P
de Rebotica
LIEGOS
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investigación forense a la elucidación
del caso No sorprende que haya sido
incluso objeto de estudio en por lo
menos una revista científica de
calidad.
Un comienzo
Se dice que los autores de novelas
ponen el máximo empeño en
conseguir un comienzo impactante e
incluso se han celebrado encuestas
entre los lectores sobre este tema, en
las que García Márquez ha ocupado
siempre un lugar muy destacado. En
el caso de las novelas de misterio
algunos autores entran rápidamente a
matar, si se me permite la expresión,
en tanto que otros demoran bastante la eclosión
del crimen. Además, en tiempos recientes, es
frecuente encontrarse con unas primeras páginas
muy floridas en las que el autor parece decidido a
demostrar sus cualidades literarias, luego
constreñidas por las exigencias de la trama. En
cualquier caso, si se trata de señalar un comienzo
de una novela de misterio,
A Judgement in Stone
(1977) (
La mujer de piedra
)
de Ruth Rendell se
lleva la palma: El nombre de la víctima, el del
asesino y el motivo nos son revelados en las dos
primeras líneas, lo que no quita placer alguno a la
lectura del libro.
Un final
Un elemento casi constante en el clásico
whodunit
es el elaborado desenlace donde se nos revela quién
era el asesino, cómo lo hizo y cómo lo descubrió el
detective. Las reuniones de los involucrados en el
crimen organizadas por Poirot o las charadas (en
expresión del inspector Kramer) de Nero Wolfe son
paradigmáticas. En otros casos la revelación es
menos dramática, pero (salvo muy contadas
excepciones) la identificación del culpable no se da
hasta las últimas páginas
del relato. En estas
circunstancias podría
parecer muy difícil destacar
una novela en particular,
pero Josephine Tey nos lo
pone fácil
.
En Miss Pym
Disposes
(1946)
Tey
consigue dar un vuelco
completo a la historia justo
en la última página y media
del libro. De golpe, con
sólo dos palabras, todo el
puzzle queda revuelto y un
nuevo e inquietante tapiz
emerge.
Un crimen en el pasado
No es infrecuente encontrar obras en las que el
detective debe resolver un crimen que tuvo lugar en
un pasado. Tal es el caso, por ejemplo, de las
novelas de Kathy Reichs en las que la heroína, por
razón de su trabajo como antropóloga forense, se
enfrenta casi siempre a casos antiguos, pero la
situación se da también ocasionalmente en otros
autores. Agatha Christie es uno de ellos e incluso
da la impresión de que en sus últimos años el
recurso a un crimen pasado era más bien una
excusa para referirse con añoranza a tiempos que ya
no habrían de volver. No obstante, esta misma
autora nos brinda con
Five Little Pigs
(1943)
(
Cinco cerditos
)
una de sus mejores novelas. En
ella Poirot ha de resolver un crimen que se cometió
16
años atrás y por el que fue condenada una mujer
que murió poco después. Poirot dispone sólo de los
relatos que le proporcionan los otros cinco
personajes involucrados en el crimen y es
precisamente a través del carácter de cada uno de
ellos, reflejado en sus declaraciones, cómo el
detective puede desentrañar, de modo
perfectamente creíble, la clave del misterio.
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