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Es muy importante conocer si los episodios de pirosis y/o regur-gitación son aislados o aparecen con cierta frecuencia. Si se pro-ducen de forma reiterada, debe remitirse el paciente a la consulta médica, ya que no debe olvidarse que la ERGE es una enfermedad que requiere un diagnóstico médico preciso. Los síntomas aislados pueden ser tratados con antiácidos o con antagonistas H
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(cimetidina, rabnitidina, famotidina). Los inhibidores de la bomba de hidrogeniones (omeprazol, lansoprazol, etc.) no son la mejor opción para estos casos, dado que algunos de ellos requieren una activación metabólica previa para su acción antisecretora gástrica. Por ello, se utilizan más habitualmente para prevenir las pirosis y regurgitacio-nes frecuentes (más de dos episodios por semana), lo cual debe ser investi-gado por el médico.
Valoración
Los inhibidores de la bomba de potasio/ hidroge-niones consiguen una reducción de la secreción ácida inten-sa y duradera y ello se refleja en los resultados. Dosis de 20-40 mg día de omeprazol o de 30 mg/día de lansoprazol son eficaces en casos moderados a severos y consiguen índi-ces de curación del 80-90% en 8-12 semanas. Resultados similares son obtenidos con rabeprazol , pantoprazol u otros análogos.
La activación del cierre del EEI se consigue mediante la
terapia procinética , dentro de la cual la cisaprida parecía claramente preferible a la metoclopramida o domperi-dona , pero la cisaprida fue retirada del mercado en 2004 por motivos de seguridad.
Se suelen emplear antagonistas H
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o procinéticos en cua-dros caracterizados por síntomas leves, con escasa o nula erosión de la mucosa, y reservar los inhibidores de la bom-ba de hidrogeniones a los casos más graves y a los que no responden a la terapia anterior. Una práctica alternativa muy generalizada es usar directamente este último tipo de fárma-cos como tratamiento de elección, cualquiera que sea la gra-vedad del cuadro. Los casos refractarios a los inhibidores de la bomba de protones se tratan con la combinación de éstos y un procinético.
La suspensión del tratamiento resulta en la reactivación del proceso a corto plazo. Es preciso instaurar una terapia de mantenimiento. Los antagonistas H
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y los inhibidores de la bomba de hidrogeniones han demostrado ser eficaces en pre-venir las recaídas. También aquí estos últimos parecen más eficaces que los primeros, y es el tratamiento más convenien-te de los cuadros graves.
Existen todavía reservas sobre los posibles efectos a lar-go plazo de los periodos prolongados de aclorhidria (y de la consiguiente hipergastrinemia) inducidos por los inhibido-res de la bomba de protones. Hay experiencia de tratamien-tos de cinco años con omeprazol sin efectos adversos, pero serán necesarios periodos de observación más prolongados para aclarar definitivamente la cuestión.
En resumen, las estrategias terapéuticas farmacológicas más comunes son:
✖ Pirosis esporádica no complicada (uno o dos episodios por semana):
• Medidas higiénico-sanitarias (dieta, supresión de al-cohol, tabaco, café, etc.) • Antiácidos y/o antagonistas H
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(preferible dos veces al día)
✖ Pirosis y regurgitaciones frecuentes (más de dos episo-dios por semana):
• Inhibidores de la bomba de hidrogeniones (una vez al día)
✖ Pirosis y regurgitaciones, con recurrencia inmediata; complicaciones esofágicas (esófago de Barrett, etc.): • Inhibidores de la bomba de hidrogeniones, una o dos veces al día
Respecto a la cirugía, su principal indicación es el deseo del paciente. Es conveniente para el paciente joven, ya que ha mostrado una gran eficacia y permite una mejora en la calidad de vida. Se realiza mediante técnica laparoscópica y la morta-lidad es prácticamente nula.
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