Página 18 - Pliegos de Rebotica Nº 110 - Julio/Septiembre 2012

La Enciclopedia francesa se
erige en abanderada de este
proyecto, en una especie de
ADN de la Ilustración, cuya
alma fue Denis Diderot
(1713-1784)
el cuál, con su
inquietud científica, llegó a
ser una de los que intuyeron
la idea de que las especies
no son estables, algo que
Darwin desarrollaría de
manera irrefutable.
Grandes nombres destacan
con luz propia e
inextinguible ante nuestros ojos
farmacéuticos: Carlos Linneo (1707-1778) y su
clasificación binaria basada en los órganos
sexuales de las plantas, que convierte en eje
central de la nomenclatura de la sistemática
botánica. JeanBaptiste Lamarck (1744-1829)
que en su
Botanique
incluye muchas especies
exóticas y tropicales con la colaboración de los
mejores dibujantes de la época. Antoine Laurent
de Lavoisier (1743-1794) con el que la Química,
basada en la experimentación, alcanza su
madurez. O Edgard Jenner que en 1796 inoculó
a un niño sano viruela procedente de una
ordeñadora de vacas y el niño no padeció la
enfermedad: había sido vacunado. O Samuel
Hahnemann (1755-1843), fundador de la
homeopatía. O John Dalton, nacido en 1766 y en
cuya obra se encuentran por primera vez los
átomos en una forma muy próxima a su
concepción moderna. O Andrés
María Ampère, descubridor de
la unidad de intensidad de las
corrientes eléctricas, el
amperio, así llamado en su
honor.
Voltaire, Rousseau, Goldoni,
Goethe, Beaumarchais, Adam
Smith, Schiller, se suman con
su obra deslumbrante, desde la
literatura o el pensamiento, a
la pléyade de científicos.
Pero al lado de las grandes
figuras cumbres de la Ciencia hay
también nombres más humildes que cabe
reseñar. Por ejemplo, Kart Scheele que era un
modesto farmacéutico sueco que apenas
disponía de instrumental avanzado, pero que
descubrió ocho elementos químicos (cloro, flúor,
manganeso, bario, molibdeno, tungsteno,
nitrógeno y oxígeno) y que en 1750 ideó un
medio de fabricar fósforo en grandes cantidades
lo que convirtió a su país en el principal
fabricante de cerillas. Descubrió también
muchos compuestos útiles, entre ellos el
amoniaco, la glicerina y el ácido tánico y fue el
primero que se dio cuenta de las posibilidades
comerciales del cloro como blanqueador,
descubrimientos que hicieron a otras personas
inmensamente ricas… Pero tenía la mala
costumbre de probar todo aquello con lo que
trabajaba hasta que, en 1786,
a los cuarenta y tres años de edad, lo
encontraron muerto rodeado de una colección de
sustancias químicas tóxicas cualquiera de las
cuales podría haber sido la causa de su
defunción.
Y otro farmacéutico, esta vez inglés, Luke
Howard, es considerado como el padre de la
meteorología moderna al dividir las nubes en los
cuatro grupos básicos de estratos, cúmulos,
cirros y nimbos. (Posteriormente, a Goethe le
entusiasmó tanto este sistema clasificatorio de
nubes que dedicó a Howard cuatro poemas.)
(
Ahora lo hubieran hecho Margarita o José Félix,
y no menos brillantemente, tenedlo por seguro).
Farmacéuticos familiarizados con las escalas de
temperaturas, nosotros no podemos dejar de
citar a Daniel Gabriel Fahrenheit, un constructor
de instrumentos holandés, que consiguió fabricar
un termómetro preciso en 1717, pero que, por
razones desconocidas, lo calibró de manera que
situó la congelación en treinta y dos grados y la
ebullición a los doscientos doce, excentricidad
numérica que llevó a Celsius, astrónomo sueco,
P
de Rebotica
LIEGOS
18
Jorge Washington
Palacio del Hermitage