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de Rebotica de Rebotica
LIEGOS LIEGOS 28
HISTORIA
ta Navarra, se encontra-ba en la Pe-nínsula Ibé-rica rodeada de territorios pertenecien-tes o aliados a la corona de Castilla, desde donde era más vul-nerable, ya que dada la extensión y permeabili-
dad natural de las fronteras era más fácil conducir cual-quier invasión.
La llegada de Felipe I de Habsburgo y su esposa Juana I de Castilla, el 28 de abril de 1506 para asumir el tro-no castellano, obliga a Fernando de Aragón a dejar Cas-tilla para evitar una guerra civil. Primero se retiró a sus estados de Aragón para después dirigirse a Nápoles. Su partida supuso un respiro para los reyes de Navarra y un éxito temporal para su diplomacia al conseguir firmarse con Castilla el 27 de agosto de 1506 el tratado de amis-tad de Tudela de Duero. La prematura muerte de Felipe I a los veintiocho años de edad el 25 de septiembre de 1506 trunca las esperanzas de paz para Navarra. Fernan-do es vuelto a llamar a gobernar a Castilla, en calidad de regente, ante la incapacidad mental de su hija Juana I “la Loca” y la minoría de edad de su nieto el futuro Carlos I. Fernando llegaría a Castilla en agosto de 1507.
La situación interna de Navarra tampoco era mejor. A la crisis económica padecida había que añadir la divi-sión interna del reino entre los banderizos agramonteses y beaumonteses y sus continuas luchas entre sí que ya databan desde principios del siglo XV. A comienzos del siglo XVI los agramonteses se manifestaban partidarios del poder real o legitimistas mientras que los beaumon-teses constituían el partido pro-castellano o mejor pro-fernandino pues su jefe Luis III de Beaumont, segundo conde de Lerín y condestable de Navarra, era cuñado de Fernando el Católico por su matrimonio con su hermanastra Leonor de Aragón, hija natural del rey Juan II de Aragón y de Navarra “el Grande”. El de Lerín, más leal al extranjero Fernando que a sus reyes naturales, había sido premia-do por aquel con el marquesado de Huéscar en el recientemente conquista-do reino de Granada a los reyes nazarí-es. Pero además, en su enfrentamiento constante con los reyes de Navarra, Luis de Beaumont contaba también con la ayuda de Luis XII. Fuertes apoyos frente a una monarquía tan débil.
En diciembre de 1506 se desata un nuevo episodio de la guerra civil entre beaumonteses y legitimistas de mayoría agramontesa. El motivo, la negativa de Luis de Beaumont a entregar la fortaleza de Viana al en-viado del rey don Juan al que hizo apalear y encerrar en el calabozo de su castillo de Larraga. No quieren los reyes de Navarra perdonar la afrenta de su desle-al vasallo y movilizan a su ejército contra él. El mo-mento era propicio pues el condestable no podía con-tar en ese momento con la ayuda de sus aliados ya que el Católico se encontraba en Nápoles y Luis XII im-buido en sus propios asuntos. El entonces regente de Castilla cardenal Cisneros se abstuvo de intervenir.
Hace ahora su aparición en Navarra César Borgia. Era hijo del papa Alejandro VI y cuñado del rey don Juan por su matrimonio con su hermana Carlota de Albret. César venía huido de su prisión castellana de la Mo-ta de Medina del Campo donde fue encerrado tras ser extraditado desde Italia por Gonzalo Fernández de Córdoba “el Gran Capitán”. César, que gozaba de gran prestigio militar como antiguo gonfaloniero de los ejércitos pontificios, es nombrado Capitán Gene-ral de las Armas de Navarra y al punto se dispone a perseguir al conde de Lerín, pero la operación se ma-logra al morir César el 12 de marzo de 1507 en el curso de una emboscada beaumontesa en la Barranca Salada, cerca de la villa de Viana. El revés es pues
importante para el ejército real.
A pesar de este tropiezo, los realis-tas se recuperan y con don Juan al frente de las operaciones militares derrotan finalmente al conde de Le-rín quien perdidas sus plazas y cas-tillos debe partir con varios de los suyos al exilio el 6 de junio de 1507, para morir el 16 de noviem-bre de 1508 en Aranda de Jarque, en el reino de Aragón. Le sucede al frente de su facción su hijo, Luis IV de Beaumont, tercer conde Lerín.
“Retrato de Julio II “el Batallador” (1503 -1513) por Raffaello Sanzio.
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