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« Previous Page Table of Contents Next Page »37 Panorama Actual del Medicamento
NUEVOS FÁRMACOS
12,1% con placebo), diarrea (12,0 vs. 9,2%), nasofa-ringitas (9,1 vs. 7,1%), bronquitis (8,9 vs. 5,2%), dolor en las extremidades (5,9 vs. 4,0%) y depresión (5,2 vs. 3,7%). La incidencia de reacciones locales en el punto de inyección IV, incluyendo hipersensibilidad varió en función del uso de corticosteroides o no por parte de los pacientes 6 ; en aquellos que sí utilizaban corticoste-roides (80%), la incidencia fue del 8,5 vs. 5,3%, mien-tras que en aquellos que no los usaban fue del 12,5 vs. 7,6%. Asimismo, la incidencia de infecciones graves fue mayor en los que usaban corticosteroides (5,6 vs. 5,8%) que en los que no los empleaban (3,3 vs. 1,9%).
ASPECTOS INNOVADORES
El belimumab es un anticuerpo monoclonal hu-mano recombinante de tipo IgG1λ que se une selec-tivamente e inhibe la actividad biológica del Estimu-lador de Linfocitos B Soluble (BLyS) , implicado en la promoción de la supervivencia y la diferenciación de los linfocitos B. El belimumab ha sido autorizado para el tratamiento adyuvante en pacientes adultos con lupus eritematoso sistémico (LES) activo, con autoan-ticuerpos positivos, con un alto grado de actividad de la enfermedad (p.ej. anti-ADNdc positivo y bajo nivel de complemento) a pesar del tratamiento estándar. Los ensayos clínicos disponibles indican un efecto terapéutico modesto aunque bien documentado. Agrupando los datos de los dos ensayos clínicos de fase 3, la tasa de respuesta a un año es del 50,5% con la dosis de 10 mg/kg y del 48,2% con la de 1 mg/kg, frente a un 38,5% con placebo, reduciendo el riesgo de brotes graves con respecto a este último entre un 23% y un 34%. Aunque las diferencias con respecto al placebo son pequeñas y no siempre signifcativas con la dosis de 1 mg/kg, la de 10 mg/ kg ha mostrado que tal efecto diferencial sobre el placebo (9-14 puntos porcentuales) se mantiene o incluso se amplía cuando se utilizan criterios clínicos de valoración más estrictos de los defnidos en la variable compuesta primaria inicialmente defnida. Por otro lado, es de destacar que las mayores di-ferencias se observan en los cuadros más graves de lupus eritematoso sistémico, tanto tras un año (52 semanas) como tras año y medio (76).
No obstante, es importante tener en cuenta que el efecto solo ha sido demostrado en pacientes con afectación músculo-esquelética, vascular, mucocu-
6 Obviamente, el empleo de corticosteroides sistémicos tiende a reducir la incidencia de fenómenos de hipersensibi-lidad, debido a su efecto inmunosupresor inespecífco. Por el mismo motivo, su uso se relaciona con un incremento del riesgo de infecciones oportunistas.
tánea y/o hematológica, pero no sobre aquellos con afectación de órganos/sistemas vitales (renal, cardio-vascular, neurológica). Por otro lado, la experiencia en pacientes mayores de 65 años es muy limitada, ya que estos representaron menos del 2% de todos los pacientes estudiados en los dos ensayos clínicos de referencia; en este sentido, es preciso tener en cuenta que la prevalencia estimada del LES en esta población está en torno al 15% y que dado que el curso de la enfermedad como la respuesta al trata-miento suelen diferir con respecto a los adultos jóve-nes, no puede establecerse – por el momento – cuál es el nivel de efcacia del belimumab en ancianos. Aparentemente, se trata de un medicamento aceptablemente bien tolerado por los pacientes, con tasas de incidencia muy similares al placebo. Sin em-bargo, se aprecia una ligera mayor tendencia a las infecciones, especialmente respiratorias (nasofarin-gitas y bronquitis), náusea, diarrea y depresión, que con placebo. Igualmente, el belimumab (10 mg/kg) se asocia con un ligero incremento del riesgo de reaccio-nes locales y/o de hipersensibilidad, con independen-cia del uso o no de corticosteroides por el paciente. Hasta el momento, no hay ningún fármaco espe-cífcamente autorizado para el tratamiento del lupus eritematoso sistémico, ya que todo los fármacos que se emplean son inespecífcos (corticosteroides, antima-láricos, inmunosupresores, AINE). Esto supone, entre otras cosas, que una fracción importante de pacientes no tiene controlada satisfactoriamente su enfermedad y está sujeto a un deterioro progresivo e irreversible de uno o más órganos. Por ello, la incorporación de un agente como el belimumab que incrementa las tasas de respuesta – aunque sea con un modesto 9-14% adicio-nal – y previene el deterioro orgánico, es una buna noti-cia terapéutica, especialmente si se tiene en cuenta que el fármaco muestra un perfl de seguridad aceptable. Asimismo, el belimumab abre una nueva vía farma-cológica al actuar sobre una diana altamente selectiva, el Estimulador de Linfocitos B Soluble (BLyS) , implicado en la promoción de la supervivencia y la diferenciación de los linfocitos B. Esta vía presenta un potencial far-macológico notable, habida cuenta de la pariticipación del BLyS en los mecanismos de apoptosis y de super-vivencia celular de diversas subpoblaciones de leucoci-tos. Sin embargo, como todo en farmacología, es una arma de doble flo – casi todo lo que cura es suscepti-ble de matar – ya que un mecanismo de estas caracte-rísticas afecta a los sistemas inmunológicos y ello obliga a mantener una estricta farmacovigilancia sobre los medicamentos implicados, a tenor de los riesgos real o potencialmente asociados a otros anticuerpos mo-noclonales – o fragmentos moleculares – con propie-dades inmunosupresoras, aunque sean muy selectivas.
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