P
de Rebotica
LIEGOS
28
HISTORIA
El 3 de julio Fernando ordena a su hijo natural Al-
fonso de Aragón, llamado “El Gran Bastardo”, arzobis-
po de Zaragoza y virrey de Aragón que impermeabili-
ce la frontera oriental y controle los movimientos de los
agramonteses de su zona así como cualquier potencial
ayuda de Francia.
El 10 de julio de 1512 hay una preinvasión caste-
llana con la toma de Goizueta. Informado el Católico
por sus espías de las conversaciones de Blois entre los
reyes de Navarra y Luis XII, hace publicar el 17 de ju-
lio una especie de resumen apócrifo del tratado, que aún
no había sido firmado entonces, en el que presenta a
los navarros como cómplices del cismático Luis XII el
cual, en aquellos momentos, estaba preparando un ata-
que contra Castilla y Aragón. De este modo pretendía
asignar a los navarros el papel de potenciales agresores
y añadir argumentos favorables a su designio de inva-
sión, conquista e incorporación del estado navarro. Así,
junto con las bulas que aún no habían llegado, Fernan-
do pretendía cimentar la base legal de la conquista de
un reino cristiano que no le correspondía y cuya neu-
tralidad protestada no respetaba.
El 17 de julio se rompen finalmente las negociacio-
nes diplomáticas en Burgos. Los embajadores navarros
presididos por don Pedro de Navarra se retiran contrista-
dos. La invasión parece ya inminente.
El 18 de julio de ese año se firma por fin el tratado
de amistad de Blois con Luis XII. Se trataba de un acuer-
do de mutua defensa entre Francia y Navarra, aunque su-
pusiera un pacto de neutralidad. En la práctica este acuer-
do, cuando menos imprudente y confuso, resultó ineficaz
para la defensa del reino y puso a sus reyes en mala po-
sición frente al papa Julio II lo que a su vez es aprove-
chado por el Católico.
El 19 de julio el ejército castellano se moviliza des-
de su base en Salvatierra de Álava. En principio parece
dirigirse hacia el norte para penetrar a través de tierras
guipuzcoanas por el País de Labourd (Lapurdi), pero
después vira en redondo e irrumpe en Navarra por la
frontera occidental e inicia la invasión por la Burunda,
la Barranca, Lecumberri y toda la cuenca del Araquil,
territorios afines a los beaumonteses. Al frente de la
fuerza invasora el conde de Lerín seguido de los suyos,
con las enseñas como condestable de Navarra desplega-
das, lo que hizo pensar a los naturales de aquellas tie-
rras que la hueste era navarra y que asistían a un nuevo
conflicto entre banderías.
El rey don Juan dispone la salida de Pamplona de
la reina doña Catalina y de sus hijos en dirección a sus
estados del Béarn. Muere durante el trayecto el infan-
te don Francisco víctima de las fatigas de tan precipi-
tado viaje. El 21 los castellanos acampan en Echarri-
Aranaz y el 22 en Huarte-Araquil. En el desfiladero de
Osquía, junto a Irurzun, se opone al ejército de Alba un
destacamento de 600 roncaleses que es dispersado tras
una nutrida descarga de mosquetería de la infantería
castellana al tiempo que se vieron amenazados por un
movimiento envolvente de la artillería del duque. El ca-
mino queda pues despejado y ello permite al ejército
invasor penetrar por la Cuenca de Pamplona. El rey don
Juan se repliega hacia Lumbier para intentar organizar
la resistencia.
El 20 de julio Luis XII insta a Francisco II de Du-
nois, duque de Longeville, a ayudar a los navarros, pe-
ro los ejércitos franceses están dispersos por Italia y an-
te el rumor creciente de que tropas inglesas y
castellanas se disponían a avanzar por el Labourd (La-
purdi), los generales franceses prefieren hacerse fuertes
en Bayona para desde allí contener la inminentemente
esperada invasión.
El 21 de julio se publican las bulas pontificias
Pas-
tor Ille Caelestis y Etsi ii qui christiani nomine et ti-
tulo gloriantur
.
En la primera, sin nombrarse a Nava-
rra, se advierte a vascos, cántabros y gentes
circunvecinas que se aparten de la alianza con cismá-
ticos bajo pena de excomunión
latae sententiae
.
No era
de mandada publicación en Navarra y llegaría a ma-
nos de Fernando un mes más tarde cuando la invasión
estaba ya muy avanzada. La segunda bula era una sim-
ple admonición de carácter general para quienes se ad-
hirieran a los cismáticos, en particular a todos los con-
trarios a la Santa Liga.
El 24 de julio el ejército castellano cruza el Arga pa-
ra acampar en la Taconera frente a Pamplona desde don-
de intimidan a la capital con sus cañones apuntando las
murallas. El duque de Alba promete respetar la ciudad si
se rinde pues de lo contrario sus tropas se darían al sa-
queo. El 25 de julio, día del señor Santiago, el general
castellano recibe en su campamento a los regidores y ju-
rados de la ciudad que le hacen entrega simbólica de las
llaves de la misma. Una hora más tarde, en medio de gran
estrépito de trompetas y atabales, el duque tomaría pose-
sión de la capital del reino en nombre del rey Católico
quien pasaba a continuación a titularse
depositario de la
Corona de Navarra y reino y del señorío y mando d´él
.
Con la toma de Pamplona era de esperar que el resto del
país cayera fácilmente.
El 29 de julio hay un nuevo intento del rey don Juan
de pactar con los invasores. Ante el temor de caer en
Castillo de Olite (Erri Berri),
residencia y corte de los reyes de Navarra.