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NUEVOS FÁRMACOS
pero preservando el resto de las vías naturales del sistema inmune.
Hay un tercer grupo, el de los inmunomodula-dores, donde se incluirían sustancias capaces de in-fuir sobre ciertos aspectos del sistema inmune, pero sin determinar inmunodepresión. Son ejemplos de este grupo la hidroxicloroquina, un agente antipa-lúdico ampliamente utilizado en el tratamiento del LES, con acción lisosomotropa y capaz de inhibir el procesamiento antigénico; o como el danazol, un andrógeno capaz de interferir en la unión de las in-munoglobulinas y el complemento. Junto a estos fármacos, los pacientes suelen precisar otros no diri-gidos a controlar el proceso infamatorio o inmuno-lógico, sino destinados a controlar otros procesos, bien relacionados con la propia enfermedad o con los efectos secundarios del tratamiento.
Se utilizan como moduladores de la enferme-dad y ahorradores de GC, fundamentalmente para manifestaciones articulares y cutáneas. Existen 3 compuestos: hidroxicloroquina, cloroquina y me-pacrina, esta última no comercializada en España. Son fármacos de vida media muy larga (1-2 meses), cuyo efecto comienza a manifestarse tras un periodo de latencia de 2-4 semanas tras el inicio del trata-miento.
Entre las principales indicaciones de estos medicamentos en las EAS destacan: la artritis de la AR, donde suele ser un coadyuvante de fármacos inmunosupresores; el LES, donde tiene un papel fundamental, hasta el punto de que, salvo contra-indicación, todos los enfermos debieran estar bajo tratamiento con antipalúdicos, ya que mejoran la erupción cutánea, las úlceras orales, la alopecia, la artritis y las artralgias, la astenia y las serositis (pleu-ritis, pericarditis). Además, mejoran el perfl lipídico y glucídico, protegen contra el daño orgánico mejo-rando la supervivencia y disminuyen la tasa de bro-tes.
Aunque la toxicidad es rara, pueden producir maculopatía pigmentaria, especialmente si la dosis de cloroquina es superior a 4 mg/kg/día o la de hi-droxicloroquina superior a 6,5 mg/kg/día. Por ello, es recomendable la realización de un estudio de fondo de ojo cada 6 meses para la cloroquina y anual en el caso de la forma hidroxilada.
Las inmunoglobulinas humanas inespecíficas (policlonales) de origen plasmático son capaces de interferir en la selección de los linfocitos B, contro-lando su proliferación y modulando la producción de sus citocinas, y también tienen capacidad de opso-nización y disminuyen los niveles de complemento. Tiene un interesante potencial en casos muy graves, como tratamiento transitorio mientras se alcanza el efecto del inmunosupresor; por ejemplo, en LES con afectación visceral grave (vasculitis intestinal, hemo rragia pulmonar, etc.).
Son los fármacos indicados en pacientes con afección moderada-grave; suelen usarse, al menos inicialmente, mientras alcanzan su efecto, combina-dos con esteroides o inmunomoduladores e, incluso en ciertas situaciones, con fármacos biológicos. Entre los inmunosupresores, el metotrexato es empleado en el tratamiento de la afectación arti-cular y cutánea del LES. Igualmente, la azatioprina se utiliza frecuentemente en los pacientes con LES y vasculitis, bien como ahorrador de esteroides, bien en casos de afectación visceral moderada, o en las fases de mantenimiento de procesos graves (p. ej., glomerulonefritis proliferativa). Por su parte, la ci-clofosfamida ha cambiado el pronóstico de los pa-cientes con afectación grave del LES (sobre todo la glomerulonefritis). Otros inmunosupresores, como el tacrolimús se usan para la afectación dermatológica del LES. Este último fármaco, el tacrolimús, también se está utilizando asociado a los derivados del ácido micofenólico para tratar la nefritis lúpica sin res-puesta al tratamiento estándar.
Los fármacos biológicos permiten la actuación sobre puntos específcos de las vías de señalización implicadas en la respuesta inmune, interfriendo y deteniendo el proceso infamatorio que perpetúa la enfermedad. Los más usados son los anticuerpos monoclonales, frente al TNF o bien frente a recepto-res de membrana (rituximab, que se une a los linfo-citos B que expresan CD20 en su superfcie, favore-ciendo por distintos mecanismos la lisis celular), así como proteínas de fusión, como el etanercept, que se une de forma competitiva al TNF impidiendo la acción sobre su receptor .
Aunque en la artritis reumatoide el TNF favorece la evolución de la enfermedad, convirtiéndose en una diana terapéutica, en algunas otras enferme-dades autoinmunes sistémicas, como el LES, se ha visto que el principal actor en su desarrollo es la cé-lula B, de ahí el interés en producir fármacos que inhiban específcamente la actividad de esta célula, bien favoreciendo su lisis, como el rituximab, o bien inhibiendo los elementos que las activan, como es el caso de belimumab.
El rituximab, autorizado para su uso en artritis reumatoide, se están usando también en pacientes con LES o vasculitis graves (especialmente afectación renal), aunque tal indicación no está reconocida of-cialmente, y en cualquier caso en combinación con algún inmunosupresor (como el micofenolato).
ACCIÓN Y MECANISMO
El belimumab es un anticuerpo monoclonal hu-mano recombinante de tipo IgG1λ que se une selec-
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