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« Previous Page Table of Contents Next Page »294 Panorama Actual del Medicamento
ASESORAMIENTO FARMACÉUTICO
cuentes se encuentran las tromboflebitis, las lesiones tróficas de la piel y las varicorragias. Las varices aumentan el riesgo de trombosis superficial por la existencia de una estasis venosa, como consecuencia se produce una
tromboflebitis que cursa con dolor, se ob-serva un cordón duro y una zona eritematosa, todo ello localizado en el trayecto de la vena o venas trombosadas. Las lesiones tróficas de la piel pueden ser de distinta gravedad desde eccema, hiperpigmentación, atrofia cutánea, hasta ulceras que pueden ser de gran tamaño y se localizan, habitualmente, por encima del maleolo interno de la pierna.
Debido a la atrofa cutánea se produce una disminución del grosor de la piel que cubre a la variz lo que unido a la fragilidad de la pared ve-nosa puede producir varicorragias. Estas pueden ser consecuencia de pequeños traumatismos o incluso espontaneas y pueden llegar a ser muy copiosas. Asimismo, las ulceras pueden también sangrar.
A pesar de su gran prevalencia, la IVC está mi-nusvalorada por todos los agentes implicados en la salud e incluso por los propios pacientes. Los tratamientos farmacológicos para esta patología son considerados por la Administración Sanita-ria como “subgrupo farmacológico de utilidad terapéutica baja” (UTB), es decir, medicamentos en los que concurre alguna de las siguientes cir-cunstancias:
– No se encuentra probada su utilidad tera-péutica a través de estudios clínicos realiza-dos en condiciones adecuadas. – Insufciente relación benefcio-riesgo. – Asociaciones no recomendadas, conside-rando como tales aquellas en que la com-binación de dos o más fármacos no aporta ninguna ventaja frente a la administración de los medicamentos por separado, o bien aquellas que lleven incorporado algún me-dicamento de utilidad terapéutica baja.
Todo lo mencionado anteriormente difculta el diagnóstico precoz de la IVC, tan necesario para la disminución de los elevados costes de los estadios más avanzados, así como los costes en términos de calidad de vida.
Conviene diferenciar varios términos que se utilizan erróneamente como sinónimos:
Desorden Venoso Crónico: incluye todo el es-pectro de anormalidades morfológicas y funcio-nales del sistema venoso.
Enfermedad Venosa Crónica: anormalidades morfológicas y funcionales del sistema venoso de larga duración, manifestada bien por sínto-mas o bien por signos indicativos de necesitar investigación y/o cuidados.
Insufciencia Venosa Crónica: término reser-vado para los casos avanzados de enfermedad venosa crónica.
Síndrome Postrombótico (SPT): síntomas y/o signos venosos crónicos secundarios a una trom-bosis venosa profunda (TVP)
EPIDEMIOLOGÍA
En España, se calcula que un 30-50% de la po-blación adulta padece un síndrome varicoso en diverso grado, de la cual un tercio sufrirá una in-sufciencia venosa clínicamente signifcativa. La pre-valencia de esta enfermedad podría aumentar en los próximos años debido al incremento del número de personas con sobrepeso y a los cambios en los hábitos de vida. Por otro lado, se estima que casi el 80% de la población que presenta varices no recibe tratamiento, por lo que la enfermedad venosa sigue su curso evolutivo hasta causar IVC y las posteriores complicaciones ulcerosas y trófcas que, en nuestro país, llegan a afectar a más de 300.000 adultos, con la correspondiente repercusión laboral y de calidad de vida de estos pacientes, de los cuales un 20% requiere baja laboral en alguna ocasión.
El coste global de su atención sanitaria viene a suponer entre el 2 y el 5% del presupuesto sanitario y son responsables de la ocupación del 5-10% de las camas de los hospitales públicos. Las complicaciones ulcerosas y trófcas pueden afectar, en nuestro país, a más de 300.000 adul-tos, con la correspondiente repercusión laboral y de calidad de vida de estos pacientes.
La presencia de varices en la mujer es 4 veces más frecuente, y de 2 a 5 veces superior a la del hombre. En especial, en el intervalo de edad de 20 a 40 años, que coincide con la edad fértil de la mujer, ya que la gestación es uno de los factores de riesgo de las alteraciones venosas de los miembros inferiores. De hecho, el 40% de las mujeres embarazadas presenta varices.
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