Página 31 - Pliegos de Rebotica Nº 110 - Julio/Septiembre 2012

impulso capaz de transformar sus vidas. Viven en contac-
to con la naturaleza, largos paseos por el campo que les
reconforta, dedican mucho tiempo a la lectura y al estu-
dio, al piano y a la composición y Franz irá completan-
do el
Album de un viajero
que será el primer volumen de
los
Años de peregrinaje
.
Nace Blandine, la primera de sus
hijas, pero enterado que en París está triunfando el pia-
nista Thalberg regresa para preparar una serie de concier-
tos que son la apoteosis del éxito, interpreta la transcrip-
ción de la
Sinfonía Fantástica
de Beriloz ante la
fascinación del público. Estos días residen en el campo,
en Nohant, acogidos a la cariñosa hospitalidad de Jorge
Sand. Allí transcribe para el piano las nueve Sinfonías de
Beethoven y parafrasea algunas óperas de las que
Lucia
y
Rigoletto
son brillantes ejemplos.
Viajan a Italia. Su segunda hija, Cósima, nace junto
al lago de Como un 25 de Diciembre. Mientras Franz ter-
mina su
Fantasía quasi Sonata
.
Comienzan los apuros
económicos y se organiza una serie de conciertos. Prime-
ro Milán donde dará varios, después Venecia donde de-
jará a la familia y partirá para Viena donde ofrece diez
audiciones triunfales. Volviendo a Venecia continúan por
Italia para culminar su segundo cuaderno de los
Años de
peregrinaje
que se puede considerar como la introducción
de la literatura en la música. Pero las desavenencias que
han surgido en la pareja no cesan ni con el nacimiento de
su hijo Daniel en Roma, ni después en Florencia donde
Maria partirá para Paris y se sumergirá en ambientes li-
terarios y él marchará a Viena para otra serie de concier-
tos, poniendo fin a siete años de unión que marcaron su
vida. Sus hijos permanecieron en París siempre bajo la
tutela de sus padres.
Aunque con algunas breves composiciones en las que
siempre estuvo preocupado por los problemas de escritu-
ra con innovaciones en el terreno de la armonía que son
el origen de esa asombrosa evolución del cromatismo a
las que varias generaciones de compositores, sobre todo
Wagner, deberán un horizonte completamente nuevo. En
este período destacó sobre todo como virtuoso del piano,
como un intérprete genial.
Después es requerido en Hungría donde se le aclama
como héroe nacional pues su fama como pianista ha re-
corrido el mundo. Allí pasa el invierno y comienza a tra-
bajar en la composición de las
Rapsodias Húngaras
,
in-
fluido por un espíritu nacionalista, bohemio y gitano,
iniciando también un concierto para piano y orquesta, en
los que prefigura las variaciones sinfónicas de César
Frank. Por aquel tiempo vivió un muy breve romance con
la artista sevillana Lola Montes que decía ser de la fami-
lia de Lord Byron en la que ve el espíritu gitano y bohe-
mio y que provocaría en Marie la ruptura definitiva.
Viaja por la Península Ibérica donde recibe numerosas
distinciones y continúa por Alemania, donde le sorpren-
de el ambiente literario de la ciudad de Weimar inmersa
en el halo de gloria que le había proporcionado la estan-
cia allí de escritores como Goethe y Schiller y que mu-
chos habían considerado como cumbre de las letras.
Ya había compuesto
Pequeños poemas
,
su
Sonata
y
la
Sinfonía Fausto
en la que simboliza las inquietudes me-
tafísicas del doctor Fausto y que puede ser la primera se-
rie dodecafónica de toda la historia de la música. Enton-
ces el gran duque de Weimar le ofrece el cargo de maestro
de capilla de aquella corte, con la obligación de residir
en Weimar tres meses al año al menos. Acepta el cargo
en 1842 pues piensa que va a vivir muy centrado y sedi-
mentar sus conocimientos con mayor dedicación a la
composición.
Durante diez años tiene que organizar la vida musi-
cal en aquel condado y dirigir los conciertos y óperas que
se programen, lo que le apasiona porque va a conocer y
presentar nuevas partituras con su personal manera e im-
poner la música de sus colegas favoritos. En ese tiempo
presentó cuarenta y tres óperas comenzando por la
Mar-
ta
de Flotow. Entonces Wagner acude a él pidiendo ayu-
da para poder editar tres óperas que tiene acabadas pero
que su situación financiera no lo permite. A Liszt le fas-
cina la idea pues valora al alemán como a uno de los mú-
sicos del porvenir y le encantó su
Tannhäuser
,
ópera que
había fracasado, y se dispuso a presentarla en Weimar con
todo el interés de que él disponía para ayudar a un ami-
go, sobre todo si se trataba de un músico genial. La re-
presentación resultó un éxito sin precedentes y dejó pre-
parado el camino para el ingreso de Wagner entre los más
grandes. Desde ahora serían dos grandes colegas y con-
fidentes a lo largo de sus vidas.
Viaja por Italia, Rusia, Viena y Budapest donde con-
tinuó con la Rapsodias que considera una epopeya nacio-
nal. Compuso veinte, escalonadas entre 1847 y 1885, evo-
cando los instrumentos de los músicos magiares en una
particularísima técnica pianística. Aquí Liszt se encontra-
ba, como él mismo decía, en la mitad del camino.
P
de Rebotica
LIEGOS
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MÚSICA
Franz Liszt fantaseando al piano (1840), óleo de
Danhauser, encargado por Conrad Graf. El encuentro
imaginado muestra sentados a Alfred de Musset o
Alexandre Dumas (padre), George Sand, Franz Liszt,
Marie d'Agoult; de pie Hector Berlioz o Victor Hugo,
Niccolò Paganini, Gioachino Rossini; un busto de
Beethoven en el piano de cola (un "Graf"), un retrato
de Lord Byron en la pared, una estatua
de Juana de Arco, en el extremo izquierdo.