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« Previous Page Table of Contents Next Page »112 Panorama Actual del Medicamento
ASESORAMIENTO FARMACÉUTICO
grado de cumplimiento de la dieta impuesta a cada paciente, requiriéndose períodos prolonga-dos de tratamiento y dieta. Se trata de un pro-ducto relativamente inocuo, pero que es capaz de producir molestos efectos adversos con bas-tante frecuencia, en especial esteatorrea (dia-rrea grasa).
VALORACIÓN POR EL FARMACÉUTICO
Antes de cualquier otra consideración, debe diferenciarse claramente los tratamientos des-tinados a producir una reducción permanente (al menos cinco años) y sustancial del peso (al menos un 10%), de aquellos que persiguen la eliminación de unos pocos kilos de peso con una fnalidad meramente estética (cosmética). Los primeros requieren un estudio pormenorizado por parte de un endrocrinólogo, y requieren pe-ríodos prolongados de tratamiento y de segui-miento. Los otros producen la pérdida de 2 a 4 kg de peso en un período relativamente corto de tiempo, periodo que está en proporción al que se tarda en volver, inevitablemente, a recuperarlos. Para la determinación ponderaldoméstica se debe utilizar una balanza electrónica o de balan-cín que tenga intervalos como mínimo de 100 en 100 gramos, adecuadamente testada. Sólo se debe llevar ropa interior, sin zapatos, y sería deseable que el registro se efectúe siempre a la misma hora y temperatura, con la vejiga y recto evacuados.
La utilización de productos encuadrados en los llamados “complementos de la dieta” tienen como función prevenir la aparición de défcit de vitaminas y minerales , como consecuencia de una dieta hipocalórica empleada para el des-censo leve y temporal de peso. Tampoco en la reducción de peso existen “milagros”, aunque es un sector extremadamente proclive a la pu-blicidad excesiva, con abundancia de eslóganes sin fundamento científco ni clínico por parte de algunas empresas.
Por ello, no puede esperarse que el consumo de complementos de la dieta sirva para reducir peso, sino solo para prevenir posibles trastornos nutricionales por dietas excesivamente estrictas o desequilibradas.
Sin duda, la labor de prevención es funda-mental y la ofcina de farmacia constituye un centro de relevancia a la hora de hacer educa-
ción sanitaria sobre nutrición. Ejemplo de ello son las tres campaña de “Plenufar” organizadas hasta la fecha. En este sentido, debe recordarse que los niños obesos que llegan a ser adultos obesos presentan un elevado riesgo de desa-rrollar alteraciones metabólicas. La identifca-ción de los niños obesos y su control para que no lleguen a ser adultos obesos constituye por tanto el primer paso a dar en la prevención del síndrome metabólico y el riesgo cardiovascular La mejor manera de evitar una obesidad adulta, es prevenir desde la más tierna infancia. Tanto los niños alimentados con leche materna como con biberón pueden padecerla, aunque parece que aquellos alimentados al pecho la presentan de manera más infrecuente. Los pa-dres deben entender que no es necesario ter-minar hasta la última gota del biberón o de la tetada (agotar los dos senos maternos). Debe evitarse ofrecer alimentos al niño, sólo para te-nerlo ocupado, o para distraerlo, así como no premiarle con golosinas como recompensa por comer toda la comida.
Es importante desarraigar ideas como la de que niño sano = niño gordo, así como evitar el exceso de horas delante de la televisión, las co-midas ricas en grasas animales, o la disminución en la práctica de ejercicio físico.
Las recomendaciones sobre la dieta deben ser sopesadas, a fn de evitar mensajes ambi-guos o erróneos. En el caso de una obesidad leve, se debe reorganizar la dieta, sin llegar a un nivel restrictivo. Para ello, suele ser útil llevar un diario de comidas. No sólo de lo que come o cuánto come, sino también de cuándo lo come. Esto permitirá incidir en los hábitos alimentarios familiares y en ocasiones se pueden retirar hasta 3.500 kcal diarias innecesarias.
En cualquier caso, es el endocrinólogo el pro-fesional que debe establecer el plan terapéutico en las personas con obesidad. En los cuadros de mayor severidad se requiere una restricción energética que no comporte riesgos, de manera que se consiga una disminución del peso pro-gresiva, no traumática, lenta, y siempre con un buen control de la función renal.
Para ello, se recomienda una distribución de los nutrientes del 50% en glúcidos de absor-ción lenta (pan, pasta, legumbres, etc), grasas el 30% y proteínas el 20%, con un aporte de ener-gía de 80 kcal/kg/día para niños de 6–10 años. Una forma didáctica de acostumbrar al niño a una dieta sana consiste en asociar los alimentos
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