el año 2000 por la Organización Europea para la Investigación y el Tratamiento del Cáncer ( Euro-pean Organization for Reseach and Treatment of Cancer, EORTC), el Instituto Nacional del Cáncer ( National Cancer Institute, NCI) de los Esta­dos Uni­ dos y el Grupo de Ensayos Clínicos del Institu­to Nacional del Cáncer de Canadá. De acuerdo con dichos criterios, las variables de efcacia y de se­ guridad más relevantes desde el punto de vista clínico son:

–– Supervivencia (sobrevida) total (global) (ST) : tiempo (expresado habitualmente como me­ diana estadística) transcurrido desde el inicio del tratamiento y la muerte de los pacientes a causa de la enfermedad. También es habitual expresarlo a plazo fjo, como el porcentaje de pacientes que se mantienen vivos al cabo de un periodo determinado (un año, cinco años, etc.). El método más habitual de visualizar la supervivencia es la curva de Kaplan-Meier, que evidencia de forma acumulada la diferencia de supervivencia observada con dos tratamientos diferentes, en función del tiempo transcurrido. –– Tiempo trascurrido hasta la progresión tumoral (TPT): Tiempo transcurrido entre el inicio del tra­ tamiento y la aparición de evidencia de progre­ sión tumoral. Está relacionado con la respuesta tumoral y la duración de la respuesta.

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