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145 Panorama Actual del Medicamento

NUEVOS FÁRMACOS

por vía parenteral) se alcanzan valores que lle-gan al 70-90% y es responsable del 20% de las hepatitis agudas y más del 70% de las hepatitis crónicas. En España la prevalencia general se sitúa en el 1,2-1,9%, lo que supondría un número de personas infectadas de entre 500.000 y 900.000. De hecho, la hepatitis C es la enfermedad hepática más común en nuestro país.

La mayor parte de las infecciones agudas son asintomáticas. Alrededor del 60-85% de las in-fecciones agudas se cronifcan, de éstas, el 20-30% pueden evolucionar a cirrosis al cabo de 20-25 años, con un riesgo de evolución a car-cinoma hepatocelular del 10% al cabo de cinco años, aunque el paciente se mantenga clínica-mente estable; un 4-8% de los pacientes habrá muerto en ese periodo debido a problemas he-páticos.

Todo ello indica la magnitud del problema de salud pública que esta infección ocasiona. Las for-mas más graves y progresivas de hepatitis C aguda acontecen en pacientes coinfectados por el virus de la hepatitis B (VHB) o el de la inmunodefciente humana (VIH) 1 , así como en pacientes trasplan-tados.

La infección se transmite principalmente me-diante el contacto con la sangre de una persona infectada (transfusiones no controladas de sangre y hemoderivados; uso compartido de agujas; rea-lización de tatuajes, piercing, acupuntura, etc., siempre que el material no esté debidamente es-terilizado). Se considera que es el agente causal de más del 90 % de las hepatitis postransfusio-nales. La transmisión por vía sexual y materno-fetal es rara, aunque posible; en concreto, la transmisión por vía sexual representa menos del 2% de los casos y se da especialmente cuando existe sangrado o erosión de las mucosas durante la relación sexual. La escasa efcacia de las vías de transmisión sexual y maternoflial sugieren que el virus de la hepatitis C (VHC) no tiene una gran capacidad infectante, a diferencia de lo que ocurre con la el VHA y, especialmente, el VHB y el VIH.

Como ya se ha indicado, tras una fase aguda inicial en la cual alrededor de un 20% de las in-

1 Entre el 30% y el 50% de los pacientes con VIH están coinfectados por VHC.

fecciones se resuelven (negativización del VHC en sangre durante un año) de forma espontánea, la enfermedad se cronifca. La fase aguda dura entre 3 y 6 meses y no parece haber casos de curación espontánea más allá del periodo inicial de un año.

Los síntomas físicos como ictericia son raros, y el cansancio asociado a las hepatitis puede pasar inadvertido. La fase crónica puede alargarse 20 y 30 años sin más síntomas que algunas alte-raciones de los marcadores hepáticos, especial-mente los enzimas funcionales (transaminasas, especialmente). En los cuadros que evolucionan negativamente, se desarrolla una fase de fbrosis hepática que puede llegar a desembocar en ci-rrosis en unos años y posteriormente en cáncer de hígado.

El pronóstico es mejor cuanto más temprana-mente se haya contraído la enfermedad, y esto independientemente de la viremia, que tampoco parece afectar a la evolución de la enfermedad y, quizá, sólo modifque lo potencialmente conta-gioso que es cada paciente.

A diferencia de lo que sucede con las hepati-tis A y B, no se dispone por el momento de una vacuna frente a la hepatitis C y no hay eviden-cias que avalen la utilidad de la inmunoglobulina inespecífca. La medida más efcaz para reducir la posibilidad de contraer hepatitis postransfu-sional por VHC es la detección sistemática del virus en la sangre de los donantes de sangre mediante la determinación de los anticuerpos anti-VHC.

Defniendo la efcacia clínica del tratamiento como la eliminación del virus en sangre mantenida hasta un año después de fnalizado el tratamiento, los fármacos que hasta ahora han demostrado una efcacia relativa en el tratamiento de las for-mas crónicas de la hepatitis C:

–– Interferón alfa como tal o pegilado permite normalizar las transaminasas y disminuir la in-famación hepática en el 50% de los pacientes. Sin embargo, sólo se observa una respuesta persistente en menos de una cuarta parte de los tratados. Los pacientes más jóvenes sin cir-rosis hepática y con niveles de viremia bajos son los que presentan una respuesta más fa-vorable.

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