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de Rebotica de Rebotica

LIEGOS LIEGOS 13

PREMIOS AEFLA 2011

un par de años una morena dominicana de muy buen ver con la que acabó por contraer nupcias. Ahora vive feliz o al menos eso es lo que él se encarga de ir pregonando, aunque luego vaya usted a saber; de puertas para adentro todos somos muy nuestros.

Se bajó en Mercedarias esquina con Sánchez Carbonell, pero tengo la sensación de que no vive en ninguna de esas dos calles. Cuando se alejaba con paso firme ladeando un poco su cabeza hacia la derecha como si un punto de timidez le impidiera mirar con la altivez que miran las chicas de hoy en día, pude percibir toda la belleza que encierra su figura. Si camináramos juntos yo la sobrepasaría en muy pocos centímetros pero no estaría tan seguro de eso si le diera por usar unos tacones algo más altos de los que habitualmente calza. El camal de sus pantalones azules oscuros era muy amplio y se bamboleaban graciosamente con cada paso y el pelo, castaño y largo, le caía en abundantes bucles sobre una camisa de seda blanca. Se colgaba en bandolera un bolso grande y blanco. Tiene porte y estilo cuando camina. Parece una modelo o una artista de cine.

Acaba de cumplir 38 y es de Toledo. Estudió Filología Hispánica en Madrid y ejerció como profesora auxiliar durante varios años en un instituto de Villarobledo. Todo eso y algunas cosas más, las supe el día que me quedé en la oficina, intencionadamente tarde y pude consultar los archivos de personal. No ha tenido más trabajo que ése y el que ahora tiene en la redacción de la revista en la sección de cultura y ocio, donde Gerardo es el responsable. Yo llevo en deportes toda mi vida y para los pocos años que me quedan ya no cambiaré. Además, el periodismo de cualquier clase dejó de interesarme hace mucho.

Yo sé que Gerardo le ha dicho que vivo solo y eso tal vez haya despertado en ella el interés que me muestra últimamente. Hace varias semanas al pasar ante mi mesa noté que desviaba su mirada

hacia el marco donde coloqué hace tiempo la foto de mis dos nietos. Ya la he retirado. No me gustaría que pudiera pensar que soy tan mayor como para tener familia de tercera generación.

No quisiera confundirme, pero desde que sé que me observa, he notado en ella un mayor esmero en su atuendo y compostura. No sabría decir exactamente en qué consiste, pero tengo la sensación de que se arregla más el cabello,

cambia a menudo de vestuario, se perfuma más, ha elevado la altura de sus tacones y ahora se colorea los labios de una forma que antes no lo hacía. Son más rojos o más brillantes o más luminosos y desde luego son más sugerentes y apetitosos cada día. Cuando pienso en la remota posibilidad de besarlos se me nubla el raciocinio.

Es una pena que su sección de cultura y ocio y la mía de deportes no tengan ni un solo punto en común. De lo contrario, ello me daría pie para intercambiar puntos de vista y a su vez, nos permitiría un mayor acercamiento aunque solo fuera en lo profesional. No voy a negar que a veces me he podido sentir un punto inquieto cuando la he oído compartir intereses laborales con el desaliñado de Gerardo. En ocasiones les he oído reír.

En una ocasión un futbolista famoso casó con una modelo de alta costura. Fue la oportunidad que no quise desaprovechar para hacer un reportaje conjunto. No fue posible; ella consideró que la noticia carecía de relevancia y no me dio para más. Tal vez en el futuro se presenten ocasiones más interesantes.

El momento clave se produjo ayer. Por una vez en mucho tiempo coincidimos los tres en el ascensor; ella, Gerardo y yo. El trayecto desde el sexto al bajo se me hizo excesivamente corto. Su perfume matizaba la atmósfera un poco rancia de aquel pequeño cubículo. Fue a la altura del tercero cuando dirigiéndose a Gerardo, le

dijo: “Señor Ledesma; no es por nada, pero debería esmerarse un poco en su forma de vestir. Aprenda del señor Alcalá que siempre viene impecable” Mientras le decía esto le recolocaba el cuello vuelto de su chaqueta. Luego, cuando salimos, me dijo con un innegable punto de picardía en su mirada: “¿Dónde compra sus corbatas? Aparte de ser elegantísimas tiene usted un gusto exquisito para combinarlas.”

Esta mañana le he dejado a Gerardo una nota sobre su mesa. Se va a quedar de piedra cuando la lea: “La invisibilidad, amigo mío – le he dejado escrito – depende de uno mismo y a ti te queda mucho por aprender. Me temo que serás el eterno invisible. Creo que la historia de una corbata ––añadí–– terminará por

transformarse en un nudo indestructible. Y si no; al tiempo.■”

Laboratorios Cinfa

Segundo Premio

Literatura en prosa

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