Revista Pliegos de Rebotica - Nº 142- julio/septiembre 2020

24 Pliegos de Rebotica 2020 puede tomar el menú diario o bien marisco fresquito a un precio más que aconsejable. Es el restaurante Río Coira, muy cerca de la Sé (Catedral), donde repetiremos siempre que vayamos a Lisboa, sobre todo por un arroz caldoso de marisco que quita el sentido. Otro descubrimiento es Pao de Canela, en la plaza de las Flores, un lugar poco transitado por los turistas, donde van los modernos lisboetas a degustar platillos bien elaborados y no abundantes.Además, como está cerca de la Asamblea de la República, puede que coincidáis con algún político portugués, ya que algunos acostumbran a acercarse a este pequeño local para desayunar, almorzar o tomar un brunch. Cómo moverse Los taxis en Lisboa tienen un precio estupendo y hay, como en la capital de España, una alta frecuencia. Se pueden coger en sus paradas y, en algunos casos, dándoles el alto cuando circulan. Son, por tanto, una opción más que interesante para moverse por la ciudad. Los tranvías son, por supuesto, la alternativa más turística, con el atractivo adicional de su encanto vintage . Hace unos años hubiéramos aconsejado sacarse la tarjeta 7 Colinas o la Viagem (menos turística), con las que moverse con libertad por toda Lisboa en buses, metro, eléctricos y elevadores; sobre todo para hacer el recorrido del tranvía 28, entre Chiado y Alfama. Hoy en día esta opción sigue siendo válida, aunque no la de tomar el tranvía 28, ya que la línea se ha masificado hasta el punto de que solamente se puede coger en la Plaza de Martim Moniz después de horas de cola entre turistas que han leído las recomendaciones de un montón de blogs de viaje. Pero en ocasiones no hace falta innovar. Por ello, una visita desde Lisboa a Cascais en invierno es una opción interesante para disfrutar de esta ciudad veraniega en un contexto distinto o, simplemente, acercarse a almorzar un buen pescado o marisco. Ir a Cascais o a Estoril es muy fácil: basta coger el tren en Cais do Sodre, cargando dos billetes sencillos en una tarjeta Viva Viagem (poco más de cuatro euros) y acordarse de validarla en los torniquetes antes de ingresar en el vagón. El viaje dura una media hora y las frecuencias son altas. Nosotros fuimos a almorzar al mercado local de Cascais, donde se ubican distintos puestos de restauración y, en particular, una marisquería muy interesante, plena de locales y alejada de los turistas. Mercados Debo confesar que nos encanta visitar los mercados. Lo consideramos una forma de conocer, por la vía rápida, las costumbres y vicios de los lugares. En los mercados se palpa la vida corriente de las gentes, que tiene mucho que ver con lo que se come y con lo que se bebe en cada ciudad del Mundo. En Lisboa hay una peculiaridad que no encontramos en España. No intentes comprar pescado o marisco si no es a primera hora de la mañana. Lo más probable es que te encuentres cerrados los puestos de las pescaderías en cuanto venden el género, que por lo común es antes de las 11 o las 12 horas. Los lisboetas aman el pescado y tienen la tradición de madrugar para “pescar” el género más fresco que ha llegado de la lonja.Así que si, como nosotros, pretendes comprar pescadito y marisco para la cena de fin de año en Lisboa, o tienes que levantarte temprano, o bien siempre queda la opción de acercarte al Corte Inglés de la capital lusa y en su supermercado encontrarás todo lo que necesites: buey de mar, unas gambitas o unos bogavantes. Por lo demás, los mercados de Lisboa se han ido adaptando a las nuevas costumbres de muchas ciudades europeas y alternan los puestos tradicionales con zonas de restauración. Un ejemplo de ello es el Mercado da Ribeira, donde se venden las buenas conservas nacionales, junto a espacios gastronómicos –eso sí, atestados los fines de semana– donde degustar hamburguesas, cocina asiática y japonesa, platos para veganos, etc. Otro mercado similar, algo menos conocido que el primero, es el Mercado de Campo de Ourique, situado en el barrio da Estrela.

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