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398 Panorama Actual del Medicamento

ASESORAMIENTO FARMACÉUTICO

Selemonad aremidis

Stomatococcus spp. (mucilaginus, muci)

Treponema denticola

Veillonella spp.

Los pacientes con enfermedad gingival pro-ducen concentraciones más altas de CSV que los pacientes sanos. Una higiene periodontal inade-cuada puede producir infamación gingival y zonas escasamente aireadas, por ejemplo entre la encía y los dientes, lo que facilita la pervivencia y proli-feración especialmente de bacterias anaeróbicas Gram(-) , principales responsables de la descom-posición de las proteínas salivales y tisulares, que producen en defnitiva los CSV.

Además del efecto sobre el olor del aliento, estos CSV incrementan la permeabilidad de la mu-cosa oral, acelerando la degradación del colágeno, con lo que difcultan la cicatrización de las lesiones previas existentes y afectan también la función ce-lular gingival y periodontal. En defnitiva, se crea un círculo vicioso que tiende a reforzar las condi-ciones sanitarias defcientes y, con ello, la propia halitosis.

Las bacterias anaeróbicas Gram(-) especial-mente implicadas en la halitosis también se en-cuentran sobre la superfcie de la lengua, especial-mente en el tercio dorsal. La lengua es un refugio excelente para las bacterias anaeróbicas debido a su extensa superfcie, plagada de papilas gustati-vas y grietas.

El origen del mal olor proveniente de la parte posterior de la lengua parece estar en el goteo de material mucoso de origen postnasal, que afecta más intensamente a un 25% de las personas. Este goteo postnasal no está asociado a ninguna en-fermedad en la mayoría de los casos, pero el ma-terial mucoso descargado es hidrolizado por las bacterias de la cavidad oral produciendo molécu-las pequeñas, intensamente olorosas en muchos casos (gases, ácidos orgánicos de cadena corta, etc.). Curiosamente, al hablar se incrementa la in-tensidad del olor del aliento, de ahí que muchas personas con halitosis sufran un rechazo social. Aunque mucho menos común que la boca, la nariz también puede ser un origen del mal aliento; otros orígenes patológicos son mucho menos fre-cuentes. Las causas respiratorias de la halitosis in-cluyen la sinusitis, tuberculosis, carcinomas bron-quiales, cuerpos extraños alojados en los senos paranasales, o una simple faringitis.

Varias enfermedades metabólicas se asocian asimismo a halitosis. En estos casos, además, el

aliento suele tener un olor característico. Así, en la cetoacidosis diabética tiene cierto olor a acetona y en la uremia es de olor amonia-cal. En la encefalopatía hepática el aliento pre-senta un olor característico ( fetor hepático). En la intoxicación etílica , obviamente hay olor a alcohol. Por su parte, la trimetilaminuria o “ sín-drome de olor a pescado ”, es provocada por la incapacidad para metabolizar completamente la colina y que conduce a una acumulación de trimetilamina (el auténtico responsable del olor a pescado en el aliento, orina y sudor del pa-ciente).

La halitosis también puede aparecer como signo clínico inespecífco en cuadros de disfagia esofágica, divertículos faringo-esofágicos, estreñimiento crónico o acrodetermatitis enterohepática . Algunos datos clínicos pare-cen sugerir la existencia de una relación entre la infección por Helicobacter pylori y la halitosis, e incluso en presencia de H. pylori los colutorios de clorhexidina no parecen ser efectivos frente la halitosis.

La halitosis es un trastorno secundario común a la xerostomía , o boca seca crónica, ligada a enfermedades o a tratamientos radioterápicos de cabeza y cuello. Además, bastantes medica-mentos de uso frecuente, con propiedades an-ticolinérgicas, como antidepresivos tricíclicos, fármacos para la incontinencia urinaria, ciertos antiparkinsonianos, etc., pueden provocar xe-rostomía como efecto secundario. La defciente función salival de estos pacientes puede agra-var o precipitar la periodontitis o aumentar la concentración salival de los CSV. En este mismo sentido, la disminución del fujo salival que se produce durante el sueño, es lo que provoca el mal aliento matinal.

Aunque el chicle sin azúcar es menos cario-génico que el chicle con sacarosa y otros azúca-res, tiende a elevar el pH oral, favoreciendo un entorno favorable para las bacterias anaeróbicas halitóticas.

Por último, los alimentos ricos en compuestos de azufre, como ajos, cebollas o el “ curry ” (que contienen ambos), son otras de las causas de olor desagradable. Finalmente cualquier número de

medicamentos (entre ellos, disulframo, dinitrato de isosorbida o incluso la tetraciclina), pueden provocar halitosis como efecto secundario.

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