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ASESORAMIENTO FARMACÉUTICO
Panorama Actual Med 2012; 36 (352): 293-301
CONCEPTO
La insufciencia venosa crónica (IVC) cons-tituye el trastorno vascular más frecuente y se defne como el estado permanente del sistema venoso, en el que existe difcultad para el re-torno sanguíneo en los miembros inferiores. Es una enfermedad crónica de curso evolutivo lento causada por una disfunción en el sistema venoso de los miembros inferiores. Suele comen-zar a manifestarse de forma paulatina, con mí-nimas dolencias que incrementan su relevancia hasta llegar a producir en algunos casos moles-tias invalidantes y complicaciones, como úlceras y lesiones cutáneas trófcas. La OMS defne el término variz, varices o venas varicosas como dilataciones permanentes de las venas que con frecuencia son tortuosas.
La sintomatología es muy variable y general-mente no guarda relación con la dimensión de las varices, sino con el grado de insufciencia venosa crónica. Por este motivo, hay pacientes, generalmente varones, que presentan varices im-portantes con varias décadas de evolución, que rechazan el tratamiento por no sufrir molestia alguna; mientras que otros con pequeñas vari-ces sufren molestias importantes. Los problemas asociados a la insufciencia venosa crónica pue-den clasifcarse en:
• Problemas estéticos, dilataciones varicosas en mayor o menor grado. • Pesadez y edemas en las piernas.
• Sensación de distensión, de hinchazón en miembros inferiores, que empeoran con el ortostatismo o calor y mejoran con el decú-bito y el frío.
• Dolor y prurito local sobre las varices. • Cansancio.
• Calambres musculares. • Parestesias nocturnas. • Debilidad.
De todas ellas, las más frecuentes son el dolor, edema, calambres nocturnos y prurito .
El dolor suele ser poco intenso y no siempre está presente. Incluso, en ocasiones, la causa del
dolor ni siquiera son las varices. Un caso especial son las varices posteriores del muslo, que pue-den doler por compresión, cuando el pacientes está en posición sentada.
El edema es, en general, consecuencia de la insufciencia venosa profunda y en ocasiones puede deberse a una insufciencia importante de las safenas. La pesadez de piernas suele acompa-ñar al edema y ambos son de predominio vesper-tino y mejoran con el reposo.
Los calambres nocturnos no son exclusivos de la insufciencia venosa ya que aparecen también en otras patologías. Por su parte, el prurito es un síntoma de cuadros varicosos evolucionados, en los que se presentan trastornos cutáneos. Pue-den sobreañadirse lesiones de rascado del tipo de dermatitis eccematosa.
La sintomatología clínica de la insufciencia venosa suele mostrarse de forma evolutiva exis-tiendo, en líneas generales, diversos estadios:
– En el grado I se observa un aumento del relieve y de la visibilidad de la red venosa
en la superfcie cutánea.
– En el grado II aparecen síntomas subjetivos
como cansancio, pesadez y lentitud de las piernas, dolor, calambres y edema. Esta sin-tomatología aparece al principio de forma
esporádica y relacionada con permanencias prolongadas de pié, calor o ciclo menstrual (grado IIa), pero posteriormente la sintoma-tología descrita se hace persistente, cons-tante y crónica (grado IIb).
– En el grado III aparecen signos de sufri-miento cutáneo, como picor, quemazón, aumento de la pigmentación (dermatitis ocre), capilaritis, induración y atrofa. – El grado IV viene defnido por la úlcera vari-cosa o febostática consecuencia de formas necróticas de capilaritis. Esta ulceración no es una complicación propiamente dicha, sino la evolución a largo plazo del síndrome varicoso, sobre el que pueden aparecer otras complicaciones.
Las varices son en general bien toleradas salvo en los grados más avanzados o que apa-rezcan las complicaciones. Entre las más fre-
Insufciencia venosa crónica (varices)
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