Page 19 - Pliegos_109

This is a SEO version of Pliegos_109. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »

Burgos, posiblemente la más caóti-ca de tráfico que he conocido en el mundo. Supe luego después, que no se dedicó a mi tierra, sino a uno de los héroes de la independencia fi-lipina, así apellidado, religioso que fue ajusticiado por los penin-sulares. Allí también descubrí que el famoso general insurgente filipi-no, Antonio Luna, de espíritu in-quieto, estudió la carrera de Farmacia

en España. Fue asesinado en Nueva Écija, en una emboscada por orden de otro independentista, Ri-zal,que tiene una estatua en Madrid, junto al Esta-dio Vallehermoso; además de buen escritor y polí-glota, fue médico. Al margen de la política, también quiero recordar a otro ilustre farmacéuti-co filipino (entonces español), buen investigador y profesor de Análisis Químico en Manila, Anacleto del Rosario. Asimismo es preciso destacar que en la Facultad de Farmacia de la UCM, en 1896 leyó su tesis doctoral otro filipino ilustre, Juan Caro Mo-ra. Casi todos eran masones.

Aun hoy en día, persiste en España el dicho de que “Más se perdió en Cuba”; yo diría “Más se perdió en Filipinas”.

Hay que recordar también que por aquellos años las placas de la calle España de Manila, ha-bía perdido hasta la tilde. ¡Qué pena de Espana! Gran parte de la Manila española, había sido destruida por los japoneses y americanos durante la Segunda Guerra Mundial y luego desafortuna-damente reconstruida, desde mi punto de vista ar-quitectónico. El fuerte de Santiago, las viejas ca-sonas y palacios ya casi no existen. Hay sin embargo, una estatua erigida al “médico mexica-no” Balmis (era cirujano y español), que llevó en 1804 la vacuna de la viruela a Filipinas. También pude ver un gran cartel, en bronce, en varios idio-mas que dice que Filipinas fue vendida por Espa-ña a EEUU (con la mediación del Vaticano, esto lo añado yo) por unos cuantos millones de dóla-res. ¡Qué pena! ¡Qué bochorno!

En los alrededores de Manila, abundaban nau-seabundos basureros entremezclados con charcas, cebúes, vías de tren y lujo asiático. Había en todas las tiendas buenas más guardas jurados, con pisto-la y ametralladora, que en Caracas, que ya es decir. Las diferencias entre clases sociales son abismales, aunque todos son muy católicos y pro americanos. La embajada de España en Manila, en aquel en-tonces, era como cualquier piso de clase media en Madrid, lo cual, desde mi punto de vista, demos-traba el interés de nuestros gobiernos por aquellas entrañables tierras.

Visité entusiasmado la Universidad de Santo Tomás, fundada por los españoles en 1611 (la más

a n t i g u a d e Asia). Aún los dominicos ejercen su patro-nazgo. La Facultad de Farma-cia, fundada el 28 de mayo de 1871, comen-zó a impartir una carrera de 5 cursos, fundamentalmente por farmacéuticos de la Marina española, en colabora-ción con los dominicos, fue la quinta de España, tras Madrid, Barcelona, Granada y Santiago. El primer decano fue don Inocencio Ma-drigal. Me enseñó su Facultad de Far-macia la entonces vicedecana y lue-go decana y amiga la Dra. del Castillo, acompañándome entonces mi antiguo alumno el Dr. Pablo Pra-dos. Me embelesé pateando sus au-

las, pasillos y laboratorios. La Dra. del Castillo, que no hablaba español, me obsequió con una magnífica historia de su Facultad de Farmacia re-dactada en inglés, cuya copia he donado a la bi-blioteca de la RANF.

El primer farmacéutico licenciado en Manila (1876) fue León Guerrero, importante botánico y decano de la Facultad de Farmacia. Durante el pe-riodo español hicieron la carrera 164 farmacéuti-cos.

El museo de la Universidad es un orgullo para España. Se lo recomendaría visitar a todos aque-llos que hoy día no quieren ser españoles. Creo que la estupidez se puede curar viajando. Ya lo de-cía Miguel de Cervantes: “Viajar y lo que viajar comporta, es una de las condiciones que permite a los hombres hacerse sabios”. Nueva Vizcaya, Juan Sebastián Elcano, Legazpi y Urdaneta, entre otros, son parte inquebrantable de la gran historia de Es-paña. Entre los “últimos de Filipinas” no podían faltar catalanes.

Por cierto, en ese país, entonces, no me acuer-do el lugar, había una Facultad de Farmacia solo para mujeres, según mis noticias, igual que otra en Arabia. No sé por qué hacen esa distinción si en el resto del mundo el alumnado es mayoritaria-mente y, en algunos países, casi exclusivamente femenino.

La primera mujer farmacéutica filipina, se gra-duó en 1927 y fue la primera decana después de la guerra.

Asistí en la capital a un maravilloso concierto de música clásica, organizado por la embajada ja-ponesa, donde la gran mayoría del público de cla-se alta hablaba correcto español y estaban orgullo-sos de sus raíces. Los de baja extracción social, inglés. También compré en un gigantesco super-mercado, por encargo, salmón canadiense salvaje y otras minucias que nuestros amigos filipinos no

P

de Rebotica de Rebotica

LIEGOS LIEGOS 19

Page 19 - Pliegos_109

This is a SEO version of Pliegos_109. Click here to view full version

« Previous Page Table of Contents Next Page »