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424 Panorama Actual del Medicamento

REVISIÓN

la proliferación celular o que intervenían en los mecanismos de reparación del ADN. Por ejem­ plo, en el cáncer de mama se han identifcado dos genes, BRCA1 y BRCA2 , que actúan como genes supresores. La presencia de mutaciones en uno de es­tos genes en las mujeres portadoras se asocia con un incremento del riesgo de padecer una neoplasia de mama o de ovario a lo largo de su vida, que oscila en­tre el 50% y el 80%. Por otra parte, existen en nuestro organismo ciertos sistemas enzimáticos encargados de detoxifcar medicamentos u otras sustancias, entre las que fguran algunos carcinógenos. La existencia de polimorfsmos genéticos conlleva una capacidad de metabolización diferente para cada individuo y ello podría condicionar la sus­ceptibilidad a pade­ cer determinadas neoplasias.

Factores evitables

En general, son mucho más relevantes que los anteriores los factores relacionados con lo que se ha dado en llamar estilo de vida , un conjunto de circunstancias que se asocian con el consumo de determinados productos o con la realización – o la falta de ella – de determinadas actividades. Considerando que dicho estilo de vida puede ser modifcado por la mayor parte de los individuos, nos encontramos ante factores evitables en su mayor parte. Sin duda alguna, el tabaquismo (in­ cluyendo el pasivo) y la dieta alimentaria son los más relevantes, habiéndose estimado que entre ambos podrían responsabilizarse hasta de un 60% de todas las muertes inducidas por cáncer. A estas alturas nadie debería alegar desconoci­ miento entre la relación entre tabaquismo y cán­ cer, en especial de pulmón. Se ha estimado que el 30% de las muer­tes por cáncer son debidas a la exposición al tabaco, en cuyo humo se han identifcado más de 7.000 potenciales sustancias carcinógenas, procedentes de la combustión del tabaco y del papel. Además de las neoplasias de pul­món, el tabaquismo se ha asociado a un incre­ mento de la incidencia de cáncer de orofaringe, laringe, esófago, estómago, páncreas, riñón, ve­ jiga urinaria e hígado, así como de diversas formas de leucemia.

La relación con el cáncer de pulmón está direc­ tamente ligada a la cuantía del consumo de ta­ baco. Por ejemplo, los fumadores que consumen entre 1 y 14 cigarri­llos al día tienen hasta 8 veces mayor riesgo de pade­cer un cáncer de pulmón a lo largo de su vida; si el consumo es superior de

25 cigarrillos/día el riesgo aumenta hasta 25 veces. Tras 10 años de haber dejado de fumar, el riesgo de aparición de un cáncer bronco­pulmonar des­ ciende en un 50% y casi en un 90% tras haber transcurrido 15 años, si bien algunas personas pueden desarrollarlo incluso transcurridos más años. Todo ello sin olvidar el pro­blema de la ex­ posición pasiva al tabaco entre los no fumadores, que ha sido asociada con un incremento del riesgo de padecer una neoplasia de pulmón. Y, por si fuera poco, se ha confrmado un efecto sinérgico en­tre el consumo de tabaco y la exposición a otros factores ambientales como el arsénico, el asbesto o el radón para el cáncer broncopulmonar; tam­ bién con el alcohol, en el cáncer de la cavidad oral, la faringe, la laringe y el esófago; y con el virus del papiloma en el caso del cáncer de cérvix. Otro 30% de las muertes inducidas por cáncer se relaciona con los hábitos alimentarios. En general, el exceso de peso y una baja actividad física parecen estar claramente relacionadas con la alteración del equilibrio hormonal de los es­ trógenos en las mujeres posmenopáusicas, con un incremento de la actividad enzimática de la aromatasa (un enzima clave en la síntesis de hor­ monas sexuales), as­pecto que se ha asociado con un incremento del ries­go de aparición de cáncer de mama, de endometrio y de ovario. Por otra parte, la obesidad se ha relacio­nado con un incre­ mento de la síntesis de insulina, de un factor de crecimiento, el insulin-like growth factor-1 (IGF-1), y de su receptor, que se han relacionado con el cáncer de próstata en el varón y el de mama en la mujer.

El consumo de grasas animales y carnes rojas se ha asociado con un incremento del riesgo de apa­ rición de cáncer de mama, colon, próstata, riñón y estómago. La ingesta elevada de grasas saturadas se asocia igualmente con un mayor riesgo de apa­ rición de algunos tumores antes citados. A todo ello que hay que agregar los efectos car­ diovasculares claramente adversos (hipertensión, aterosclerosis, síndrome metabólico, etc.). Por otro lado, se ha comprobado que muchas plan­ tas producen pesticidas naturales para defenderse de colonizaciones por insectos u hongos, por lo que la ingesta prolongada de estas plantas podría asociarse con el desarrollo de algunos tumores del tracto digestivo. Las toxinas producidas por hon­ gos microscópicos y, en particular, las afatoxinas fabricadas por Aspergillus han demostrado ser in­ ductoras del hepatocarcinoma, cuya incidencia es elevada en muchos países de África y Asia.

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