Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142- julio/septiembre 2020

Antonio de Coca y el capitán de la nao Concepción Gaspar de Quesada, que se hicieron con tres de las cinco naves. Tenían la intención de deponer del mando a Magallanes, que solo controlaba la Santiago y la Trinidad, y tal vez incluso de ejecutarlo; pero la revuelta fracasó. Los fieles a Magallanes asaltaron por sorpresa la Victoria y mataron a Luis de Mendoza, en tanto las otras dos naves rebeldes fueron reducidas sin apenas resistencia. Los otros tres cabecillas fueron reducidos y apresados. Gaspar de Quesada fue decapitado y su cadáver, con el del caído en combate, Luis de Mendoza, descuartizados. El marino portugués no se anduvo con miramientos y actuó con contundencia.A dos de los que no ejecutó, Juan de Cartagena y al clérigo Sánchez de la Reina, los dejó abandonados en tierra antes de partir hacia el sur. Nunca más se volvió a saber de ellos. Los restantes cuarenta amotinados fueron perdonados, pero no por magnanimidad de Magallanes, sino porque eran necesarios para tripular las naos. Cuando continuaron la singladura, Magallanes volvió a actuar entonces con total despotismo.Aprovecho la eliminación de los capitanes españoles para nombrar en su lugar y otorgar cargos importantes a los miembros de su familia que navegaban con él y a sus amigos portugueses. La nao San Antonio que estaba mandada por Álvaro de Mezquita, hombre ambicioso que se adelantó en el estrecho; pero esa nave la gobernaban el piloto Esteban Gómez, que odiaba a Magallanes, y el tesorero Jerónimo Guerra, que se confabularon para deponer a Mezquita y tomar el mando. Aprovechando la noche, dieron media vuelta, salieron por donde habían entrado y pusieron rumbo a España, donde llegó el 6 de mayo de 1521. Mas adelante, ya en el océano Pacífico, tuvieron conocimiento, a través del luso Pedro Alfonso de Lorosa, que hacía ya dieciséis años que moraba por la Indias orientales, diez de los cuales en las islas Maluco, que la noticia más importante por entonces era que una escuadra de cinco navíos, al mando de Fernando de Magallanes, había partido de Sevilla para ir a descubrir las Maluco en nombre del rey de España; y que el rey de Portugal, tanto más disgustado de la expedición, cuanto que aquél era uno de sus súbditos que buscaba su daño, envío navíos al Cabo de Buena Esperanza y al cabo de Santa María (en Maputo), en el país de los caníbales, para interceptarle el paso en el mar de las Indias; pero que no le habían encontrado. Supo Lorosa que se había ordenado a Diego Lopes Sequeira, capitán en jefe en las Indias, que enviase seis navíos de guerra a Maluco contra Magallanes; pero a Sequeira le llegó la nueva de que en este tiempo los turcos preparaban una flota contra Malaca, y se vio obligado a mandar sesenta barcos de guerra al estrecho de la Meca, en la tierra de Judá 4 , los cuales encontraron las galeras turcas encalladas a la orilla del mar, cerca de la renombrada y fuerte ciudad de Adem, y las quemaron todas. Esta expedición impidió al capitán general portugués hacer lo que le habían encargado contra la expedición española. Pero no se detuvieron aquí los portugueses, pues poco después enviaron a su encuentro un galeón a dos manos de bombardas, mandado por el capitán Francisco Faria, portugués; pero no llegó el galeón a las islas Maluco, porque, ya por los arrecifes que hay cerca 6 Pliegos de Rebotica 2020 4 Adén, en el mar Rojo, puerto utilizado para el comercio de la Meca. Se refiere a la desdichada expedición que Solimán “el Magnífico” emprendió, a instancia de los venecianos, contra los establecimientos de los portugueses en las Indias, para atraer al mar Rojo el comercio que la navegación de los portugueses por el Cabo de Buena Esperanza había anulado. Los venecianos pro- porcionaron para ello maderas para la construcción de navíos y armas.

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