Página 22 - Pliegos de Rebotica Nº 110 - Julio/Septiembre 2012

P
de Rebotica
LIEGOS
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los asesinos para ocultar o enmascarar el motivo de
su crimen. Agatha Christie, cómo no, ha echado
mano de impostores con notable frecuencia, pero
éstos aparecen también en obras de otros autores,
como Colin Dexter, por citar sólo otro ejemplo. En
cualquier caso, los impostores de estas novelas son
criminales, en mayor o menor grado, o a veces
víctimas inocentes que en general nos resultan
indiferentes. Sin embargo, existe una en la que el
impostor adquiere el aire de protagonista y además se
hace querer. Josephine Tey creó, con
Brat Farrar
(1949) (
Brat Farrar
)
una extraordinaria historia de
intriga basada en un impostor entrañable.
Un arma homicida
Evidentemente, las armas de fuego, las armas blancas
y los venenos dominan entre los instrumentos
empleados por los asesinos en las novelas de
misterio, pero no son los únicos. Junto a los clásicos
medios de estrangulamiento, medios mucho más
raros, como el bastón de un policía o incluso pelo de
conejo para facilitar un resbalón y caída mortal han
sido utilizados por autores bien conocidos. Encontrar
un caso realmente singular parece tarea difícil y
resulta sorprendente que la búsqueda aporte dos
novelas dignas de compartir este honor: Dorothy
Sayers ofrece el relato más antiguo:
The Nine Tailors
(1934) (
Los nueve sastres
)
al que sigue la novela de
PD James
Unnatural Causes
(1967) (
Muertes poco
naturales
).
Un veneno
Numerosos autores han recurrido al uso de venenos
en sus novelas de misterio, pero quien con toda
seguridad merece una mención destacada es Agatha
Christie, cuya labor al respecto ha sido objeto de
varios libros y cuya
precisión en los usos o en
la descripción de los
efectos de los venenos ha
sido glosada más de una vez en publicaciones
científicas. Es posible destacar, por ejemplo, los
conocimientos sobre formulación farmacéutica e
interacciones farmacológicas que se reflejan en
The
Mysterious Affair at Styles
(1920) (
El misterioso
caso de Styles
)
o la forma ingeniosa de administrar
un tóxico en
Death Comes as the End
(1944) (
La
venganza de Nofret
)
pero cabe imaginar que
muchos estarán de acuerdo en señalar a
The Pale
Horse
(1961) (
El misterio de Pale Horse
)
como la
novela en la que Christie hace gala de la más
extraordinaria imaginación al diseñar una forma de
asesinato absolutamente astuta y compleja, capaz
de ser confundida con una muerte de causa natural.
Que la lectura de esta obra por parte de una
enfermera contribuyera de manera decisiva al
diagnóstico diferencial de una paciente en un
hospital pediátrico inglés no puede verse sino como
un tributo añadido.
Un trabajo forense
El papel que se otorga en las novelas de misterio a
los distintos tipos de investigación forense
(
médica, toxicológica, balística, etc.) es muy
variado y depende en buena parte del tipo de relato
y, por supuesto, de la época en la que transcurre.
Se ha llegado incluso a un extremo en el que, diría
que por desgracia, la investigación forense se ha
convertido en protagonista. Para alguien interesado
en las novelas de misterio de corte clásico, estas
investigaciones no deberían jugar otro papel que el
de soporte y por lo tanto resultaría relativamente
difícil señalar un título en el que destacaran de
modo particular. A mi entender, existe una
excepción:
The Documents in the Case
(1930)
de
Dorothy Sayers y Robert Eustace es una muy
buena novela tanto desde el punto de vista literario
como por la
contribución
de la